Soderbergh aparca su carrera cinematográfica para dedicarse al mundo catódico con Behind the candelabra, un filme sobre un personaje tan desconocido como excesivo.
For Lilly and Heather, thanks!!!
Amor a primera vista
Si os nombramos a Wladziu Valentino Liberace, puede que no os diga nada. Pero si os decimos Liberace (Michael Douglas), puede que os diga algo más. Se trata de un pianista de Wisconsin, de ascendencia polaca e italiana, que gozó de una gran fama en Estados Unidos. Su éxito comenzó en la década de los 50. Su acierto fue ir más allá de la figura de pianista y convertirse en un showman, interpretando piezas de música clásica en televisión mezclándolas con monólogos divertidos, haciendo partícipe a la audiencia, jugando con ellos como si estuviéramos en el palio de Siena.
Este artista homosexual vivía en un armario tan grande como era su mansión, y donde tenía relaciones esporádicas con otros hombres. Esto fue así hasta que en1977 Bob Black (Scott Bakula), un amigo de Liberace, conoció a Scott Thorson (Matt Damon) en un bar de ambiente, y posteriormente se lo presentó tras una actuación en vivo en Las Vegas. Hasta este momento este joven vivía humildemente con una familia de acogida en el campo, y su máxima aspiración en la vida era convertirse en veterinario. El amor surgió rápidamente entre ambos y dio lugar a una relación que duró 10 años.
Behind the candelabra: Más allá del biopic
La presentación del personaje es tan brutal como divertida, y el arranque del filme es toda una declaración de intenciones de lo que vamos a ver, con ese tema de Donna Summer llamado “I feel love”, porque Soderbergh busca en primera instancia hacer ante todo un drama romántico, y lo consigue, y nos mete de lleno en esta curiosa historia de amor que tuvo lugar durante la convulsa década de los 80, en la que los norteamericanos consumían compulsivamente como si el mundo se fuera a acabar. Esto se refleja muy bien en el personaje de Liberace. En él todo es un exceso, tanto en lo profesional porque salía a escena con trajes llenos de lamé dorado, plumas de colores, lentejuelas, diamante falsos, pieles y joyas de gran tamaño (anillos y colgantes). Como en lo personal, derrochaba el dinero, compraba coches de lujo, abrigos de visón, etc.
Pero además, tenía una personalidad barroca y un tanto peculiar que le hacía ser una versión moderna del mito de Dorian Gray, obsesionado con la belleza y la eterna juventud, así cobra una especial relevancia el personaje del cirujano plástico, el Dr. Jack Startz, interpretado por Rob Lowe en plena forma, y que posee los momentos más divertidos de la función al interpretar a una suerte de Dr. Frankenstein pero en versión drogota alcohólica. Pero además, lo que le hace más “peligroso” o mejor dicho, dañino, es la tara psicológica que posee con su madre, a la que da vida la magnífica actriz Debbie Reynolds, convirtiéndolo en todo un Edipo barroco.
Con todos estos elementos construye un filme que trasciende el género del biopic, donde brillan sus dos estrellas, Douglas y Damon, que consiguen darle toda la credibilidad del mundo a este drama de dos amantes que viven en un universo endogámico y ciertamente decadente, que acaba por devorarles, pero que además le deja un gran margen a Soderbergh para la crítica social y la comedia. Esto es así gracias, indudablemente, al magnífico guión firmado por Richard LaGravenese, que está basado en el libro autobiográfico escrito por Thorson llamado “Detrás del candelabro: Mi vida con Liberace”.
Frases destacadas Behind the candelabra:
Liberace:” I love get people a good time”.
Liberace: “What’s your dream?”
Liberace: “I create a monster. I gave all that he needs”.
Liberace: “People see, what they wanna see”.
Liberace: “You make me feel so young”.
Frances: “All I need It’s to be near you”.
Scott: “Do everything you want. Old crazy queen!
Liberace: “You can’t have everyting. You can have me or nothing”.
Scott: “I’m too old for you?”.
La peli está entretenida. Hay momentos de risa, pero desde el momento en el que comienza Scott con las operaciones estéticas todo comienza a dar mucho más miedo.
Por eso decía que era una suerte de Dr. Frankenstain y Dorian Gray. Serían las dos claras referencias literarias. Por cierto, no hemos dicho nada del maquillaje, es la bomba.
«Este artista homosexual vivía en un armario tan grande como era su mansión». No podría nunca describirlo mejor en sólo una frase.