Llega a nuestras pantallas uno de los documentales de moda en EE.UU. Con nominación al Oscar incluida, explora las carreras de las coristas que intentaron lanzar su carrera en solitario.
En los últimos años ha surgido una corriente de documentales musicales que exploran las carreras de diferentes artistas que han caído en el olvido. Primero fue «Anvil»– que se interesaba por los devenires de una banda de heavy metal canadiense- después «Searching for Sugar man» -la aclamadísima historia de Rodríguez-, y durante el año pasado «A band called death» –redescubrimiento, tras su muerte, de la primera banda de punk de miembros negros-.
En «A 20 pasos de la fama», se aborda la problemática de las coristas, afroamericanas en su mayor parte, cuya ambición les llevó a emprender carreras en solitario que, salvo honrosas excepciones, fracasaron estrepitosamente. En algunos casos por el escaso interés de las discográficas, en otros, por la ceguera que provoca la ambición a la hora de aceptar las limitaciones propias.
Así, el breve plano que muestra una bandada de pájaros serviría como metáfora de esta dificultad de separarse del grupo. También lo haría un inicio en el que aparecen portadas de discos con la cara de los frontmen ocultas para dar protagonismo a las coristas y un cierre que muestra a las mismas acaparando carátulas mientras sus nombres se difuminan. Es en esta ambivalencia donde el discurso de Morgan Neville se torna farragoso y peligrosamente contradictorio.
Mientras en los otros documentales sus directores optaban por una suerte de propósito didáctico musical que terminaba por reivindicar, e incluso lanzar de nuevo las carreras de sus protagonistas, «A 20 pasos de la fama» echa el ancla en la indefinición que supone abogar por perseguir incesantemente un sueño mientras muestra imágenes del fracaso que conlleva.
Frases destacadas de «A 20 pasos de la fama»:
– Bruce Springsteen: «Supongo que, en cierto modo, el trabajo de las coristas sigue estando poco reconocido».
– Merry Clayton: «¿Cómo puedes pedirle a una diva que apague la música?»
– Judith Hill: «El trabajo de corista sirve como trampolín, pero puede fácilmente convertirse en un lastre si no es lo que una quiere hacer».