Toei Animation cierra la franquicia Digimon 20 años después por todo lo grande
«Digimon Adventure:Las Evolution Kizuna» es un regalo para todos aquellos niños que vivieron el fenómeno «Digimon» allá por el año 2000 en Televisión Española. Un viaje a la nostalgia de un tiempo, pero relegando el mero fanservice para sus primeras secuencias y constituyendo una película estupenda con su propia trama y un acabado audiovisual espectacular. Y no es la primera vez que Toei Animation, muchas veces criticada por la escasa calidad de sus series animadas en los últimos años, pone toda la carne en el asador en las versiones cinematográficas de sus franquicias más potentes. Y para ejemplos, maravillas como «Mazinger Z Infinity» (2017), «Dragon Ball Super Broly» (2018) o «One Piece Estampida» (2019).
Lo primero que hay que saber sobre este regreso al digimundo, es que no es necesario estar familiariazado con toda la obra posterior a la primera serie animada. En la película aparecen personajes de la secuela, pero su papel es bastante secundario. No hace falta tampoco haber visto las OVAs «Digimon Adventure Tri» donde los personajes originales viven una nueva aventura 3 años después ni mucho menos el remake que emiten en Fuji TV en Japón desde hace un año.
Prólogo espectacular
Los primeros minutos de la cinta son una auténtica delicia para los sentidos. Un despliegue de medios que juega en favor de introducir al espectador de lleno en las épicas batallas vividas en su infancia. Juega todas sus cartas en pos de la nostalgia para homenajear a sus personajes, que acaban de entrar en la vida adulta, y las habilidades de digimon tan carismáticos como Greymon, Garurumon o Angemon. Volvemos a vivir la magia de una digievolución y finaliza con el mítico tema musical de su opening. Un inicio a lo grande que nos abruma y nos gana de nuevo como lo hizo 20 años atrás.
La última digievolución
Una vez superado su arranque, conocemos en más profundidad la vida que llevan los personajes ya en la vida adulta. Tai y Matt están acabando una carrera universitaria, Izzy es presidente de una compañía, Joe es doctor, Mimi diseñadora, etc. Sin saberlo, parece que una amenaza digital está arrebatando la conciencia a varios niños elegidos. A partir de esta premisa, viviremos la útima gran aventura. Una trama que es acompañada de una estupenda ambientación visual y una banda sonora exquisita. Su misteriosa resolución, nos llevará hacia un clímax potente, con un escenario visual de lo más llamativo, que ahonda reflexión filosófica y apela a los sentimientos má fuertes. Porque en última instancia, la película demostrará que de infantil no tiene nada, sino que apuesta por buscar una recepción madura del contenido. Nos hablará del miedo por las complicaciones de la vida adulta, a abandonar la infancia. Pero también de la necesidad por seguir adelante, luchar por forjar nuestro propio destino y sacrificarse si es necesario por los demás. Luchar por salir adelante y huir de refugios mentales que no son más que una invitación a vivir autoengañado.
Por último, pese a su menaje optimista, donde se deja claro que la maduración es ley de vida y que, los que fueron niños elegidos, no pueden construirse su propio Neverland, el final de la cinta no puede ser más triste y emotivo. Uno no se espera ir a ver una película secuela de un anime que vio hace veinte años y salir con el corazón en un puño. Bien por la capacidad de tocar la fibra de esta propuesta, emoción conseguida por el buen hacer en el desarrollo argumental durante sus noventa minutos de duración.
Frases destacadas:
- «Tai/Matt, ¿qué te apetece hacer mañana?
- «Tenemos que salvarlos a todos»
- «Estaremos siempre juntos»