Turbador, emotivo y fascinante drama sobre el papel de la mujer en el mundo islámico contado por una de sus víctimas, la directora yemení Khadija Al Salami.
Desde Yemen nos llega una ficción que reivindica el papel de la mujer en un país arcaico y misógino a la vez que nos abre la ventana a un lugar desconocido para la gran mayoría, su cultura y sus tradiciones. Un filme enriquecedor por el conocimiento adquirido pero conmovedor por la historia que nos cuenta y que nos mantiene en un continuo “pero esto, en pleno siglo XXI, ¿cómo es posible?” Pero lo es. Y bien lo sabe su realizadora Khadija Al Salami, la primera cineasta y productora mujer yemení, que vivió en sus propias carnes las atrocidades que narra en esta autobiografía ficcional titulada “10 años y divorciada”.
La joven Nojoom entra en un juzgado y, con tan solo 10 años, ruega al juez poder divorciarse de Faez, un hombre de 30 años. Entonces acompañamos a la pequeña a través del calvario que ha vivido los últimos meses y que le ha llevado a tomar medidas desesperadas. En Yemen no existe una edad mínima para el matrimonio y la vida de una mujer vale menos que la dote que ofrece el pretendiente, pues una vaca da de comer y casar a una hija es una boca menos que alimentar. Todo arreglado entre hombres sin que la opinión de la mujer valga lo más mínimo y tratadas como herramientas de trabajo y placer. A su tan corta edad, Nojoom debe luchar contra una cultura primitiva y heteropatriarcal donde la honra de la familia, que es fácilmente mancillable, lo es todo.
Reivindicación feminista
Cinematográficamente hablando, “10 años y divorciada” es una película muy sencilla, sin artificio ni florituras y con un montaje básico que poco arriesga adquiriendo un aire amateur. A esto se une el empleo de actores no profesionales en aras de darle veracidad. Un recurso muy común en el neorrealismo italiano de los años 40 y efectivo como en la siempre genial “Ladrón de bicicletas” (Vittorio de Sica, 1948) pero que en este filme son demasiado mediocres y que te llega a sacar de la historia al ver claramente que el actor sabe que está frente a una cámara. Sin embargo, a pesar de todas estas carencias técnicas, la historia es tan poderosa y está narrada de una manera tan franca, directa y sentimental por parte de Al Salami, que todos estos hándicaps quedan en un segundo plano a merced del relato y del objetivo final de esta ficción: la reivindicación de los derechos de la mujer en Yemen.
Merece también ser mencionada la templanza, respeto y objetividad con la que se narra la historia a pesar de la implicación personal de la realizadora. En lugar de emplear la visibilidad de la cinta para atacar sin piedad a los culpables directos de la pesadilla que la niña está sufriendo, los perdona y justifica mostrando al verdadero responsable, la sociedad anclada en tradiciones antediluvianas. Una cultura por la que muestra aprecio tanto por ser donde se ha criado como por su riqueza, pero que a su vez rechaza por el desprecio que muestra hacia el papel de la mujer en la sociedad.
¿Es un pseudodocumental?
“10 años y divorciada” no solo muestra cercanía al neorrealismo italiano por el empleo de actores no profesionales. Un montaje que pasa desapercibido a favor de la historia, una fotografía suave, límpida y natural y una historia que por desgracia es la realidad de muchas jóvenes yemeníes en la actualidad son otros atributos que podrían enmarcar la cinta en este estilo. Sin embargo, la riqueza cultural que rezuma la película junto al carácter personal y autobiográfico de la historia la sitúa más cercal del documental moderno. Sin embargo, al tratarse de una ficción, ¿podríamos hablar de un pseudodocumental aunque diste mucho del estilo visual de clásicos como “Holocausto caníbal” (Rugero Deodatto, 1979) o “This is spinal tap” (Rob Reiner, 1984)? Aunque el filme es sin duda un documental enmascarado de ficción (y se vive como tal) mientras que los ejemplos mencionados de pseudodocumental son ficciones disfrazadas de documental, bien podrían entrar todas bajo el mismo pseudónimo.
Sencilla pero efectiva, “10 años y divorciada” nos abre los ojos frente a un problema actual que todos creemos conocer pero del que no vemos más que la punta del iceberg. Su realizadora, ferviente activista por los derechos de la mujer en los países de mayoría islámica, nos cuenta su historia más personal que, a pesar de sus carencias, nos logra transmitir a la perfección.
Frases destacadas:
- Nojoom: “Solo quiero divorciarme.”
- Faez: “Muchacha, levántate y retira los platos.”
- Suegra: “¿No te da vergüenza hacer esperar a tu marido?”
- Amigo de Ali: “Dice el proverbio: Las mujeres traen la vergüenza.”