Tras su paso por el Festival de Cannes donde se alzó con el premio del Jurado se estrena este título de rabiosa actualidad, que es sin duda, uno de los mejores del año.
Persiguiendo el sueño americano
Andrea Arnold y Xavier Dolan son dos autores que tienen mucho en común, son de los pocos realizadores que han sabido hacer un retrato especial de la juventud. Sirvan como claro ejemplo “Los amores imaginarios” o “Fish tank”. Hay dos elementos comunes que vertebran estas obras: la música y el amor. La aproximación de Dolan es desde una perspectiva más esteticista frente a Arnold que es más realista. Ambos nos muestran a jóvenes que luchan por encontrar su hueco en el mundo. En el caso de Dolan pertenecen a la clase media, navegan contracorriente llevados por la pasión y el deseo en el proceso de la asunción de su sexualidad. Arnold es más radical, busca jóvenes marginales, de barrios obreros, deprimidos, que están en el límite de la exclusión social.
Ahora la inquieta mirada de Arnold abandona los cánones narrativos del movimiento realista abanderado por Ken Loach y la vieja Europa, para trasladarse hasta lo más profundo del midwest estadounidense para hacer un bello, lírico y demoledor retrato de una generación de jóvenes que intentan sobrevivir diariamente. Las recientes elecciones estadounidenses han mostrado la fractura social que existe en Estados Unidos. Arnold viaja al corazón de ese grupo social que ha colocado a Donald Trump en la Presidencia. Esa América iletrada, rural y pobre, que se ha convertido en caldo de cultivo de un nacionalismo a ultranza. Como fuente de inspiración ha tomado el artículo de Ian Urbina publicado en el New York Times en 2007 con título «Door to Door: Long Days, Slim Rewards; For Youths, a Grim Tour on Magazine Crews» [Puerta a puerta: días largos, pocas recompensas; para jóvenes, una desalentadora gira con los equipos de suscripciones de revistas a domicilio]. El largometraje nos cuenta como Star, una adolescente que vive en un barrio marginal, busca comida en los contenedores de los supermercados. Un buen día, harta de su vida cotidiana, decide abandonar su hogar para escaparse con un grupo de jóvenes comerciales, que se dedican a recorrer el medio oeste americano vendiendo suscripciones de revistas a domicilio. Jake se encargará de enseñarle las técnicas de venta. Poco a poco se irá integrando en la pandilla, a la par que surgirá el amor entre ambos.
Todos tenemos un precio
Arnold opta por realizar una particular road movie, para hacer un intenso retrato de la América de Trump, poblada por jóvenes que se integran en un mercado laboral sin derechos, sin seguro médico. Donde la pobreza no entiende de si posees un puesto de trabajo o no. Una clase pobre trabajadora que parece invisible a los ojos del resto de la sociedad. Aun así, Jake y Star tienen un sueño, que el espectador acabará descubriendo al final del filme. Otro tema es hasta dónde estás dispuesto a dar para alcanzarlo. Porque la cruda realidad se impone a los protagonistas. Como en cualquier empresa los trabajadores se verán explotados. Estos harán uso de múltiples triquiñuelas para intentar alcanzar su sueño. A la par que la empresa hará todo lo posible para engancharles literalmente a un modo de vida, supuestamente más libre, porque irónicamente es mucho más esclavizador en todos los sentidos, porque al que rinde menos se le castiga físicamente.
El espectador se verá inmerso en el seno de ese particular grupo de trabajo gracias a la narrativa empleada por Arnold, marcada por unos primerísimos y primeros planos, que dotan de gran intensidad al relato. Invita al espectador a compartir este hermoso y duro viaje con estos grandes personajes que rebosan vida y verosimilitud, gracias al magnífico trabajo de Sasha Lane y Shia LaBeouf. Por eso, podríamos decir que lleva un paso más allá la narrativa de “Fish Tank”. Sigue jugando con los mismos elementos, la música, el realismo, pero fotográficamente se ha vuelto más estética y costumbrista. Busca en la fotografía, con encuadres perfectos, los colores vivos, fuertes, que rebosen esa vida que quiere analizar. En cierta medida es una revisitación del espíritu hippie en el buen sentido, esos personajes que se comen la vida a bocados, que tienen como bandera la libertad, que poseen una mirada dulce, inocente y pura de la realidad, parafraseando la canción que da título a la película.
“American Honey” es un largometraje de imprescindible visionado. Está entre las diez mejores mejores películas de este año que está a punto de acabar, porque es una interesantísima revisitación del Sueño Americano. Dará mucho que hablar porque la veremos en premios como los Globos de Oro o los Oscars, porque es una obra lúcida, cautivadora, honesta y cargada de sentimientos. Sus imágenes cautivadoras nos invitan a viajar al núcleo del verdadero drama estadounidense que nos será revelado al final del largometraje.
Frases destacadas:
- Star: “We are invisible”
- Jake: “It’s a job. It’s a business opportunity. We go door to door selling magazines”
- Krystal: “What’s the rule number one? Don’t be late”
- Star: “Why do you need a gun for anyhow?”
- Jake: “We gotta keep on dreaming”
- Star: “I make my own money and I spend that I like it”
- Jake: “Love is bad for business”
- Star: “Do you have any dreams?”
- Star: “You are not the only wolf”