«Coherence» la película ganadora del Premio al Mejor Guión en Sitges y Mejor Película en otros festivales fantásticos como FANT de Bilbao y Amsterdam se estrena por fin.
El hombre siempre mirando al cielo
Desde que el mundo es mundo, el hombre siempre ha mirado a los astros y ha sentido cómo éstos influían en su comportamiento y fisiología, como por ejemplo: el incremento de índice de nacimientos, aumento de cuadros depresivos o el acrecentamiento de número de suicidios. En un lugar cualquiera, un grupo de amigos se reúne para cenar. Hugh y Beth son los anfitriones. La comida y el vino están en la mesa, todos disfrutan de la velada. Hablan de lo divino y lo humano, mientras se preparan para ver pasar al cometa Miller. Poco a poco cada uno irá contando la manera en que diversos cometas como el caído en Tunguska o el Halley han afectado a la humanidad. Lo que no saben es cómo les afectará a ellos.
James Ward Byrkit firma esta obra maestra incontestable de la ciencia-ficción, que pone su foco de atención en el multiverso, también conocido como universos cuánticos o realidades alternativas. Un tema que está abandonando el marco disciplinar para adentrarse en la cultura de masas. Cada vez es más fácil encontrarlo dentro del marco de la literatura fantástica, o de series de animación como “Futurama” (Matt Groening, 1999), donde podréis disfrutar de un curioso capítulo titulado “La paracaja de Farnsworth” que es otra joya argumentalmente hablando. Lejos de ponerse pedante o pomposo, Ward Byrkit construye un relato lleno de dinamismo y tensión al más puro estilo de un capítulo cualquiera de las míticas series «Tales of the Unexpected» (Roald Dahl, 1979) o “En los límites de la realidad” (Rod Serling, 1959).
Lo importante para Ward Byrkit radica en qué y cómo se cuenta, y no los estrafalarios efectos especiales digitales de última generación. Construye un magnífico thriller fantástico. Apuesta por hacer un guion sólido, sin fisuras, porque no queda nada al azar, no hay cabos sueltos, a pesar de haber sido construido como un juego de rol, los diálogos son improvisados por los actores, pero las acciones venían determinadas por Byrkit y Alex Manugian.
La curiosidad mató al gato…
El director, sabiamente, elige un punto de vista desde donde narrarnos las aventuras nocturnas de este grupo de amigos al que será fiel en todo momento. Desde el primer plano queda patente que todo lo veremos a través de la óptica de Em, magistralmente interpretada por Emily Baldoni, y no la abandonaremos hasta los títulos de crédito finales. Los que teman estar ante un relato abstruso se equivocan. Eso sí, exige del espectador un poco de atención, porque va sembrando de pequeñas pistas para guiarle hasta su inesperado y lógico desenlace.
Como toda gran obra de ciencia-ficción, posee su punto filosófico: lo verdaderamente importante es descubrir de qué está hecha la naturaleza humana. ¿Nos conocemos realmente a nosotros mismos? ¿Conocemos realmente a nuestros amigos? Porque tomamos copas, cenamos juntos, nos reímos y charlamos con ellos, pero… ¿serán capaces de sorprendernos para mal o bien? ¿Qué intereses reales poseen nuestros amigos? Algunos de estos interrogantes también se dejaban traslucir en el guion de Matt Groening pero desde una vertiente más cómica. Dicen que la curiosidad mató al gato, y suele ser cierto. La curiosidad es el motor de ambas tramas. Tanto en “La paracaja de Farnsworth” como en “Coherence” habrá un personaje decidido a abrir la caja. Esta simple decisión de Turanga Leela y Mike, respectivamente, les llevará a entrar en una cierta locura colectiva, en una lucha individual por definirse y volver a encontrar su hábitat ideal.
También podremos conocer la personalidad de Em, a través de su árbol de toma de decisiones, que irá dibujando su carácter dotándola de identidad. Poco a poco, iremos descubriendo que lo importante no es el grupo sino el individuo y lo que es capaz para sobrevivir en un medio que no le sea hostil. De esta manera, poco a poco se irá desvelando el objetivo final de Em que es totalmente congruente con sus acciones a lo largo del metraje. Lucha por lo que quiere y lo hará hasta las últimas consecuencias. Es curioso que el propio realizador defina su película como “una película de auto-cine, pero sin situaciones ridículas”, y es totalmente certero. Es un filme de bajo presupuesto, sin artificios, que en su simplicidad radica su perfección. Logra que sus defectos se conviertan en virtudes, así esa atmósfera casi teatral se convertirá en un cubículo en el que Em acabará por sentirse asfixiada. Su realización impecable consigue que la narración carecezca de momentos ilógicos o incongruentes, por eso al final uno sale de la sala sabiendo perfectamente lo que le han contado. Me puedo imaginar perfectamente a Groening rendido ante el talento de Ward Byrkit y aplaudiendo a rabiar tras el visionado de “Coherence”.
Frases destacadas de “Coherence”
- Kevin: “Sí, tenemos que hablar, si pudiésemos hablar”
- Em: “No puedo. Necesito pensarlo un poco más porque… No quiero equivocarme”
- Mike: “Laurie, ¿a qué te dedicas?”
- Hugh: “Por la vida que sí llevamos”
- Mike: “Hay barras luminosas azules, rojas y verdes”
- Mike: “Llevaros unas barras luminosas para poder identificar vuestros cuerpos”
- Em: “Estamos enganchados a los móviles y a Internet”
- Em: “¿Qué es esa caja?”
- Laurie: “¿Cómo sabemos si somos realmente nosotros?”
- Laurie: “La decoherencia cuántica asegura que los distintos resultados no interaccionan entre ellos”
- Hugh: “Seis veces tres son cinco millones trecientos ochenta ochocientas cuarenta y ocho posibles variables. Así que esta es la variable”
- Em: “No quiero quedarme atascada aquí”