«Deadpool 2» es la perfecta continuación de la anterior, ampliando el universo del mutante y apostando por el LOL multirrefencial y metalingüistico.
No haré, en esta crítica, una mención al argumento más allá de que «Deadpool 2», como buena secuela aporta nuevos personajes y nuevos marcos de referencia a un ya de por sí plagado Universo Superheróico Cinematográfico. No es necesario para disfrutar de la propuesta de David Leitch, visionar la de Tim Miller, a pesar de las similitudes y su buen resultado. Lo importante en el nuevo paradigma del blockbuster es el goce estético y el descojone autoconsciente, y «Deadpool 2» es sublime en eso. Es absurdo analizar este tipo de productos desde la perspectiva clásica de la crítica y del análisis formal, porque su misión es llevarnos a lo que fue el cine en sus inicios: Un espectáculo de feria para los sentidos. Y ahí es donde hay que entrar.
Wade Wilson o Deadpool, o lo que es lo mismo, Ryan Reynolds que ha sabido configurar el personaje a su medida haciéndolo totalmente suyo, necesitará ahora formar un nuevo equipo, X-Force, ante la doble amenaza de Cable, un tipo vestido del futuro cuál cyborg Terminator y un chaval adolescente que descubre que sus poderes mutantes le pueden servir para cargarse a un grupo de acogida que abusaba de menores. Ya está. Esa es la linea que nos va a llevar a suministrar la excusa para el LOL y la molonidad. A partir de aquí, cada escena, cada secuencia, cada frase de diálogo, cada plano está al servicio del disfrute. Eso es algo que Marvel, en sus dos vertientes, la del MCU y la del Universo Mutante, ha entendido de manera genial, mucho más con este Deadpool que con la trilogía de los X-Men; y saber sacarle todo el jugo posible a una manera de entender el cine como esta es muy complicado. No todo lo que tiene como fin epatar lo consigue, pero Leitch, famoso también por «John Wick« o «Atómica«, que juegan en esa liga, conoce perfectamente el modus operandi.
Pese a que los chistes bestias, sexuales, irreverentes, el torture-porn, las hostias como panes y la ironía autoconsciente están presentes en cada elemento de «Deadpool 2», Leitch sabe dosificarlas y meterlas cuando toca, sabiendo adaptar cada momento a lo que necesita la escena para sorprendernos con el punch que se necesita para que el espectador se sorprenda del resultado. Este largometraje sería la versión sofisticada y bien entendida de lo que es hacer una parodia del cine de superhéroes, inmersa dentro del contexto narrativo y del mismo universo. Algo que hasta ahora era patrimonio del cómic con personajes como Deadpool, Lobo (de DC) o la Liga de la Justicia Internacional.
Así que con esta «Deadpool 2» no se planteen nada. Entren al cine cargados con su cubo extragrande de palomitas, siéntense en la butaca de la sala elegida y déjense llevar por la Molonidad y por el LOL perpetuo en dos horas del mejor blockbuster. Y no entiendan esto como una crítica negativa. Al contrario. Este es el cine que crea afición, que llena las salas, que nos hace disfrutar de la compañía con la que hemos ido y que luego comentamos al salir. El que revisamos cuando estamos un domingo aplatanados en el sofá, el que recordamos cuando somos mayores. El que nos mola.
Frases Destacadas:
- Deadpool: «Controla tu odio Thanos«
- Cable: «No eres un superhéroe, eres un puto payaso vestido como una muñeca hinchable«
- Deadpool:» La suerte no es un superpoder y no queda bien en pantalla«