Mike Flanagan se consolida como uno de los nombres clave del terror contemporáneo con esta digna sucesora de «El Resplandor».
¿Cómo se supera a una leyenda? Quizás eso era lo que el director Mike Flanagan se preguntaba cuando le ofrecieron coger las riendas de «Doctor Sueño«, la adaptación de la novela que Stephen King publicó en 2015 y que recuperaba al personaje de Danny Torrance para convertirlo en un celador que acompañaba a los ancianos en su lecho de muerte. Aunque para Flanagan adaptar a King no es nada nuevo (ya lo hizo en «El juego de Gerald«), seguir la estela de Stanley Kubrick ya es harina de otro costal.
Flanagan debió de darse cuenta de que no podía competir con Kubrick y por ello «Doctor Sueño» es una película tan especial. Una inteligente jugada en forma de largometraje de dos horas y media que homenajea y crea a partes iguales sin depender de sus referentes, con virtudes suficientes como para disfrutarla por completo e incluso olvidarnos de donde proviene.
La historia transcurre algunos años después de los acontecimientos de «El Resplandor«, y sigue a Danny Torrance (Ewan McGregor), traumatizado y con problemas de ira y alcoholismo que hacen eco de los problemas de su padre Jack, que cuando sus habilidades psíquicas resurgen, se contacta con una niña de nombre Abra Stone (Kyliegh Curran), a quien debe rescatar de un grupo de viajeros que se alimentan de los niños que poseen el don de «el resplandor».
Terror sí, personajes también
Es importante tener en cuenta, a la hora de acercarnos a esta película, que «Doctor Sueño» hace los posible por construir su propio universo sin depender de elementos anteriores. Sí, Danny Torrance es el protagonista y sí, «el resplandor» es un elemento muy importante en la historia, pero tanto el desarrollo de los acontecimientos como los personajes nos llevan por un camino diferente. Como ya hacía Flanagan en «La maldición de Hill House» y en «Oculus: El espejo del mal«, los personajes traumatizados desde la infancia son un elemento importante que el director sabe manejar y entender. La lucha interior de Danny, no sólo por hacer frente a los recuerdos del pasado sino también a los fantasmas (literalmente) que le atormentan desde niño le han hecho caer en una espiral de alcoholismo y autodestrucción que poco a poco y con apoyo deberá superar.
Pero la película no se centra exclusivamente en Danny, sino que la joven Abra, una adolescente con un «resplandor» realmente poderoso y una misteriosa mujer llamada Rose Chistera (Rebecca Ferguson) también cobran una importancia vital en esta historia. La primera de ellas tiene un vínculo especial con Danny desde pequeña y la segunda es quizás una de las cosas más interesantes que tiene «Doctor Sueño«.
Rebecca Ferguson le otorga una presencia y un carisma desmesurado a un personaje que, sobre el papel, tiene mucho potencial. Rose Chistera es la líder de unos nómadas devoradores de almas que fácilmente podrían verse como la otra cara de la moneda de Danny. El guion invierte tiempo en presentarnos a este grupo y, sobre todo, seguir sus pasos. Rose es una antagonista con personalidad y entidad propia, lejos de los típicos villanos con cuatro frases manidas que tantas veces hemos visto o leído. Ferguson aprovecha al máximo todas las escenas que protagoniza, perpetuando ese halo de misterio que rodea la personaje desde un inicio. No conocemos su origen ni prácticamente nada de su pasado, pero tampoco lo necesitamos.
Una secuela con personalidad
Precisamente cuando Flanagan decide recoger el testigo de «El Resplandor» en sus dos formas conocidas, el libro y la película, es cuando podemos apreciar el respeto que tiene el director por las fuentes de las que bebe su película. Flanagan SABE que el imaginario colectivo posa su mirada en la película del 80 y hace lo posible por transmitir esa simetría estética y esa planificación sosegada, pero cuando puede imprime su propio estilo, menos enigmático quizá, pero sí más triste y humano.
«Doctor Sueño» consigue destacar con secuencias verdaderamente dramáticas y desoladoras, especialmente aquellas que dan lugar al apodo de Danny en la residencia en la que trabaja, y las combina con momentos perturbadores, cuando sus protagonistas se baten en duelos mentales cargados de imaginación que combinan con elegancia efectos visuales, movimientos de cámara arriesgados y decorados móviles.
Un filme muy destacable, una apuesta arriesgada que consigue salir airosa. Una secuela que uno no debería perderse.
Frases destacadas:
- Abra Stone: «You’re magic. Like me.«
- Rose Chistera: «Hi there.«
- Danny Torrance: «When I was a kid there was a place. A dark place.»
- Billy Freeman: «Not many ride the bus this far north. You runnin away from something?»
- Dick Halloran: «These empty devils, they’ll eat what shines.»
- Rose Chistera: «Yes, you run, dear, and then I will find you… and you will scream for years.»