Una película de terror que desaprovecha sus prometedoras ideas y que cuya falta de imaginación no consigue helarnos la sangre.
¿Sabéis cuando sois conscientes de que vais a ver una película de dudosa calidad con la esperanza de llevaros una sorpresa? Pues bien, eso es más o menos lo que me ha ocurrido con “Cadáver”, la primera producción norteamericana en la dilatada carrera de Diederik Van Rooijen. Protagonizada por Shay Mitchell, «Cadáver» no consigue destacar entre el grueso volumen de estrenos anuales de género debido a su previsibilidad y falta de riesgo.
Un estremecedor exorcismo se vuelve incontrolable, cobrándose la vida de una joven. Meses después, mientras Megan Reed (Shay Mitchell) trabaja en el turno de noche de la morgue, recibe un cadáver desfigurado. Sola y encerrada en los pasillos del sótano, Megan comienza a experimentar espeluznantes visiones, lo que le hace sospechar que el cuerpo que ha recibido está poseído por una despiadada fuerza demoníaca.
Muerta antes de estrenarse
Aunque debemos reconocer que «Cadáver» cuenta con una temible competidora llamada «La autopsia de Jane Doe«(André Øvredal, 2016), con la que guarda más de una similitud, el film en cuestión carece del atractivo formal y la atmósfera opresiva que sí tenía esta última. «Cadáver» cuenta con una ambientación ya de por sí intimidante, donde los oscuros pasillos de la morgue únicamente se iluminan cuando detectan movimiento. Esta idea tan simple y a la vez tan efectiva no consigue aprovecharse tanto como uno desearía, ya son muy contadas las ocasiones en las que se juega con las expectativas del espectador. La mayoría de veces la interesante puesta en escena de Van Rooijen se ve arruinada por un ritmo errático y unas decisiones de montaje bastante cuestionables, llegando incluso a desorientarnos con algún montaje paralelo bastante mal resuelto. Es posible que las decisiones ejecutivas que hayan podido surgir alrededor del resultado final de la película se deban a conflictos creativos en pos de agilizar el relato, ya que a pesar de que el guion intenta hacer hincapié en el trauma de nuestra protagonista, éste se diluye con rapidez y deja menos poso del que seguramente se deseaba.
Reparto en horas bajas
A pesar de que «Cadáver» cuenta con una interpretación más que correcta de su protagonista, el amplio abanico de secundarios que pueblan la cinta se quedan muy atrás, a pesar de que la mayoría del reparto intenta hacer lo que pueden con lo que tienen, como puede ser el caso de Maximillian McNamara, quien se encarga de ser el único alivio cómico de la cinta. Aun así, la mayoría de papeles no pasan de ser meramente funcionales, especialmente como el que respecta a Lisa (Stana Katic), amiga de la protagonista. La única excepción es quizás Kirby Johnson , quien se encarga de dar «vida» a Hannah Grace, el cadáver poseído al cual hace referencia el poco inspirado título original de la cinta: «The possession of Hannah Grace«. Johnson explota (cuando le dejan) sus habilidades como contorsionista dando lugar a las secuencias más desagradables de la película.
«Cadáver» no es ni mucho menos la peor cinta de terror del año, pero no consigue destacar en absolutamente nada. Quizás su único acierto es no haber conservado ni un ápice del título original anglosajón en la traducción española.
Frases destacadas de «Cadáver»:
- Dr. Lewis: «Este trabajo no es para cualquiera.»
- Randy: «Su familia le estaba practicando un exorcismo, algo salió mal… y se murió de repente.»
- Megan: «Creo que cuando te mueres, te mueres. Fin de la historia.»
- Randy: «Si un exorcismo queda incompleto el mal busca otro receptor.»