Mar. Mar 19th, 2024
Gaspar Noe presenta en Sitges su nuevo trabajo titulado Climax

«Las alegrías, los éxtasis -los constructivos y los destructivos-, actúan como antídoto de la nada»

Gaspar Noe

Fotograma de la película Climax

La brillantez y lucidez de Gaspar Noe es sólo comparable a su capacidad de provocación. Este realizador argentino lleva el género musical al Siglo XXI. Si el gran coreógrafo Bob Fosse siguiera entre nosotros, alabaría el talento y le haría una gran reverencia. “Climax” es puro arte cinemático, por eso le dieron en Cannes el premio Art Cinema Award. Es dinámica, virtuosa, demoledora, rebelde y contundente en su discurso. Lo llamativo es que Noe ha superado el medio siglo de vida y nos ofrece un juvenil largometraje lleno de vida, donde eros y tanatos se dan la mano en esta básica y lisérgica propuesta. El filme arranca con una singular escena donde la pureza del blanco contrasta con lo narrado, una mujer joven que sangra se revuelca en la nieve de dolor, mientras la inquieta cámara nos da una perspectiva inusual de la escena. Todo al ritmo de «Trois Gymnopedies» de Gary Numan. De esta manera sienta las bases de lo que el espectador podrá ver a partir de los sucintos títulos de crédito. El primer acto posee un formato de entrevista. De una manera sintética y dinámica Noe nos va presentando a todos los personajes y se adentra en sus principales motivaciones vitales. Lo curioso es que estamos viendo una pantalla de televisión, a su derecha tenemos una columna de películas (“Posesión”, “Salo”, “Suspiria”, entre otras) y a la izquierda tenemos otra de libros que versan sobre cine y homosexualidad. A estos tres elementos: bailarines, cine y literatura, suma un tercero, un hecho real acontecido en Francia en 1996 para construir su particular propuesta. Así nos adentramos en el segundo acto del largometraje. Una noche, un grupo de jóvenes se juntan para hacer una fiesta. Bailan, sudan y beben sangría. Lo que no saben es que uno de los invitados ha puesto LSD en la bebida. Así da comienzo la madre de las fiestas. Noe se erige en todo un Maestro de Ceremonias y nos ofrece una sesión musical donde escucharemos los principales temazos de los 90’s como «Supernature» de Cerrone, «Born to be alive» de Patrick Hernandez, «Pump up the volumen» de M/A/R/R/S o el mítico «French Kiss» de Lil Louise. Con ellos nos llevará a lo más alto de esta montaña rusa emocional.  Esa solución de continuidad que nos ofrece en el plano sonoro se ve reflejada en el narrativo con unos magníficos y elaborados planos secuencia donde el espectador disfrutará de espectaculares coreografías, y las muestra con el mismo talento del gran Bob Fosse. La virtuosa cámara de Noe se mueve para dotar de ritmo la secuencia y ofrecernos planos de gran belleza visual y cargados de originalidad. Poco a poco nos adentramos en el tercer acto del filme, y “Climax” se convierte en un auténtico descenso a los infiernos. Si hasta el momento nos había contado el lado positivo de las drogas, aquí da comienzo la gran bajona, porque la fiesta se convierte en un auténtico mal viaje, como lo definió nuestro compañero Pablo Luján desde su presentación en Sitges. La sesión continua, aunque el tempo y el ritmo de los temazos cambia. El score luminoso se torna barroco, los reiterativos y agobiantes bits se hacen los reyes de la noche. El espectador podrá escuchar «Rollin’ & Scratichin’» de Daft Punk, «Electron» de Wild Planet  o el mítico «Tainted Love» de Soft Cell versionado por Non Stop Ecstatic Dancing. Aquí es donde la película se introduce en el género del terror. El ser humano se disocia en el plano cognitivo totalmente y una vez despersonalizado se deja llevar por los más bajos instintos, es capaz de hacer las peores cosas. Ahí surge el horror máximo. El filme deja de ser para todos los públicos. El cinéfilo debe demostrar su gallardía para acompañar a Noe en este mal viaje, y prometemos que no todos lo soportan. Un espectador se mareó en pleno visionado. Los magníficos planos secuencia se suceden, las decisiones tomadas por el realizador argentino se tornan orgánicas y dan un sentido pleno a esta triste historia de un grupo de jóvenes que tan sólo querían disfrutar de la vida, pero siempre hay uno que es incapaz de disfrutar de manera colectiva, y acaba imponiendo sus intereses sobre el grupo, aunque eso signifique destrozarlo por puro egoísmo, por el mero hecho de destacar o simplemente porque se aburre. A ritmo de los Rolling Stones, Noe acabará despidiendo al espectador para mostrar las consecuencias de esa fiesta, y la letra adquiere un particular sentido. Dice la letra: «Angie ¿Cuándo desaparecerán todas esas nubes oscuras? ¿A dónde nos llevará desde aquí? Sin amor en nuestras almas». Noe rechaza contarnos lo que les pasará, pero con la letra de la canción nos abre esos interrogantes, mientras en el plano visual regresamos a la escena de apertura creando un brillante, original, lúcido y espectacular filme de estructura circular.

Tráiler oficial de “Climax”

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

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