Mar. Mar 19th, 2024

Este largometraje parece una película más de judíos y juicios contra nazis, pero esconde algo más que el espectador debe descubrir.

Anatomía de un juicio

En 1963, dieciocho años después del fin la Segunda Guerra Mundial, Austria estaba finalizando el proceso de recuperación. Uno de los políticos más famosos de la localidad austriaca de Graz es encarcelado. Se le acusa de haber ocupado el cargo de oficial austríaco de las SS en el Gueto de Vilnius entre 1941 y 1943. Su nombre es Franz Murer, más conocido como «el carnicero de Vilnius». Este respetado y adinerado político se tendrá que someter a un juicio por haber cometido crímenes de lesa humanidad. Un jurado público será el encargado de dictaminar si es culpable o inocente de los cargos que se le imputan.

Los testigos se irán sucediendo, los hay desde lo que le apoyan a los que le quieren ver muerto. Las contradicciones surgirán pronto a medida que fiscal y abogado de la defensa vayan llamando a las personas que tengan que testificar algo relevante. De esta manera, el espectador poco a poco se irá sumergiendo en un mar de incertidumbre. El abogado de la defensa trata en todo momento de desacreditar a los testigos de la acusación como es lógico. Frases como no recuerdo, yo no estuve allí, eso no lo redacté yo, es lamentable que en aquellos años hubiera esa mentalidad, se suceden. A medida que avance el juicio, el director nos va reconstruyendo los acontecimientos vividos en el gueto, solamente en Vilnius mataron a más de 100.000 personas y, además, hace un retrato de la teórica personalidad patológica de este hombre sumamente familiar. En este plano argumental juegan un importante papel dos personajes, los periodistas que cubren este evento. Y el último plano argumental versa sobre el duro retorno a la normalidad, después de haber vivido algo tan extremo Frosch nos muestra la forma en que vencedores y vencidos tienen que volver a una armoniosa conviencia.

Franz Murer: idealista o carnicero

Este filme es de total pertinencia su llegada a la cartelera. Esta cinta versa sobre la memoria. El fiscal y abogado de la causa pondrán a prueba la memoria de los distintos testigos. Christian Frosch le otorga al espectador, que está situado confortablemente en la butaca, el papel de jurado. A medida que todos vayan testificando este se hará una opinión sobre Murer. Además, el director y guionista irá exponiendo los intereses sociales y políticos de la época. Unos tratarán de imponer la ley del olvido, como ocurrió en España. Christian Broda y Richard Hochreiner no querían otro juicio como el caso Eichmann, que tuvo lugar en Tel Aviv en 1960. Aspecto que abordó la realizadora alemana, Margaret Von Trotta, en su filme “Hanna Arendt”. La sociedad y los poderes fácticos tienen en común que quieren dar carpetazo a la historia, pero no lo están en las formas. La sociedad promueve el lema: “ni olvido, ni perdón”.

La mayoría de los actores que integran el reparto de “Caso Murer: El carnicero de Vilnius” son desconocidos para el gran público español. Frosch nos demuestra su gran talento a la hora de dirigir actores. Sus trabajos rozan la excelencia, y hay escenas que dejan al espectador totalmente desarmado al espectador. Serán ellos los que vapuleen la conciencia del espectador, les harán moverse entre la bipolaridad de si era un hombre político más o era un carnicero, y los llevarán poco a poco al sorprendente final.

Frases destacadas:

  • Leon Schmigel: “Estos alemanes hasta el agua le ponen gas.”
  • Leon Schmigel: “Nos enviaron a todos a la muerte porque no tenían otra opción.”
  • Leon Schmigel: “La cárcel es un castigo muy liviano para ese asesino de masas
  • Jacob Kagan: “No puedes cambiar lo que ha pasado. Pero ahora puedes hacer lo correcto
  • Jacob Kagan: “Lo que hagas tú, nos afecta a los demás
  • Richard Hochreiner: “Hay episodios del pasado que es mejor dejar atrás.”

Tráiler oficial de  “Caso Murer: El carnicero de Vilnius”

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

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