Chaika es una película ambiciosa coproducida por España, Georgia y Rusia, firmada por Miguel Ángel Jiménez que se coloca fuera de lo común en la cinematografía patria. Rodada en Georgia, en ruso con tal descaro que no deberíamos pasarla por alto.
El lado más descarnado de la belleza
Chaika comienza con las palabras que Khrushchev le dedicó a Valentina Tereshkova, primera mujer en alcanzar los cielos y símbolo de todo un género de mujeres socialistas que soñaron con un paraíso igualitario. Al despertar de ese sueño, caído el muro y derrotado el socialismo, una joven se sube al tren que atraviesa su pequeño pueblo, cercano al lugar donde despegan los cohetes, para buscar su propia estrella. Chaika -fabulosamente interpretada por Salome Demuria– es la historia de una prostituta de carguero postsoviético embarazada por cualquier marinero. El descarnado periplo termina en los brazos de un marino enamorado,Asylbek, de unos labios cincelados por la extrema belleza kazaja y el constante mancillo del dinero. EL navegante rescata a Chaika y a su recién nacido y juntos se olvidan de cualquier destino amable refugiándose en un infierno perdido de la estepa kazaja donde el recurso vital más rentable consiste en devolver la chatarra caída de los cohetes espaciales. Y así, años después, ese hijo expósito visita al abuelo paterno a punto de expirar y escuchar entre golpes de nicotina la historia de una madre y una infancia que no recuerda de palabras de un padre ilegítimo y merecido.
Paisajes desolados, violencia sin medida
Chaika tiene muchas lecturas, equivocadas, certeras y peregrinas al mismo tiempo. Cimentadas en una mujer protagonista nacida en la esperanza y víctima de la frustración capitalista, donde hasta la virtud se mide en rublos, que, fuera de toda moral, busca un hueco entre las mantas arrollada por un temporal cruel de nieve, niebla y hombres hambrientos saciados por el vicio, obscenos y quebrados. Aunque en Chaika no exista un protagonista claro, los ejércitos sediciosos de la acracia postsoviética se distinguen por su capacidad para extender su maldad en una tierra miserable, que no ha encontrado sosiego desde que tiene memoria –arrebatada por la vergüenza de considerarse lo que ya no son o por ser consecuentes con lo que ya fueron: Socialistas, comunistas, orgullosos, prostitutas, cosmonautas… -.
La película se relaciona con dramas intensos, miserables y crueles como Los santos Inocentes. Peca de ser tensa en exceso, de socavar nuestra capacidad de soportar el dolor de los personajes y su falta de redención. Pero tiene los mimbres de buena película, de producción cuidada y comprometida. Destaca el gran trabajo de interpretación y dirección artística. Fotografiada con mimo y buen hacer Chaika es un filme de otra galaxia, un rara avis reflexivo y brutal que tiene que encontrar su hueco. Tal vez no sean las pantallas españolas donde logre el éxito que se merece, dado el panorama festivo y efectista que nos asedia.
Frase destacada de Chaika
Asylbek: ¿De qué te sirve ser padre si no tienes mujer?
Nota de Chaika: 8.8