Surtsey Films vuelve a acertar con esta comedia agridulce que cuenta con una pletórica Agnès Jaoui. Ideal para demostrar al mundo que los 50 son los nuevos 30.
Aurore acaba de cumplir los 50 años. Está en el paro; menopáusica y sin pareja. Sin embargo; no se dejará amedrentar por ello: su mejor amiga, un amor de juventud y sus hijas le ayudarán a comprender que no está acabada como persona; ni mucho menos. Aurore aún tiene mucho que ofrecer al mundo.
Jaoui: todo fuerza y vitalidad
Si el verano pasado Surtsey Films hizo su agosto con «Pastel de pera con lavanda«, este año apuesta por la comedia «50 primaveras» para conseguir el mismo objetivo. La verdad; no podría haber elegido mejor. «50 primaveras» tiene todos los assets para agradar al público de mediana edad: una protagonista madura pero vital (y que además tiene el rostro de la conocida Agnès Jaoui), un tono ligero con unas gotas de amargura y una atención especial al fenómeno de la fuerte unión entre mujeres; sean de la generación que sean.
«50 primaveras«, dirigida por Blandine Lenoir (cineasta inédita en nuestro país); acierta en colocar a Agnès Jaoui en su rol principal. También cineasta (su última película es la fantasiosa «Un cuento francés«), Jaoui es conocida como una mujer vital y fuerte; y a su vez, como una persona naif, sincera y cercana. Su estatus le valió un puesto en el jurado oficial del pasado festival de Cannes, y en el país galo, se la considera una de las artistas femeninas más personales y reputadas. En «50 primaveras» encarna a esa Aurore adorable y que todos querríamos tener como mamá, mejor amiga o hija mayor. Despistada, sin ánimo de ofender a nadie, comprensiva y que adora a sus hijas.
Romper los tabús sobre la mujer madura
Sin embargo, la película es valiente al situarnos en un momento crítico en la vida de Aurore y de las mujeres en general: los 50 años. Una edad complicada pues parece que la sociedad quiera enterrar directamente a las personas que llegan a esa meta; esconderlas bajo la alfombra del salón (la película ya se mofa de ello directamente). Es entonces cuando Aurore debe decidir: puede quedarse anclada en el pasado; desempleada y sufriendo el síndrome del nido vacío (mención al maravilloso recurso de las visiones de sus hijas pequeñas) o seguir adelante, auto-convenciéndose de que aún es una mujer atractiva con mucho que ofrecer.
La película también es brava al mostrar de cara (y siempre con tono humorístico, para no estigmatizar el tema), la menopausia; y las situaciones que derivan de ello (el calor repentino; las hormonas disparadas) rescatan de Jaoui esa mirada adolescente, de niña tierna y alocada que una vez fue. Con este filme, Jaoui y Lenoir quieren, entre otras cosas, dejarnos claro que la menopausia es una cosa normal; que debería hablarse y mostrarse y no esconder como un tabú. Que tiene su parte mala, por supuesto; pero que afecta a TODAS las mujeres, así que ambos sexos deberían ser conscientes de lo que supone.
Pequeños (y preciados) detalles cotidianos
Quizás el único reproche de «50 primaveras» es que ese cambio que describimos anteriormente, ese descubrimiento del «aún lo valgo», sea precipitado, mayoritariamente, por un hombre. El trabajo; la familia, las amigas… todo queda en segundo plano cuando aparece el galán y sólo consiguiendo su amor, Aurore se reafirmará como mujer no acabada. Ese remanente romántico es quizás, lo único que le recriminaríamos. (Pese a que ensucie un poco el conjunto; podemos seguir afirmando que el filme se desvive por mostrar a la mujer fuerte, que se salva a ella misma y que, junto a sus aliadas féminas, puede con su vida y su futuro).
El resto está rodado y escrito con elegancia y verdad y todas las actrices se ponen al servicio de una historia llena de guiños y pequeños detalles muy cotidianos; y por ello muy preciados. Destaco las escenas entre Jaoui y su hija pequeña, Lou Roy-Lecollinet (quien estaba perfecta en «Trois souvenirs de ma jeunesse«) que desprenden una ternura innata y representan una relación también poco explorada en el cine; la de una madre con sus hijas ya adultas.
En conclusión, podemos afirmar que Surtsey Films ha vuelto a acertar con «50 primaveras«; filme que expone (incomprensibles) tabús sobre la edad y que hace un bien común para las personas de esta, nuestra sociedad: demuestra a las más jóvenes que los 50 no tienen porqué ser malos, y abre los ojos a las mujeres maduras que no tienen muy claro qué camino seguir: el de su vida o el de su tumba.
Frases destacadas de «50 primaveras»
- Christophe: «Viéndote, vuelven a mi memoria tantos recuerdos…».
- Trabajadora de la oficina de empleo: «Tienes un gran nombre; Aurore Tabort».
- Aurore: «Tabort es el apellido de mi marido; mi nombre real es Aurore Plou».
- Compañera de trabajo de Aurore: «Como usted es blanca, ha descubierto la discriminación con la vejez».
- Mano: «Vas a ser abuela, una yaya».
- Compañera de instituto: «Aurore, ¿y a ti como te va?».
- Aurore: «Tengo dos hijas mayores y voy a ser abuela».