Se ha estrenado en varias salas comerciales Centro Histórico, un film coral donde Víctor Erice trabaja junto a Aki Kaurismaki, Manoel de Oliveira y Pedro Costa.
Centro histórico: un film coral
Desde octubre de 1992, en que llegaba a los cines aquel documental sobre el pintor Antonio López (El Sol del Membrillo), no se había podido ver ninguna otra obra de Víctor Erice en salas comerciales. Erice ha sido artífice de dos de las grandes obras de nuestro cine (El Espíritu de la Colmena y El Sur) pero lleva más de dos décadas alejado de la industria, al menos en lo que concierne al circuito comercial. La espera, finalmente, ha terminado y el viernes 20 llegó a varias salas comerciales Centro Histórico, su nueva obra que forma parte de un proyecto coral junto a Aki Kaurismaki, Manoel de Oliveira y Pedro Costa.
Centro Histórico está firmada por cuatro directores de renombre pero aunque deja las huellas personales de cada uno de los cineastas que colaboran, es la participación de Erice en la película la que más interés despierta por múltiples motivos. Con gran respeto a Oliveira (que con 105 años cumplidos sigue rodando), a Kaurismaki y a Costa, es triste que un cineasta tan reputado y especial como Erice no se haya prodigado en nuestro país durante tantos años. No parece buen síntoma. Su obra se ha visto en museos de múltiples países del mundo y algunos festivales pero no en cines, salvo reposiciones de El Sur y El Espíritu de la Colmena en filmotecas y de modo puntual.
Para empezar, hay que aclarar que Centro Histórico es un film coral sobre la ciudad portuguesa de Guimaraes, pero cuenta con realización de cuatro piezas independientes dirigidas por Aki Kaurismaki, Manoel de Oliveira, Pedro Costa y el citado Víctor Erice. Éste último aclaraba en un preestreno exclusivo en la Cineteca de Madrid: «Nunca hablamos entre nosotros sobre lo que íbamos a hacer cada uno. Teníamos total libertad».
Tras decepciones frustradas como El Embrujo de Shangai (proyecto fallido que terminó dirigiendo Fernando Trueba) y tras tantos años sin mostrar su cine en España, la pregunta en el coloquio era obligada: «¿Cierra usted la puerta a volver a hacer películas en nuestro país?». Respuesta: «No la cierro en absoluto. Lo que ocurre es que las cosas que he hecho no entran dentro del metraje convencional. Aparte del metraje y el contenido, mis películas no son fáciles de programar. Es una prueba más de la deriva que ha sufrido la distribución cinematográfica en este país». Entonces, ¿hay realmente esperanza de volver a ver cine de Erice otra vez en el futuro? «Mientras hay vida, dicen que hay esperanza». Pero reponía melancólico y serio: «Sobre El Embujo de Shangai tuve la pretensión de hacer una película de tres horas pero no me lo permitieron».
Vidrios partidos: La planificación y la foto misteriosa
Para Centro Histórico Erice muestra la situación de una fábrica abandonada que llegó a ser el centro neurálgico del motor económico y la industria textil de Portugal. La pieza del cineasta se llama Vidrios partidos y así explicaba su germen: «Al llegar a Guimaraes me llamaba la atención ver a gente en edad laboral, muy silenciosa, que dentro de un bar se quedaban mirando cómo llovía fuera. Para mí eso era la ciudad más que otra cosa. Quería conocer el paisaje industrial devastado de la ciudad, que no me habían mostrado. Empecé a visitar fábricas y encontré la que aparece en la película, que se abrió en 1845».
Cuando le fue encargado el proyecto, Erice conocía Portugal bastante bien pero casualmente no tenía un gran conocimiento de la ciudad de Guimaraes, elegida Capital Europea de la Cultura en 2012 y sobre la que tenía que filmar. «Viajé allí sin ninguna idea preconcebida. Para mí el cine es un medio de conocimiento. El conocimiento de los demás, el conocimiento de uno mismo. No tengo a priori ninguna intención explícita», aclaraba.
¿Qué pretendía mostrar entonces con su pieza Vidrios Partidos? » Sabemos lo que hay detrás de ese paisaje industrial abandonado. Esta fábrica, cerrada hace más de diez años, fue el buque insignia de la industria textil portuguesa durante muchos años y por eso me entrevisté con antiguos obreros que trabajaron allí, que me iban narrando cómo era su vida laboral. Pero no he querido dar una visión estrictamente sociológica».
El film llega ahora a cines pero pudo ser visto en lugares como la Seminci, el Festival de Cine Europeo de Sevilla, la Muestra de cine Europeo de Lanzarote o la Muestra de Cine de Segovia. En alguno de ellos se dijo que Erice fue a Guimaraes, filmó a algunos ex trabajadores de la fábrica y cumplió un trámite. Nada más lejos de la realidad y cualquiera que conoce el perfeccionismo de Erice sabrá que dicha afirmación carece de fundamento. Siempre viaja con su cámara de vídeo y toma imágenes en lugares insólitos, documentándose durante largo tiempo. Él mismo explica, para evitar la confusión: » Detrás de mi película hay un trabajo de casi un año. No me interesaba hacer algo parecido a un reportaje, por cuestión de estilo. Seleccioné a los personajes que me interesaban y luego, todo lo que se dice en la película, está escrito por mí, basándome en sus testimonios».
Es decir, traduciendo el concepto, todos los personajes tuvieron que interpretar de cero todo un guión y aprender a contar de forma natural lo que aparece en el film. «En el caso de algunos lo que cuentan no tiene nada que ver con lo que vivieron. Les cambié la identidad. Algunos hablan con nombre propio y apellidos y esos sí vivieron esa experiencia propia y personal pero otros no».
Si algo llama la atención en los aproximadamente veinte minutos que dura la cinta es la misteriosa fotografía en blanco y negro que sirve como hilo conductor y nexo entre personajes. Los rostros serios de hombres y mujeres, trabajadores humildes, sin perspectivas. «Encontré la fotografía al llegar a la fábrica y me impactó, por eso la incluyo en la película. Pero por desgracia nadie ha sabido decirme en qué fecha fue realizada y eso que he preguntado a muchísima gente. Tampoco nadie parece conocer a las personas que aparecen», explicaba Erice.
Aunque no eran actores, sus participantes en el film le dejaron más que satisfecho en el resultado de la película: «Conocer a estas personas ha sido extraordinario. Son la gente más generosa e inteligente que he conocido. Para mí la gente de Portugal tiene una sensibilidad especial y extraordinaria, como ningún otro país de Europa».
Por cierto, una anécdota que queda para el final y es al mismo tiempo interesante y rocambolesca. En Centro Histórico iba a participar inicialmente junto a los cuatro cineastas citados el francés Godard, todo un maestro, pero que renunció finalmente al proyecto por estar enfrascado en un rodaje en 3D. Manías o curiosidades de los grandes. Y Godard lo es. Pero Erice, que no se nos olvide nunca, también.
Las ciudades que pueden ver en pantalla grande desde el 20 de diciembre Centro Histórico son Barcelona (Cine Verdi), Madrid (Cines Verdi), Mallorca (Cine Ciutat) y Lleida (Funàtic). Además, casi con toda probabilidad se pasará próximamente también en algunos cines de San Sebastián, Pamplona, Valladolid, Sevilla, Gijón y Salamanca. Además, para enero ya se ha confirmado que se añadirán Girona, Valencia, Tenerife y Las Palmas.
Buenos días!
Sabrías informar, por favor, ¿ donde se puede comprar el DVD «Centro Histórico»?
Muchas gracias!
Adriana Cursino