Alice Winocour escribe y dirige Augustine un filme que tiene todas las bazas de no estrenarse en nuestro país y convertirse en una película maldita más.
Una historia de mujeres
Augustine (Soko) es una joven francesa de 19 años que trabaja como criada desde los catorce. La acción nos traslada al año 1885, concretamente a París. Una noche sirviendo una gran cena con muchos comensales tiene como una especie de crisis convulsiva y la llevan al hospital Pitié Salpêtrière, convirtiéndose en su conejillo de indias del profesor Jean-Martin Charcot, porque cree que posee todos los síntomas (ptosis palpebral, insensibilidad de un hemicuerpo, etc) de una enfermedad neurológica que afecta sólo a mujeres y se llama histeria ovárica.
La debutante realizadora nos ofrece un trabajo de corte absolutamente clásico, con una fotografía muy elegante, y un buen montaje que hace llevadero su visionado. Desde el punto de vista argumental lo más destacable de este largometraje es el intento de descripción de las relaciones de poder entre médico-paciente, médico-instituciones (Academia de medicina) o hombre-mujer (nivel social y sexual). Unas más conseguidas que otras. Y eso nos lleva al principal problema de esta película, no tiene claro desde dónde narrarnos la acción, porque abre muchos frentes, luego es una propuesta que peca de ambiciosa.
En la primera mitad del largometraje queda patente que Winocour tiene claro que quiere ofrecernos una historia de mujeres y contada desde los ojos de una de ellas. Resulta un tanto innovador la introducción de cómo sienten las mujeres la histeria, la introducción de esas entrevistas en la que nos cuentan como notan que van a tener un ataque. Y todo parece apuntar a que la verdadera protagonista es Augustine. Busca por todos los medios que nos identifiquemos con ella, para que sintamos su ansiedad ante lo desconocido de su enfermedad. Esta parte es posiblemente lo mejor de esta cinta, ya que hay misterio alrededor de la protagonista y sus extraños síntomas, que se refleja en la ambientación gótica y deprimente del hospital mental. Enrocándose muy bien las imágenes con la música de Wojciech Kilar, concretamente del tema “La foto de Mina” pertenecientes originalmente a la banda sonora de Drácula de Coppola.
Wojciech Kilar-La foto de Mina
Un giro argumental que acaba en comercialidad
Pero de repente, gira todo, y trata de que nos identifiquemos con el personaje del profesor Jean-Martin Charcot (Vincent Lindon), eminente neurólogo francés, profesor de anatomía patológica, titular de la cátedra de enfermedades del sistema nervioso, miembro de la Academia de Medicina, que existió en la realidad. Porque lo que le interesa súbitamente es su obsesión por encontrar una solución a esta enfermedad. A lo que suma, la historia de amor, porque acabará sintiendo más cosas por su nueva y espectacular paciente. Ahondando inclusive en las relaciones con las mujeres que le rodean, con lo que incluimos a un personaje que tendría mucho que aportar al desarrollo dramático pero que queda totalmente desdibujado, hablamos de la mujer de Charcot (Chiara Mastroianni).
Así queda totalmente diluido el arco en el que Augustine nos tiene que demostrar que pasa de ser una persona ingenua y llena de miedos, a poseer una personalidad sólida y que juega sus armas de mujer. Su realizadora no acaba de contar bien este viaje que está muy perfectamente interpretado por la cantante francesa Soko. Así el juego de transferencias que tiene lugar en la relación entre Charcot y Augustine no queda claro, y no vemos que exista en algún momento química real entre ambos personajes. Encima Winocour quiere jugar en el terreno de Cronenberg y Un método peligroso. Pero no sólo se precisa de música, hay que tener algo más, como por ejemplo una marcada personalidad, para poder ofrecer sin que te rechinen los dientes un universo mórbido en un ambiente victoriano y ofrecernos algo más que un drama gótico romántico arropado por los bellos temas de la compositora Jocelyn Pook que rebosa aires de comercialidad.
Frases destacadas de Augustine:
Augustine: “You use big words for simple things”.
Charcot: “I have a patient for you. A magnificent patient”.
Augustine: “Will you cure me?”
Charcot: “Augustine has all the symptoms of we call “Ovaric Histery”
Patient: “It always began with a sound”.
Augustine: “You never listen away”.