Mar. Mar 19th, 2024

Esta biografía será un tremendo éxito porque John Ottman, verdadero artífice del filme, les tocará el corazón y les hará vibrar en la butaca.

Freddie Mercury o Farrokh Bulsara

Los críticos de cine, algunas veces, solemos catalogar las películas como cine de autor o de estudio. La diferencia estriba, en resumidas cuentas, en si el director tiene un papel preponderante y sobre todo si, además, ha escrito el guion. Huelga decir que el autor posee total libertad en todas las decisiones. En el polo opuesto tenemos al inversor que decide todo, el director se somete a sus ideas de lo que debería ser el largometraje final. Entre ambos polos hay una enorme gama de grises, el motivo es que un estudio puede pedir a un autor que haga un filme de estudio, es lo que también denominamos una película de encargo. Un claro ejemplo de ello sería “The Doors”, estupendo biopic de la banda estadounidense firmado por el enfant terrible de Hollywood, Oliver Stone.

Como en la viña del Señor, hay buenos y malos ejemplos dentro de cada tipo. Bohemian Rhapsody” es un claro ejemplo de cine de estudio, donde los productores han tenido claro el tipo de producto que deseaban desde el primer momento, y por el camino han quedado algunas personas involucradas, desde el director firmante Bryan Singer a Sasha Baron Cohen, que haría de líder de la banda. Como críticos debemos de juzgar el resultado final, no las decisiones intermedias. El motivo es que no caben las especulaciones sobre qué nos hubiera gustado haber visto.

Anthony McCarten, es el responsable de dos famosas biografías, nos referimos a “La teoría del todo”, biopic sobre la figura del astrofísico Stephen Hawking, y con la que Eddie Redmayne se alzó con una estatuilla dorada. La segunda es “El instante más oscuro” centrada en la figura del estadista británico Winston Churchill, y por la que Gary Oldman obtuvo su Oscar.  Ahora queda ver si le da la misma suerte a Rami Malek, al interpretar a Freddie Mercury, mítico líder de Queen. En este caso, trabaja sobre una historia original de Peter Morgan, responsable de biografías como “Frost contra Nixon” o “El último rey de Escocia” sobre el dictador ugandés, Idi Amin. Los guionistas parten de la mítica actuación de la banda en el histórico macroconcierto organizado por Bob Geldof y Midge Ure, «Live Aid». Este tuvo lugar el 13 de junio de 1985. Personalmente, no puedo olvidar ese día por varios motivos. Los principales eran que acababa de hacer la Selectividad, y estaba solo en casa con Sarampión. Televisión española lo retransmitió íntegramente. Este se celebraba en dos localidades distintas: el estadio de Wembley en Londres y el John F. Kennedy en Filadelfia. El objetivo era recaudar fondos para los afectados por la hambruna en Etiopía. Por un motivo u otro ese concierto marcó a distintas generaciones de televidentes.

Una biografía a golpe de singles

McCarten y Morgan toman ese trascendental momento para generar una estructura argumental de carácter circular, de tal modo que el espectador regresará y verá al final del largometraje la recreación integra de aquella histórica actuación. Una vez presentada la banda, nos vamos con un flashback al inicio de la relación entre todos los miembros de la banda. A lo largo de dos horas iremos recorriendo la trayectoria de Queen. Bohemian Rhapsody”  al igual que “La teoría del todo” y “El instante más oscuro” poseen el mismo problema, que la el personaje central fagocita todo lo que orbita en rededor. Y en este caso, eso es un grave problema porque teóricamente estamos hablando de una formación integrada por cuatro personajes míticos: Mercury, el vocalista, el guitarrista Brian May, el batería Roger Taylor y bajista John Deacon. Curiosamente, el guionista no deja de resaltar en el plano verbal que eran una familia con sus dimes y diretes, pero en el plano más técnico tenemos sólo la óptica de Freddie. McCarten olvida que eran una banda, parece que todas las geniales ideas procedían de él, el resto queda totalmente desdibujada, y se acaban perdiendo en las excentricidades. De tal forma que enuncian muchos temas como la crítica a la industria discográfica, sus relaciones personales e íntimas con los dos grandes amores de su vida: Mary Austin y Jim Hutton. Sobre todo, con el segundo. De la misma manera, también pasa de puntillas por sus relaciones familiares, su homosexualidad o el SIDA.

Y a pesar de los pesares, el estudio ha sabido reconducir este largometraje, gracias a la gran labor del montador y compositor John Ottman. Como si de un tirachinas se tratase, va tensando poco a poco la goma, canción a canción, para soltarla al final cuando sale la banda a tocar en Wembley y el espectador es lanzado a un mar de emociones y sensaciones que espera y anhela, máxime si ha vivido con anterioridad ese electrizante momento. Ottman astutamente decide centrarse en las canciones, dejando la vida de los integrantes de Queen al margen. Cual abejorro, va de flor en flor extrayendo los acordes más pegadizos o los que van directos al corazón, sin darle la menor tregua al público. Va jugando con las letras de las canciones, de tal forma que puestas de manera cronológica el espectador se asombrará al percatarse de lo autobiográficas que son. Así es como el montador de Bohemian Rhapsody” decide contarnos su biografía. Por ese motivo, es una pena que no se hayan traducido las letras. Es un claro acierto que Ottman decida despersonalizar lo rodado por su compañero de fatigas, Bryan Singer, y rentabilizar el descafeinado material rodado por ambos directores, para trascender cualquier tipo de ejercicio nostálgico y jugar con las emociones que generan las canciones. Habla de un momento de nuestras vidas, de lo que significó para ellos como banda y para Mercurý como individuo, y sobre todo para los que lo vivimos ante el televisor. De tal forma, que hay una comunión extraña entre Ottman, verdadero narrador de la historia, y el espectador en los últimos veinte minutos de metraje. Para ello cuenta con un cómplice, Rami Malek, que a lo largo del filme se va transformando poco a poco, para acabar conectando con el espectador como lo hizo Mercury. De tal forma, que el desenlace es electrizante, potente y, sobre todo, emocionante. Y si acudís a una sala con sonido envolvente, tipo Atom de Cinesa, parece que estás dentro del estadio Wembley Arena. Al final uno llora porque es un cantante que le seguimos recordando, le echamos de menos, dejó un gran vacío en el panorama musical, que nadie ha conseguido reemplazar.

Frases destacadas:

  • Freddie: “Somos una familia, pero todos somos distintos.”
  • Miami Beach: “La suerte sonríe a los valientes.”
  • Freddie: “En este estudio sólo hay espacio para una reina histérica”
  • Freddie: “Somos una familia, y la familia se pelean”
  • Freddie: “Buenas ideas, buenas palabras, buenas acciones. Como tú dices, papa.”

Tráiler oficial de Bohemian Rhapsody”

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.