Mar. Mar 19th, 2024

 “Adios al lenguaje” en 3D, tal y como su autor ideó el filme.

Tras su estreno en salas comerciales (con tan solo tres copias en Madrid y Barcelona) y, por la falta de demanda, proyectada en 2D, hemos tenido que esperar a ciertos eventos para poder ver el último trabajo de Jean-Luc Godard de la manera que él mismo ideó y que se pudo ver en el Festival de Cannes de 2014. Si en el mes de junio la cinta se proyectó en la capital del Estado dentro del joven y valiente certamen Filmadrid, este mes de marzo ha sido el turno de los barceloneses gracias al ciclo de Filmoteca de Catalunya God/Art, realizando la primera sesión en 3D de su historia.

 

El filósofo de las imágenes y de los sonidos

Muchos fueron los que se sorprendieron al conocer la noticia de que Jean-Luc Godard, tras colaborar en la cinta conjunta “3x3D” junto a Peter Greenawey y Edgar Pêra, planeaba dirigir un largometraje mediante el uso del 3D. Una innovación técnica que reivindican ciertas figuras consagradísimas del cine de autor como por ejemplo Wim Wenders, quien entiende su uso en un cine más realista como Todo saldrá bien tiene más sentido que en los blockbusters de ciencia ficción. Muy distinta es la motivación de Godard, el filósofo de las imágenes y de los sonidos, quien se vale de todas sus herramientas para trazar retazos de ideas que se sustentan mediante el artificio cinematográfico. Un hombre que comprende el valor que pueden tener las nuevas tecnologías a la hora de plantear una interacción con sus espectadores. Así pues, acabamos por vivir una experiencia vanguardista en las que se articula las posibilidades que ofrece la muerte y la reformulación del lenguaje cinematográfico

Adieu Au Langage

“Todos los que no tienen imaginación confían en la realidad”

El que seguramente sea el director vivo más influyente del planeta, recorriendo desde el cine en blanco y negro hasta el 3D, dijo en una ocasión que una película debía contener un planteamiento, un nudo y un desenlace, pero no por ello era obligatorio establecerlos en ese orden. Sin duda, esto fue algo que supo apropiarse muy bien Quentin Tarantino, gran admirador de Godard en su faceta formal (en el contenido lo es Howard Hawks), aunque el discípulo teórico de André Bazin lo vilipendiara, o mejor dicho, lo ninguneara (que hace más daño) siempre que le preguntaran por él en alguna entrevista. Precisamente, esto es lo que intenta destruir en sus últimas obras. Ya ni si quiera es necesario que exista un inicio, un desarrollo o un final, Godard quiere practicar un cine que vaya más allá, y que trascienda fuera de las fronteras limitadas por lo plano de una pantalla. Así nace “Adiós al lenguaje”, una película en 3D que no se llevó la Palma de Oro de 204 en Cannes pero sí el Premio del Jurado compartido con “Mommy, el estimable largometraje del jovencísimo Xavier Dolan, quien precisamente guarda una fuerte influencia del octogenario realizador aunque en sus dos últimos filmes empiece a demostrar una clara personalidad propia.

Al principio de la proyección se nos deja bien claro que “todos los que no tienen imaginación confían en la realidad”. El ataque hacia el realismo cinematográfico no puede ser más evidente. Pero no se limita a lo estrictamente ceñido al séptimo arte, Godard va más allá, quiere englobar todas las artes como la pintura o la literatura. El colorido de las imágenes presentadas, algo que ya vimos en otras obras del excrítico de Cahiers como “Elogio del amor” (2001) o “Nuestra música” (2006), resulta del todo irreal, predominando los verdes y los rosas y creando una obra que parece deambular entre el postimpresionismo y el fauvismo de artistas como Monet o Matisse. No es algo puramente estético que durante unos segundos se muestre la textura negra que sobresale de un cuadro, así es el cine de Godard, el cine en 3D que intenta salirse de todos los límites establecidos. Al igual que los pintores de finales del siglo XIX que vieron irrumpida su faceta realista por culpa de la invención de la cámara fotográfica y tuvieron que adaptar su arte a una captación subjetiva de la realidad, Godard se propone renovar el cine, o mejor dicho, romper la distancia que existe en el desarrollo de las demás artes con la cinematográfica.

La superposición de imágenes, rompiendo las bases establecidas de ofrecer una sola imagen al espectador es acompañado también por recitaciones dobles, creando un intercalado a modo de Julio Cortázar en Rayuela, algo característico en Godard desde «Número Dos» (1975) o sus «Histoire(s) de Cinema» (1988-98). Otras constantes de las últimas décadas de su filmografía son de nuevo recuperadas como el collage cinematográfico apropiacionista, su respeto por los grandes de la literatura como Dostoievski o sus reflexiones políticas sobre la guerra desde la IIGM a nuestros días.

Adieu Au Langage HÇloãse Godet Kamel Abdelli 4

La historia narrada, si nos atreviéramos a llamarla así y no una fragmentación donde priman las ideas y el pensamiento explicado en imágenes y sonido intercalados, nos muestra una pareja cuya relación es bastante fallida y ante la imposibilidad de hacerse cargo de un hijo deciden sanar su monotonía de desnudos y caca con la adopción de un perro. Quizás Godard nos haya entregado la más compleja historia acerca de una mujer desnuda, un perro y un hombre que hace caca. Es difícil establecer un análisis de una película tan adelantada a su tiempo con un simple visionado. Pero lo que sí está claro es que se trata, como viene siendo habitual, de una obra de vanguardia. Sus compañeros de los Nouvelle vague no supieron mantenerse en lo alto de la ola, motivo por el cual llegó a despreciar los filmes de Truffaut o de Chabrol por conservadores, sin embargo, él jamás se bajó, siempre ha ido dos pasos por delante. Al fin y al cabo, esta película no se distancia en demasía en su concepción con Al final de la escapada (1960), escenas como la de la pareja viajando en coche así lo evidencian. Al igual que en su ópera prima, se muestra lo que se ve desde el coche en cámara subjetiva, pero en esta ocasión mostrando tan solo el velocímetro y en una imagen bastante pobre, como el que graba con un teléfono móvil. Y es que no deja de ser algo parecido a aquella película u otras de los sesenta, pero las conversaciones que se distancian de la narración estándar se hacen más exageradas y los medios para captar imágenes y sonidos se modernizan (hasta llegar al 3D).

Finalmente obtenemos un producto en la línea de sus anteriores trabajos, aunque este mucho más elegante y armonioso en el aspecto estético y visual que su antecesora “Film Socialisme”, en el que priman los conceptos (las cámaras como ojos) y el montaje (como latido del corazón) como única realidad sobre la falsedad del cine, donde las ideas y reflexiones sobre éste y la vida tienen mucha más importancia que cualquier personaje, y, de hecho, en cierto momento de la película se deja bien claro que Godard los odia.  Si al fin y al cabo y profundizando sobre todas las cuestiones tratadas en la ficción, todas acaban hablando de la vida, el amor y la muerte, ¿qué necesidad hay de articular una historia sobre éstos pudiendo abarcarlos directamente?

 

Frases destacadas:

  • “Todos los que no tienen imaginación confían en la realidad”
  • “Odio a los personajes”    

Tráiler de “Adiós al lenguaje”:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.