«3 corazones» es el nuevo melodrama del realizador francés Benoit Jacquot. Posee un reparto de lujo, pero su tono irregular nos desconcierta y aborrece.
Jugando a dos bandas
Acudimos a ciegas a ver lo más nuevo de Benoit Jacquot, director de «Adiós a la reina«, entre otras obras. «3 corazones» se nos antoja, a primera vista, como un melodrama intenso centrado en un triángulo amoroso. En el casting encontramos a cuatro estrellas del cine europeo: Benoit Poelvoorde, Charlotte Gainsbourg, Chiara Mastroianni y Catherine Deneuve. En la banda sonora, al maravilloso Bruno Coulais que tanto nos fascinó con las melodías de «Los chicos del coro» (Christophe Barratier, 2004). En definitiva, teníamos una idea preconcebida de lo que íbamos a contemplar. Sin embargo, la primera escena nos desconcertó sobremanera.
Es de noche en un pequeño pueblo de cercanías. Suenan unos oscuros violonchelos. Marc (Benoit Poelvoorde) pierde su tren. Desesperado, entra en un bar. En un plano secuencia, y con la cámara al hombro, vemos como pide un agua y nervioso mira hacia los lados. Nos tememos lo peor. De repente, vislumbra a Sylvie (Charlotte Gainsbourg) y, en seguida, queda prendado de ella. Lo que parecía un thriller psicológico se reconvierte, por un instante, en una comedia romántica al estilo de «Antes del amanecer» (Richard Linklater, 1995). Pero la felicidad se desvanece en un suspiro. Los amantes se separan y por una serie de desventuras no vuelven a reencontrarse hasta muchos años más tarde. Ella es una mujer independiente y fuerte. Él se ha casado con Sophie, quien es, la hermana del personaje de Gainsbourg, (aunque él lo desconoce). El drama está servido.
Un melodrama demasiado cotidiano
En «3 corazones» no veréis ríos de lágrimas ni grandes escenas de amor y sexo. Jacquot explora el género desde otra perspectiva y realiza un experimento, a nuestro parecer, un tanto fallido. Reduce el melodrama a «la nada», a lo cotidiano. Los conflictos morales surgen de pequeños instantes y la culpabilidad creciente del protagonista se ve reflejada en pocos gestos y palabras. Las escenas «pasionales» suceden fuera de cámara y sólo la música de Coulais nos lleva a pensar que la trama va a estallar por algún lado. «3 corazones» no explota aquello más morboso, sensiblón y pasional del melodrama. En su lugar, intenta centrarse en las dudas, los quebraderos de cabeza y la cotidianidad en la que ocurre semejante historia.
Jacquot arriesga tanto con su mecanismo, que la cinta acaba reducida a un sinfín de situaciones normales y corrientes (cumpleaños, cenas con la familia, momentos en el trabajo) que no levantan pasiones ni nos suscitan ningún tipo de emoción. Es más, la excesiva repetición de estas secuencias, nos arranca algún que otro bostezo.
Trio de damas y un cómico sobreactuado
Sin embargo, y dejando el tono de la cinta a parte, en el terreno interpretativo podemos gozar de un trio de damas que quita el hipo: Charlotte Gainsbourg, Chiara Mastroianni y Catherine Deneuve. Cada una de ellas distina, pero todas maravillosas y bellísimas. La hija de Gainsbourg y Birkin aporta frescura, rebeldía y una figura andrógina que suscita misterio. La de Mastroianni y Deneuve (tanto en la ficción como en la vida real) transmite una calidez maternal y hogareña. Su rostro, más amable y anodino, nos revela que Sophie no alberga la pasión que Sylvie sí puede ofrecerle a Marc. Por último tenemos a la gran dama, Catherine Deneuve, bellísima y misteriosa en el pasado, maternal y preciosa en el presente. Una mujer que es mitad Sophie mitad Sylvie. Como es lógico, las tres hacen un trabajo impecable elaborando este retrato femenino trans-generacional, múltiple y variado.
Quien se queda atrás, a nuestro parecer, es Benoit Poelvoorde, un actor que nos ha encantado en su faceta cómica pero que aquí chirría por todos lados. Sus dotes para la comedia son exquisitos, como ya nos demostró en «Asterix en los juegos olímpicos» (Thomas Langmann, Frederic Forestier, 2008) , «Nada que declarar» (Danny Boon, 2010) y en la reciente «El nuevo nuevo testamento» (Jaco Van Dormael, 2015) . Sin embargo, no encontramos esa brillantez en su faceta dramática. Poelvoorde peca de sobreactuación y es incapaz de dar ese tono más seco e íntimo que sí consiguen emitir sus compañeras de reparto. Su Marc tiene planta, pero no tiene fondo.
En definitiva, «3 corazones» es una exploración del género del melodrama. Jacquot se aleja de convencionalismos y pone sobre la mesa una nueva manera de visionar, contar y filmar grandes historias de amor. Desde los personajes, partiendo de lo cotidiano, indagando en la mente enferma y alejándose de lo más carnal. ¿Un resultado un tanto aburrido y tedioso? Ciertamente, pero, para ello existe el cine: para explorar y equivocarse. Para seguir intentándolo y triunfar.
Frases destacadas de «3 corazones»
- Marc: «¿Nos veremos? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Aquí?»
- Sylvie: «Puedo venir a París.»
- Marc: «De acuerdo. ¿El próximo viernes? ¿A las seis? En el jardín de las Tullerías. En la terraza al lado de la fuente. Vale. ¿Mejor nos damos el número?»
- Sylvie: «Estaré.»
- Marc: «¿Por qué es anticuaria? Y no me diga no lo sé…»
- Sophie: «Estudié historia del arte. Era la tienda de mi madre. Mi hermana y yo seguimos.»
- La madre: «¿Conoces a Sylvie?»
- Marc: «No.»
- Marc: «Me gusta ser inspector de hacienda. Es un trabajo alegre. Se conoce a mucha gente. Se entra en su intimidad.»
- La madre: «¿Vive en París y viene aquí los fines de semana? No parece muy práctico…»
- Sophie: (A Sylvie y Marc) «Pero deciros algo, parecéis dos fantasmas.»
- Sylvie: «Sophie es la persona que más me importa. Si se entera, me muero.»