Si con su anterior trabajo titulado La cinta blanca Michael Haneke nos embarcaba en un viaje para conocer cómo se crea un monstruo, en el caso de Amor nos lleva al momento que los espectadores no quieren conocer pero que existe, que se haya escondido entre las cuatro paredes de una habitación de un gran hospital, al momento más vulnerable del ser humano, su senectud, allí nos libera al espectador para que conozca de primera mano y de una forma cruda y descarnada lo indigno que puede llegar a ser ese momento. Lo hará primordialmente de la mano de dos personajes, Anne y Georges, un matrimonio burgués acomodado, que disfrutan de su tercera edad y recogiendo los frutos obtenidos de su buen trabajo a lo largo de la vida. Justo en ese momento, Anne sufre un Ictus que la dejará hemipléjica. De esta manera da comienzo un calvario que sólo puede tener un final.
Haneke a sus 70 años firma una inmensa obra maestra. Una película lúcida e hiperrealista sobre un tema delicado, la enfermedad y la muerte, tema sobre el que recientemente hemos publicado un monográfico. Es un filme austero, desprovisto de cualquier edulcorante, que pudiera facilitar el visionado al espectador. Sin quererlo, una vez sentado en la butaca, secuencia a secuencia, os irá metiendo en la piel de este matrimonio para conocer de primera mano lo indigno que es la muerte. Siempre se fabula sobre su belleza, sobre su idealización. La visión del sabio realizador alemán es un tanto perturbadora, es demoledora, pero es real como la vida misma. Llegando a realizar un tratado sobre el cuidador y el cuidado al enfermo. Se aleja por completo de la visión bienintencionada de la película francesa Intocable. La descripción del bávaro es más dura y rigurosa, pero muy certera.
Su categórica narrativa está desprovista de formalismos, donde impera el silencio, y se convierte en una herramienta narrativa más. Los únicos acordes que podréis escuchar son de carácter diegético, son tres piezas de música clásica de autores como Schubert, Bach y Beethoven. Es un filme absolutamente bergmaniano, en concepto y precepto. Cámara estática, ausencia de movimientos estrambóticos. Siempre tiene claro el punto de vista desde nos narrará la secuencia. Sostiene los planos hasta el límite de lo que el espectador podrá soportar. Donde los planos generales y americanos nos recalcan la soledad de ese matrimonio, y los primeros planos nos describen a la perfección el declive del ser humano. Y la veracidad del relato reside en la multitud de detalles fotografiados de la manera más realista posible por Darius Khondji, que sorprenderá.
Bagatelle, Opus 126 – No. 2- Ludwig van Beethoven
Impromptu, Opus 90 – No. 3-Franz Schubert
Ich ruf’ zu dir, Herr Jesu Christ- J.S. Bach
Con todo lo expuesto más de uno pensará que ni de broma acudirá a verla. Pues en ese caso que sepa que se estará perdiendo una magistral obra de este realizador. Es un film de obligado visionado para todos los profesionales sanitarios, que verán evaluados sus conductas a medida que avanza el visionado. Como hijos, también, no lo dudéis. Es un fiel retrato de la enfermedad neurológica y del síndrome burn-out del cuidador. Os perderéis las magistrales y enternecedoras interpretaciones de Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva y de Isabelle Huppert, que posee un breve papel, pero igual de contundente. En resumidas cuentas, es un largometraje necesario y bello. Este relato sutil y tierno personalmente me conmovió, lloré, pero lo disfruté. Los valientes que acudan al cine podrán ver un acto de amor verdadero.
Frases destacadas:
Eva: ¿Qué puedo hacer por vosotros?
Georges: Hemos pasado por mucho tu madre y yo.
Anne: No vuelvas nunca a llevarme al hospital.
Anne: No te sientas culpable.
Anne: Nadie suele tener ganas de ir a un entierro.
Georges: Está claro que lo tuyo son las sorpresas.
Anne: Tus esfuerzos son conmovedores, pero no puedo ni por ti, ni por mi.
Calificación: 10
Totalmente de acuerdo, yo fuí con miedo a que me deprimiese demasiado y no ha sido así, porque como tu dices el final es todo un acto de amor hacia la otra persona. En realidad es una película muy positiva con todo lo triste que es la situación. Me ha gustado tanto como Argo de Affleck (lo digo porque ambas están nominadas al Oscar, y porque Argo es mi film favorito de los que se estrenaron en españa en el 2012) , aunque reconozco que es mejor que Argo, Haneke es un director con muchas más tablas. Este es un film sin edulcoramientos y sin chorradas, un film verdaderamente reflexivo como se supone que debería ser Intocable, que es una peli que me gustó, pero esta a años luz de la calidad del film de Haneke. En este film no hacen falta adormos para emocionar, ni para ser conmovedor, fantástica verdaderamente fantástica. Yo amo a Bergman, y creo que en efecto hay algo suyo aquí. pero con bastante más dureza, Haneke tiene su propio estilo.