Max Landis y Nima Nourizadeh unen fuerzas en uno de los filmes más frescos, desenfadados y entrañablemente demenciales del panorama cinematográfico actual.
Poder disfrutar de alguno de los filmes dirigidos por Zack Snyder con la pista de audio comentarios activada resulta una experiencia de lo más fascinante; y es que escuchar al artífice de obras como «Sucker Punch« o «300« justificar muchas de las decisiones tomadas a nivel audiovisual o narrativo alegando simplemente a lo cool o a lo divertido no tiene precio.
Esta tendencia creativa, por mucho que auto proclamados puristas y cinéfilos de tres al cuarto se empeñen en dilapidar, no sólo no está reñida con la capacidad de ofrecer productos con alma y una mayor profundidad de la preconcebida, sino que, en ocasiones, regala al público productos sorprendentemente disfrutables siempre y cuando el espectador sepa desconectar ciertas regiones de su cerebro, liberarse de prejuicios y dejarse abrazar por el espíritu del que, podríamos calificar como —y perdonen la expresión— “cine molón”.
No obstante, cocinar una cinta de estas características que satisfaga las ansias del respetable no es en absoluto sencillo. Por suerte, en contadas ocasiones, los astros se alinean y hacen coincidir en espacio y tiempo a gente como Max Landis —guionista del hit indie superheróico «Chronicle« e hijo del eterno John Landis— y Nima Nourizadeh —quien revolucionó la escena hollywoodiense con esa gloriosa y macarra opera prima titulada «Project X«— para que den a luz películas como «American Ultra«; tan genial y rebosante de pasión y cinefilia como vapuleada injustamente por una crítica internacional a la que parece habérsele olvidado el alma en casa antes de entrar en la sala de proyecciones. Así que, damas y caballeros, abran sus mentes y prepárense para disfrutar de uno de los filmes más frescos, desenfadados y entrañablemente demenciales del panorama cinematográfico actual.
Los primeros compases de «American Ultra» podrían casar a la perfección con los cánones preestablecidos de cualquier drama independiente norteamericano al uso: Una joven y enamorada pareja disfuncional atraviesa una crisis existencial al verse atrapada en un pueblo de mala muerte sin aspiración alguna ni opción a progresar… hasta que, en cuestión de minutos, la gratamente perturbada mente de Max Landis convierte el manido relato en un autentico desmadre en el que, tomando como base un amplio abanico de clichés y arquetipos del cine de espionaje y superagentes al más puro estilo Jason Bourne, la comedia, la acción, y la violencia más lúdica y caer impregnan la narración sin dejar de lado una dulzura inherente a un largometraje que, por mucha sangre, mutilaciones y explosiones que contenga, no deja de girar en torno a una —atípica— historia de amor.
Sin lugar a dudas, y más allá de la detallista, precisa y eficaz dirección de un Nourizadeh que demuestra gran habilidad tanto gestionando secuencias de acción como pasajes más íntimos, y se consagra con su segunda cinta como uno de los realizadores emergentes a seguir con lupa, es la dupla actoral Eisenberg-Stewart la que eleva el encanto latente de «American Ultra« hasta límites insospechados. La labor de ambos intérpretes dando vida a la adorable pareja protagonista de fumetas resulta ampliamente satisfactoria, derrochando una química asombrosa de forma instantánea, heredera de su primer encuentro delante de las cámaras en «Adventureland« que consigue que el pastiche de géneros, referentes e ideas descabelladas propuesto por director y guionista funcione mucho mejor de lo que cabría esperar.
Obviamente, este —menos descerebrado de lo que aparenta— entretenimiento post-veraniego no está exento de diversas fallas y errores que pueden ser completamente perdonados gracias a su desparpajo y honestidad, y genera preguntas cuyas respuestas no son del todo positivas. ¿Nos encontramos ante una película absurda? Si. ¿Abusa de clichés y terrenos comunes para generar comedia y hacer progresar la historia? Sin duda. ¿Su libreto, pese a repleto de encanto, muestra carencias en varios de sus pasajes y parece estar redactado por un escritor hasta arriba de sustancias de dudosa legalidad? Por supuesto. Pero que me aspen si después de los fugaces noventa minutos que dura «American Ultra« no abandonas la sala con una sonrisa de oreja a oreja, fruto a partes iguales de su disimuladamente melosa historia de amor, y de un tono tan chulesco y molón que te hace rejuvenecer progresivamente conforme avanza la proyección.
Frases destacadas de ‘American Ultra’
- Mike Howell: I just killed two people!
Phoebe: That’s awesome.
Mike Howell: They had guns and knives and they were being total dicks!
- Mike Howell: Something very weird is happening to me: I keep killing people! There’s a chance I may be… a robot!
- Mike Howell: I’m going to save my girlfriend!
- Adrian Yates: This guy is a trained killer! We made him! He’s a security risk!