El debut de Sophie Hyde es un drama intimista, galardonado en Berlín, centrado en la transformación física de un transexual y la relación con su hija pequeña.
Destruir, descubrir y reconstruir la identidad
La opera prima de Sophie Hyde llega por fin a nuestras pantallas de la mano de CineBinario Films, para hacernos reflexionar sobre las cuestiones de identidad personal, de género y sexual. Es realmente importante no confundir estos términos ya que cada uno de ellos alude a un aspecto diferente del ser humano. Sin embargo, todos hacen referencia a la construcción del individuo como tal y es aquí dónde reside la tesis de «52 martes«. Cada persona debe, en un momento determinado de su vida, romper con lo establecido, eliminar toda barrera social y cultural y mirarse al espejo sin etiqueta alguna. Con esta observación debe descubrir su verdadero yo, y, a partir de este hallazgo, debe reconstruir una identidad única y real. Es un procedimiento universal y que podríamos resumir como el «encontrarse a uno mismo«. El filme de Sophie Hyde, «52 martes«, reúne y documenta todas y cada una de las partes de este proceso. La trama de la hija se centra en la destrucción primeriza y el hallazgo, mientras que la de la madre lo hace en la confirmación y la reconstrucción. Con una particularidad notable. Después de muchos años, esta ha decidido vivir como un hombre.
«52 martes» parte de una decisión drástica. Una madre de familia adopta una nueva identidad sexual y decide empezar un tratamiento hormonal para convertirse físicamente en lo que siente que es en realidad: un varón. Para evitar causar un trauma a su delicada hija adolescente, establece con ella un pacto por el cual solo pueden verse los martes por la tarde. La transexualidad y los cambios físicos de la madre no representarán un problema para la chica. No obstante, este choque con la verdad la llevará a sumergirse peligrosamente en su propio autodescubrimiento.
Los problemas personales de un «Trans – Parent«
El estreno en salas de «52 martes» resulta ser muy oportuno ya que viene precedido del éxito apabullante de la serie «Transparent» (Jill Soloway, 2014). La ficción televisiva de Jill Soloway, expone, en clave de comedia, una situación similar a la de la película: un «trans-parent» de familia debe lidiar con sus propios problemas para reclamar su identidad mientras se ve obligado a establecer un diálogo abierto con sus hijos con el fin de ayudarles a aceptar su nueva situación. En «52 martes» también encontramos los mismos conflictos que explora la serie. El transexual, obcecado en su proceso de transformación, descuida a los demás, y los hijos buscan refugio en el sexo y las actitudes co-dependientes para aliviar la falta de atención. Sin embargo, «52 martes» lo hace des de un tono mucho más seco, distante, sórdido y dramático que «Transparent«. Si la serie apuesta por la tragicomedia y los personajes simpáticos y cercanos, en el filme, las reacciones de estos nos parecen a veces confusas y perversas.
En ningún caso estoy desvirtuando el filme. Sophie Hyde ha optado por realizar un ejercicio más crudo y punzante que está magníficamente reforzado por dos interpretaciones protagonistas de sobresaliente. La de Del Herbert- Jane, que hace de James y la de Tilda Gobham-Hervey, que hace de la hija de este. Ambos huyen de la empatía pero buscan la verdad del personaje y es más, los dos han crecido en el transcurso del rodaje. Gracias a este, ambos han consolidado su identidad como individuos únicos. (La jovencita se ha convertido en adulta mientras que Del ha afianzado sus ideas referentes a la queer theory y a la negación de la clasificación binaria).
52 días de rodaje y un guión cambiante
El filme de Sophie Hyde también resulta particularmente interesante por el hecho que su estructura y el proceso de rodaje se asemejan de forma fascinante. La historia de la cinta avanza de martes en martes. Del primero hasta el último, el 52, se muestra solamente lo que transcurre semana a semana en aquella tarde que madre e hija pasan juntos. El rodaje también se estructuró de una manera similar. Durante todos los martes de un mismo año, el equipo fue gravando escenas de forma cronológica siguiendo un guión que se escribía casi al momento, de forma improvisada. Esta inmediatez se hace presente de forma evidente en la cinta, convirtiendo «52 martes» en una especie de documento visual, un testimonio vivo que, como «Boyhood» (Richard Linklater, 2014), retrata un proceso de crecimiento y camino hacia la madurez. Aún y haber ciertos giros dramáticos potentes, como el accidente, los malentendidos con el tío (una figura benefactora y demoniaca al mismo tiempo), y el problema con la T, el filme apuesta por la naturalidad, el fluir del paso del tiempo y por las pequeñas anécdotas que resultan ser lo más veraz de la cinta.
En definitiva «52 martes» se configura como un filme necesario e imprescindible para los espectadores interesados en un tema tan sumamente universal como el de encontrarte a ti mismo y sentirte a gusto con tu cuerpo. Y además, es una cinta que explora las relaciones materno-filiales y las vías de escape que las personas encuentran para superar la pérdida y el cambio vital brusco. En conclusión, «52 martes» cuenta dos transiciones des de un ángulo personal y muy autoral. Un verdadero regalo para la vista merecedor de todos sus premios.
Frases destacadas de «52 martes»
- Billie:»¿Por qué grabas tu transición? ¿Tu viaje a los Estados Unidos?»
- James:»Para poder volver. Para ver cosas que no pude ver… los pequeños cambios. Para enseñártelo.»
- Billie: «Estás exactamente igual»
- James: «¿En serio?»
- Billie:»Todo este año trataste de convertirte en un hombre».
- James:»Lo sé».
- Billie:»Dijiste que ibas a tomar testosterona. Dijiste que ibas a tener el pecho de un hombre».
- James:»La cirugía está bien. Pero sin testosterona va a llevar un tiempo«.
- Billie:»Estuve de acuerdo con esto porque pensé que ibas a convertirte en un hombre.»
- James:»Lo era. Lo soy.»
- Billie:»¿Y cuándo cojones es el cambio?»
- James: «No es solo algo físico.»
- Billie: «Nunca termina.»
- James:» No, nunca. Por eso necesito ordenar algunas cosas todavía.»
- Billie: «¿Dónde escuché eso antes? ¿Necesitas otro año? ¿Qué tienes que ordenar?»
- James:» A ti. Tengo que arreglar cosas contigo.»