Documental construido con material de archivo que enfrenta a Diego contra Maradona en su etapa en Nápoles
En una escena del documental «Maradona por Kusturica» (Emir Kusturica, 2008), Manu Chao le canta al futbolista argentino una de sus canciones incluidas en el álbum La Radiolina, «La vida Tómbola». Una de las estrofas versa de tal manera «Si yo fuera Maradona, frente a cualquier porquería, nunca me equivocaría». La película de Asif Kapadia parece querer desmentir esta afirmación. Lo hace porque el título, «Diego Maradona», presenta una dicotonomía sumida en una batalla irreversible. Diego contra Maradona. Si Manu Chao fuera Diego, nunca se equivocaría, pero Maradona estaba abocado a la destrucción desde su nacimiento
Diego Vs Maradona
Asif Kapadia, conocido por documentales como «Amy» (2015) o «Senna» (2010), sigue la estela de estos dos últimos en su nuevo largometraje presentado en el pasado festival de Cannes. Lo hace configurando la casi totalidad del metraje a partir de imágenes de archivo y grabaciones caseras del objeto de estudio de su documental. En este caso, su película aborda la figura de un personaje que presenta dos personalidades muy distintas. Por un lado tenemos a Diego, un joven tímido nacido en uno de los ambientes rurales más humildes de Argentina. El más pequeño de una familia numerosa que gracias a su talento futbolístico obtiene la posibilidad de sacar a sus seres queridos de la pobreza. Por otro lado está Maradona, la personalidad que se ve obligado a adoptar para afrontar la presión mediática nacida en un primero momento por su calidad deportiva y en última instancia por su vida privada. Y el lugar donde Kapadia decide concentrar sus esfuerzos para estudiar esta evolución del protagonista en su estancia en la ciudad de Nápoles. Pasando muy por encima por su etapa en Boca Juniors y Fútbol Club Barcelona, e ignorando la futura en el Sevilla F.C., el filme se centra en su llegada, consagración y declive en un club como el Nápoles.
Desde abajo hasta la cima
El fichaje de Maradona por el Nápoles es tan sonado como representativa su presentación ante los medios. El club de fútbol de la ciudad más pobre de Italia compra al mejor jugador del mundo. La rueda de prensa se lleva a cabo en un polideportivo improvisado en lamentables condiciones y el presidente del club acaba echando de la sala a un periodista que lo relaciona con la camorra. Kapadia convierte el filme en algo que trasciende al personaje. Nos demuestra la realidad italiana de los ochenta, denunciando el racismo estatal que sufren los napolitanos por parte de las ciudades del norte. El Nápoles solo había ganado dos copas en toda su historia, jamás había competido por la liga y su objetivo en la Serie A era el de no descender de la categoría. Al visitar los campos de los equipos ganadores norteños de Milán o Turín, sufrían lamentables insultos racistas cargados de un odio que supera la rivalidad futbolística. A su vez, en la selección Argentina, Maradona vistiendo la albiceleste logra ganar un mundial donde destaca su partido contra Inglaterra. En primera instancia por entenderlo como una revancha de la aun demasiado cercana guerra de las Malvinas. En segundo lugar por la demostración en la cancha de las dos personalidades futbolísticas del jugador. En el primer gol, el de la mano de Dios, el tramposo. En el segundo, driblando defensas ingleses sin cesar desde su propio campo, la genialidad y el talento.
La cumbre de todo esto será el momento en el que Maradona, convertido en Dios por haber logrado dos ligas con el Nápoles, una copa y una UEFA, deberá enfrentarse a Italia en la semifinal que el mismo país organiza jugando contra la selección amfitriona. Momento el cual decidirá usar su conocimiento de la realidad napolitana para enfrentar a los que están recelosos con los racistas del norte y que su propio estadio le anime. Gesto que le hará ganarse la enemistad de los italianos, consideránndolo el personaje más odiado del país. A ello se une su relación escabrosa con la camorra y su censura futbolística al dar positivo en cocaina en una prueba antidopaje tras un partido.
La vida privada, que a su vez es pública, convierten a Diego y Maradona en dos personalidades condenadas a la convivencia. Tanto para con él mismo para con la mirada de un público atento a la nueva genialidad futbolística o a la nueva brabuconada de un genio que, volviendo a Manu Chao, frente a una portería, nunca se equivocaría, pero ante cualquier porquería, no hay manera de dribarla.
Frases destacadas:
- «No quiero ser el sucesor de nadie, ni el segundo Pelée, quiero ser Maradona»
- «Con Diego me iría al fin del mundo, con Maradona no daría ni un paso»
- «Gracias Dios por el fúbtol, gracias Dios por Maradona»