Yasemin Şamdereli, la directora de Almanya: bienvenidos a Alemania nació en Dortmund, pero su familia es turca. Tras la Segunda Guerra Mundial Alemania estaba necesitada de una mano de obra que no podía encontrar solo dentro de sus fronteras y promovió la contratación de obreros del sur de Europa para ayudar en su crecimiento económico. Muchos de ellos, al descubrir unas condiciones de vida mejores que en las de su lugar de origen, decidieron quedarse. Cincuenta años más tarde los turcos son una comunidad fuerte en el país germano superando los dos millones de miembros; una comunidad que se enfrenta a los problemas habituales que sufren los inmigrantes pero cuyos miembros de tercera generación son ya Alemanes de pleno derecho. Almanya: bienvenidos a Alemania cuenta la historia de una de estas familias.
Las hermanas Şamdereli (Nesrin Şamdereli colaboró en el guion) no han querido rodar un drama para concienciar a nadie de nada, ni atacan con machete entre los dientes al corazoncito del espectador para que llore con el trágico destino del desarraigado, sino que proponen un tierno, divertido y reflexivo cuento que refleja su infancia entre dos mundos al mismo tiempo que homenajea a su abuelo describiendo el periplo que él y su familia vivieron tras abandonar Turquía y llegar a Alemania.
La historia del abuelo Hüseyin dejando Turquía en busca de una vida mejor se la cuenta, en forma de flashbacks, la prima Canan al pequeño Cenk cuando este tiene un par de desafortunados encontronazos en el colegio por culpa de los cuales empieza a plantearse su identidad nacional. Şamdereli coloca una dolorosa realidad como paisaje y reserva el primer plano para su historia personal, divertida en su primera mitad y más emotiva y en forma de road movie en la segunda. No es una película frívola que se toma a la ligera la emigración y tampoco se le puede achacar inocencia ser poco incisiva porque no era la intención de sus autoras ir más allá de la historia familiar turco-alemana, o pontificar sobre la realidad social de los turcos en Alemania.
Y hablando de pontificar, y ya que estamos en estas fechas, cabe destacar la despreocupada manera con la que las hermanas Şamdereli tratan el choque cultural y religioso. En una secuencia onírica a uno de los jóvenes turcos que viajan a Alemania se le aparece un Cristo siniestro, lleno de sangre, que clava en él unos ojos de un azul eléctrico que le hacen despertar entre gritos. En Catar les recriminaron esa representación de un profeta, y en España juzgaban el pasado día 28 de marzo a Javier Krahe por su cortometraje Cocinar un Cristo. En otras latitudes las cosas son un poco diferentes cuando de tocar cosas intocables se trata.
Almanya resulta familiar al espectador español porque la inmigración al país germano nos tocaba cerca hace cincuenta años y nos vuelve a tocar ahora. La escena donde el abuelo Hüseyin llega a Alemania y se pone a mirar con ojos desorbitados a su alrededor recuerda al clásico Vente para Alemania, Pepe, y hay un par de referencias a España y los inmigrantes españoles (y griegos, e italianos) que nos hermanan un poquito con nuestros vecinos del Mediterráneo. Almanya es una historia amable con un trasfondo complicado que recompensa al espectador que busque una historia simpática en la que se puedan leer entre líneas apuntes a unas realidades que no nos quedan tan lejanas.
Frases destacadas de «Almanya: bienvenidos a Alemania»
Hüseyin: “Os llevaré a todos a Alemania”
Madre turca: “En Alemania solo comen patatas”
Hüseyin: “Hey, Angela: ¿qué problema hay? Tú vienes del este y yo también. Los dos somos del este”
Calificación: 7