Disparatada comedia en que los hermanos Coen deambulan a través de los géneros entre la realidad y la ficción
Posmodernidad
Si se puede englobar a los hermanos Coen dentro de un movimiento cinematográfico este sería el de la posmodernidad. Su irrupción en el neo-noir entre finales de los ochenta y principios de los noventa concluyó en un thriller transgresor a medio camino entre el humor negro y la violencia sustentado bajo la afirmación falsa de estar basada en hechos reales llamado “Fargo” (1994). Y sin embargo, Joel y Ethan Coen no se quedaron ahí. Les hemos visto desenvolverse en la comedia con la inclasificable “El gran Lebowsky” (1998) y explorar nuevos géneros como el western en “Valor de ley” (2010) o la comedia dramática que ahonda en la simpatía con la que encara la vida la figura del perdedor en la estimable “A propósito de Llewyn Davis” (2013). No nos extraña pues una propuesta tan ambiciosa como esta “¡Ave, César!”, filme que recién ha abierto el Festival de Berlín y cuya cobertura podéis seguir en nuestra web, donde confluyen todo tipo de posibilidades que el cine clásico le ofrece al sustento argumental de sus películas.
¡Ave, César!, el divertimento de los hermanos Coen
Con un talento natural para ajustarse a diferentes arcos temáticos y espaciales, los directores estadounidenses deciden poner su punto de vista en el pasado para trasladarse a la fábrica de sueños de los años 50. Un tiempo en el que las grandes majors entendían la creación cinematográfica como un gran compendio artesanal que va desde los técnicos al director, pasando por las estrellas, cuyo único fin es lograr un entretenimiento bien remunerado que alimente el negocio. Y dentro de todo este complejo empresarial se ubica la raíz de esta comedia sinfónica que, siguiendo los pasos del encargado de hacer que todo avance, desde el correcto funcionamiento de los rodajes y el montaje a la reubicación de los actores y el cuidado con las sensibilidades religiosas y sociales de la época, supone el pistoletazo de seguida a un alocado tour que desentramará desde el humor los entresijos de un mundo muchos más falso de lo que parece delante de las cámaras una vez se ha gritado “acción”.
Disparate inteligente
El sinsentido se apodera de los diferentes roles que componen este filme. Vemos pues la idiotez de una súper estrella encarnada en George Clooney, el comportamiento zafio y frío de una joven de aspecto angelical y carácter endiablado o la sencillez de un actor de películas del Oeste con problemas para pasar al drama siempre desde una perspectiva humorística. Los Coen desmenuzan el mundo de estos actores desde la simpatía, llevándolos en ocasiones al absurdo, pero apelando al sentido metafórico de sus intenciones. Así pues vemos como se trata de limpiar ante la prensa los escándalos de los famosos o como se sienten los guionistas de la lista negra de la caza de brujas tras saberse perseguidos y ninguneados por sus ideas comunistas tras las políticas emprendidas por MacArthur.
Todo sirve en “¡Ave, César!” como un estudio humorístico del engranaje de un microclima cinematográfico de un tiempo, el reflejo de una manera de entender el mundo de los negocios y las posibilidades que ofrecía el cine como gran apuesta en sus diferentes vertientes comerciales tanto dentro como fuera de los platós y las salas de cine. Y sin embargo, pese a no ser un resultado para nada negativo, la cinta carece de fuerza suficiente como para levantar cierta empatía o entusiasmo en el espectador, quien asiste a un batiburrillo de géneros perfectamente homenajeados y desmenuzados, pero quedándose con la sensación de no haber podido acercarse en todo su esplendor al tema tratado. Como quien sigue desde la lejanía un intento de exprimir ciertos aspectos que pueden resultar interesantes pero que cae en la autocomplacencia de sus creadores. Un divertimento que bien ha sido disfrutado por sus realizadores pero que nos deja un vacío interno que no hicieron sus filmes más recientes.
Frases destacadas:
- Mannix: “Un ejército de técnicos, actores guionistas… están aquí para hacer una historia de Cristo. ¡Ave César! Es nuestro gran estreno del año. Por eso es importante estar seguros de que no ofenderá a ningún norteamericano razonable”.
- DeeAnna: “Mis dos maridos fueron unas canallas. ¿Para qué voy a querer un tercero?”
- Hobie: “Si miras a un extra… nunca sabes lo que está pensando”.
- Baird: “Esos tíos lo descubrieron todo. Está en un libro. El capital. Con k”.
- Mannix: “Baird, sal ahí y sé una estrella”