El caso de la “French Connection” es el punto central de una película que se ha quedado en menos de lo que pretendía ser en realidad.
Un conflicto bien reflejado
“Conexión Marsella” nos sitúa en la ciudad francesa del mismo nombre en 1975. En ella, Pierre Michel (Jean Dujardin), un joven magistrado con esposa e hijas, es ascendido como jefe de la lucha contra el crimen organizado. Su misión será meter entre rejas a Gaëtan Zampa (Gilles Lellouche), jefe de la organización mafiosa “French Connection”, que exporta grandes cantidades de heroína a todo el mundo. Para acabar con él Pierre no dudará en emplear métodos poco ortodoxos si es necesario.
El tráfico de heroína es el punto de conflicto entre el juez Michel y el narcotraficante Zampa. Michel quiere cogerle a toda costa, aunque eso le suponga utilizar métodos extremos, provocar enfrentamientos con sus superiores o incluso problemas en su matrimonio. Todas estas cuestiones están bien tratadas aunque sin duda, el gran acierto de “Conexión Marsella” es el realismo y la profundidad con la que se trata que se hace de todo lo relacionado con la droga. Muestra con detalle cómo se fabrica, así como los lugares desde los que se distribuye, las reuniones del grupo traficante o el clásico “topo” dentro de la organización. En este contexto recuerda a “Scarface: El precio del poder” (Brian de Palma, 1983), o la serie “Sin tetas no hay paraíso”, en su versión española.
Una pareja protagonista solvente
Jean Dujardin sorprendió a todo el mundo con su interpretación en “The Artist” (Michel Hazanavicius, 2011), por la que ganó el Oscar al mejor actor. Desde ese momento cayó en un segundo plano, sin alcanzar la notoriedad de antaño. De la misma manera que Brian de Palma nos recuperó a Al Pacino, esta “Conexión Marsella” parece ser el perfecto largometraje para devolver a este actor al esplendor de aquella época. Dujardin no llega al nivel del actor italoamericano, pero realiza de todos modos un papel solvente, acercándose al actor que descubrimos en “The Artist”.
Del mismo modo, Gilles Lellouche realiza una interpretación a la altura de Dujardin. Si hay algo que se echa de menos en “Conexión Marsella” es que hay muy pocas escenas juntos, aunque se puede decir que se ve una buena química entre ellos. Recientemente se ha visto un ejemplo de esto en “Ahora o nunca” (María Ripoll, 2015), siendo obviamente dos ejemplos de largometrajes completamente opuestos.
También hay que comentar que el trabajo realizado por los actores secundarios no acaba de funcionar, porque no aportan a la historia todo lo que tienen que aportar. Si a esto le sumamos que al metraje le sobran unos 20 minutos, el resultado se ve sin duda afectado.
Así pues, “Conexión Marsella” es un largometraje interesante con algunos detalles que llamarán la atención del espectador y un dúo protagonista que hace un buen trabajo, aunque no sobresaliente. A pesar de esto último y del buen tratamiento que hace del mundo de la droga, no deja de ser una película sencilla que ha intentado jugar a ser algo más grande, pero que al final se ha quedado en mucho menos de lo que pretendía.
Frases destacadas:
- Lucien: “No hay nada contra él. Ni una palabra. Ni un testigo”
- Zampa: “Espero que no nos volvamos a ver”
- Pierre: “¿Esto por quien lo dice? ¿Por mí o por usted?”
- Pierre: “A veces la suerte no interviene”
- Pierre: “Vamos a mandarle un recado a Zampa”. Hay que aguarle la fiesta”
- Jacqueline: “Zampa, Zampa. Solo hablas de él. Estás obsesionado”
- Da Costa: “Si hablo, estoy muerto”