La interesante ópera prima de Sara Gutiérrez Galve «Yo la busco» no solo está disponible en el Atlántida Film Fest sino que se estrena en salas este viernes
¡Jo, qué noche!
Deambulando en Barcelona en esa fina línea que separa una madurez que no llega de una actitud infantil y un sentimiento incompleto, Max se dejará llevar por los grotescos designios de la noche aprendiendo de los demás lo que aun no conoce sobre él mismo. «Yo la busco», cinta que se puedo ver en el D’A o en Málaga, entroncaría a la perfección con otra obras primerizas surgidas de la capital catalana recientemente. Si a raíz del estreno el año pasado de «Júlia Ist» de Elena Martín comentábamos que servía como secuela espiritual de «Las amigas de Àgata» (Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen), en cuanto a que Àgata dejó de lado a sus amigas de instituto para emprender una nueva etapa de su vida como universitaria; en «Yo la busco», seríamos testigos de esta juventud que ya ha terminado sus estudios y que busca su independencia dentro de la ciudad condal. Las tres obras dirigidas por mujeres jóvenes ahondan en su intención de mostrar el cambio psicológico que surge en la juventud cada vez que se olvida una vieja etapa para adentrarse de lleno en una nueva.
El filme de Sara Gutiérrez, a diferencia de los dos filmes anteriormente mentados, intenta concentrarlo todo en 24 horas, abordando sobre todo la noche barcelonesa. El cambio que sufre Max no es paulatino sino que impacta por sorpresa, provocando un cambio de actitud que no rehúye en ningún momento la apatía del espectador. Todo surge a raíz de la relación tóxica que mantiene con su mejor amiga y compañera de piso, una tensión sexual y emocional insana que explota en el momento en el que se sabe que tanto ella como su novio Bruno, se irán a vivir juntos al día siguiente. Max en primera instancia se siente engañado por el ocultamiento manifiesto de Emma, pero el dolor que le provoca la noticia va mucho más allá de la mentira. Este nace de la dificultad que evidencia ante esta inminente separación. Y es a partir de este hecho traumático que surge el delirio nocturno en el que se embarca el protagonista, recorriendo la ciudad desde sus amistades hasta la soledad. Frecuentando discotecas, buscando en mujeres y alcohol una evasión que no llega. Mientras que su cuerpo se preocupa por las nuevas mujeres que aparecen en su vida, en su mente sigue viviendo Emma. El intento forzado por substituir ese vacío le hará recorrerse la ciudad de Drassanes a Horta sin más fin que el de acabar aceptando la derrota, algo inteligentemente mostrado en esa penosa actuación musical de la que se rescata el «yo la busca y no la ecuentro» de La alegría de vivir de Ray Heredia. La totalidad de la noche se entiende en útima instancia como una fábula de su propia vida y preocupaciones, de su huída hacía adelante de un presente maltrecho. Gutiérrez logra introducir elementos naturalistas, pues todas las historias que se viven dentro del filme respiran veracidad y seguramente sean historias ciertas que podrían haber ocurrido en Barcelona, con el tono fílmico de quien realiza un concentrado alegórico con tal de llegar a un punto final que suponga un punto y a parte. Y en ese sentido se encuentra el epílogo de la película, donde se concentra lo mejor y lo peor de Max.
Frases destacadas:
- «Eh tío, dame la libreta. Te lo estoy pidiendo bien»
- «¿Te apetece un Durum?»
- «El baño es para clientes»