Mar. Mar 19th, 2024

A Contracorriente Films nos trae un documental (producido por Johnny Depp) con un Shane McGowan que hará las delicias de los fans (y no tan fans) del líder del grupo que revolucionó la música tradicional irlandesa a escala global: The Pogues.

La mirada de un documentalista con bagaje musical

El director de «La mugre y la furia« ha vuelto al terreno de la música punk acompañado del líder de The Pogues junto a caras bastante conocidas en la industria musical, entre ellas la de Nick CaveJohnny Depp o Bono. El director británico Julien Temple («Pandaemonium»«Glastonbury«, «Ibiza: the Silent Movie») es un habitual en este tipo de montajes musicales, tanto en cine como televisión. Ha sabido (sin moralismos) llegar a la audiencia, reflejar con acierto la cara más desconocida de los artistas y tratar temas de índole pública sin juzgar en ningún momento, como ocurre en «Crock of Gold: Bebiendo con Shane McGowan» Gracias a unos excesos por los cuales se ganó la fama de Santo Bebedor y kamikaze autodestructivo como la salvedad de la rutina artística.

El marcado acento por el (inimitable) carismático McGowan, cuyas memorias se publicaron en 2001. Además de (regalar) palabras  a sus seres queridos. Todos nos podemos identificar con ese bebedor innato (ya desde los cuatro años) gracias a su tía irlandesa, la cual debe su fama. La cual debe haber sido la única influencia ya que en declaraciones de McGowan ni la Sagrada Biblia, ni el chocolate dejaron poso en él. El alcohol, el tabaco, las drogas de diseño – anunciaron una muerte prematura que jamás llegó – siguen estando vigentes en la vida del artista de Pembury hasta hoy.

Sin ir más lejos, la mejor baza que Temple nos ofrece en «Crock of Gold: Bebiendo con Shane McGowan« son esas piezas (esencialmente) cortas, satíricamente bien animadas. Episodios festivo-cómicos (alucinógenos en alguna ocasión) sobre algunas de las anécdotas personales menos conocidos de la vida personal de McGowan como ya hizo con el grupo Sex Pistols (los cuales aún se arrepienten de haberse visto caracterizados como dibujos animados) en su debut como director: «The Rock ‘n’ Roll Swindle«. Una serie de secuencias diametralmente equivalentes a las declaraciones de su autor en el pasado festival de San Sebastián, solapado con un repertorio léxico lleno de obscenidades que llenan de amor (y ternura) al oyente. Entonces es cuando el espectador llega a entender ese mundo interior tan particular como los excesos del propio McGowan.

Icono sexual y simpático bebedor

Un icono contracultural para los jóvenes británicos que nacieron durante la segunda mitad de los años cincuenta y el resto de los sesenta. Su modesta actitud en pro de reivindicar los derechos de la IRA, su falta de escrúpulos, su liderazgo al mando de uno de los grupos que marcaron la década de los ochenta le pusieron en el punto de mira de las instituciones políticas. Haciendo las delicias de groupies de medio mundo por su carisma musical, hormonas herederas de las de Elvis Presley y The Beatles, a pesar de no poseer una «cara bonita» (como él mismo declara). Iconoclasta único en su especie. Tal y como muestran las imágenes del documental Crock of Gold

La cinta no tiene ni un momento de desperdicio, todo (hasta ese pequeño idilio con el ácido y su primer acercamiento a la muerte) tiene cabida . Sin mencionar las escenas animadas, la historia tiene un ritmo endiabladamente punk y investigación en profundidad sobre los excesos personales de McGowan que le mantendrá pegado a la butaca durante las más de dos horas de duración en las que tiene cabida el metraje.

En definitiva, un llamamiento a las salas para los acérrimos de la buena música (y del cine documental también) que busquen como ver a personalidades como el propio Depp hablando con McGowan como si no hubiera cámaras de por medio no tiene desperdicio alguno.

Frases destacadas:

Shane McGowan: Me daba cigarros, chocolate y alcohol y, cuando estaba borracho, me enseñaba el Evangelio.”

Trailer de «Crock of Gold: Bebiendo con Shane McGowan»

Por Eduardo F. Gómez

Graduado en Comunicación Audiovisual. Contador de historias y amante de los sintes electrónicos a partes iguales. Considero que las sonrisas no deberían de tener límite alguno.

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