Mar. Mar 19th, 2024
Una película de Ramón Salazar

Ramón Salazar abandona el cine de masas para darnos una obra de autor que mira con franqueza a los maestros del cine español en “10.000 noches en ninguna parte”

Estar ante algo novedoso

Siempre se cernirá sobre nosotros, como críticos, la eterna duda de si sabremos valorar en su justa medida y si seremos capaces de reconocer que una obra artística es novedosa, que en cierta manera genera vanguardia. por ejemplo, cuando se estrenó en su momento fue todo un descubrimiento visionarArrebato  (Iván Zulueta, 1980). Ramón Salazar  con “10.000 noches en ninguna parte” consigue el mismo efecto en el espectador, la sensación de estar ante alguien con un sello definido y distinto al del cine como fenómeno de masas. Para que el lector se haga una idea, Ramón Salazar juega en la liga de Julio Medem o Víctor Erice y está en las antípodas de otros productos creados por él como «Tres metros sobre el cielo« o «Tengo ganas de ti» , que no deja de ser un cine más de usar y tirar, seamos francos, pero como dice el sabio dicho: «la hipoteca no se paga sola». En este caso Salazar nos brinda imágenes poderosas que te impregnan la retina y la neurona, quedándose como huellas indelebles. Es un cine más personal, de autor.

Una película de Ramón Salazar

Este relato tan atmosférico como lírico nos adentra en el interior de una familia totalmente disfuncional integrada por una madre y sus dos hijos, un chico y una chica. Sus nombres los desconocemos. Su particular historia nos será revelada a través de los ojos del joven. Su vida cotidiana se resume en cuidar de los coches de los demás, porque trabaja en un parking, y de su madre, una mujer  alcohólica, maltratadora y manipuladora. Su única relación social es con su hermana que está tan herida cómo él. Ambos intentan sacar adelante a esa terrible madre. Pero para superar su realidad y poder recordar que ocurrió en la infancia decide huir. Así llega a París donde se encuentra con una amiga de la infancia, que a pesar de ofrecerle ayuda, él no acaba de encontrarse, así que decide llegar un poco más lejos, Berlín. Será en la mítica ciudad alemana donde se encuentre con Claudia, Ana y León, con los que entablará una particular relación que le brindará la posibilidad de reencontrarse consigo mismo y con su pasado.

Del director de 20 centímetros

Mirando a los maestros a la cara

Como un gran artesano va tejiendo poco a poco su narración en la que se mezclan tres historias, realidad y ficción, cálidos deseos y anhelos con la cruda, fría y áspera realidad. Crea con sabiduría y destreza momentos realmente turbios que te acaban perturbando, y los contrapone a los que son mágicos y poéticos. De esta manera el espectador se irá sumergiendo en ese mundo contradictorio como la vida misma. Se irá identificando poco a poco con nuestro particular héroe que lucha desesperadamente por encontrarse y salir a delante. Salazar sabe mirar a los maestros con franqueza y los homenajea abiertamente, como por ejemplo “Cría cuervos” (Carlos Saura, 1976), al usar el tema de Jeanette “¿Por qué te vas?”, e incluso va más allá al rendir homenajes literarios al construir una fábula que esconde el maltrato y otros desórdenes, y que no deja de tener ciertas reminiscencias al universo creado por Lewis Carroll en 1865, nos referimos a “Alicia en el país de las maravillas”.

Jeanette “¿Por qué te vas?
http://youtu.be/74HsEucIF3g

Andrés Gertrúdix es el pilar de este filme

Es ahí donde brilla el reparto femenino de este largometraje. Desde Susi Sánchez (“La voz dormida”) que compone magistralmente a esa particular bruja, a esa madre tan odiosa como maléfica. Lola Dueñas (“Los amantes pasajeros”), por su parte, nos ilumina la pantalla cual hada madrina, que acompaña a nuestro personaje en parte de su viaje ayudándole a intentar volar por su cuenta. Najwa Nimri (“Verbo”) y Paula Medina (“Smile Now Cry Later”), que componen a esas sirenas un tanto particulares, a esas diosas eróticas que le ayudarán a  romper esa crisálida psicológica en la que está envuelto el hijo para que salga y brille en la realidad. Pero Salazar necesitaba enfrentar a ese gran reparto femenino un estupendo actor que diera vida al hijo, y lo ha encontrado en Andrés Gertúdix (La herida o “Silencio en la nieve”). Obtiene un gran rendimiento de su mirada transparente, de su lado más cándido y tierno, que acaba atrapando al espectador de la misma manera que lo conseguía Ana Torrent.

Paula Medina uno de los descubrimientos de este filme

En este bello drama todo está cuidado al milímetro, y un claro ejemplo es el magnífico final que merece esta historia, de sublime narración, donde nuestro particular héroe encuentra la catarsis de su particular drama al ritmo de los bellos y dulces acordes de “The Cinematic Orchestra” acompañada en esta ocasión de la voz quebradiza de Patrick Watson en el tema “To build a home” que aparecía en su larga duración titulado “Ma Fleur”, cuya letra se convierte en toda una declaración de intenciones y en una alegoría manifiesta, “Cause, I built a home for you and me. Until it disappeared from me, from you. And now, it’s time to leave and turn to dust”, que podríamos traducir como “Porque construí esta casa para tí, y para mí. Hasta que desaparezca para mí y para ti. Y ahora, es momento de dejarlo y convertirnos en polvo”. Simplemente esta obra de Ramón Salazar es magnífica.

The Cinematic Orchestra- “To built a home

Frases destacadas de “10.000 noches en ninguna parte”

Claudia: “Es mucho mejor no saber cuánto tiempo te vas a quedar en Berlín, y más en esta casa”
Claudia: “El tabaco es como todo en la vida, al principio no entra”.
Madre: “Hueles a cachorro”.
Amiga de París: “El truco es no parar de correr. Tienes que correr y correr hasta que llegues al otro lado”.
Amiga de París: “No te preocupes que no te voy a soltar”.
Claudia: “Veintisiete tienen que ser como 10.000 noches”
Hijo: “Porque sólo los niños son capaces de hacer de la crueldad un juego sin memoria”.
La hermana: “Tenemos algo que hacer con mamá”.
Claudia: “Las cosas te acaban decepcionando, y todo lo que te parecía increíble se acaba convirtiendo en una mierda”
Amiga de París: “Estoy cansada de existir sólo para ti”.
Hijo: “No sabemos volar, a veces se nos olvida”.

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

3 comentarios en «10.000 noches en ninguna parte»

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