«Dos Vidas» fusiona thriller de espías con drama familiar en el que el pasado prefigura el presente, en la que es una de las películas del año.
Un thriller de espías que es a la vez drama familiar.
Si “La Vida de los Otros” (Das Leben Der Anderen, 2006) puso a la Stasi y a su cruel meticulosidad en el control de las vidas de los ciudadanos del país al que decía proteger en el panorama fílmico; «Dos Vidas» hará lo propio con otro concepto que debería hacernos replantear; de nuevo, muchos de los episodios del pasado de esta Europa tan civilizada, concretamente el proyecto Lebersborn, llevado a cabo por los nazis como plan para depurar la raza aria mediante la procreación entre alemanes y noruegos. La película de Georg Maas, juega a la perfección con esta trama mezclándose, de manera totalmente fluida, con las lógicas narrativas del thriller y el cine de espionaje más clásico y con el drama y el psicodrama familiar, no en vano Liv Ullman, la eterna musa de mirada triste y cristalina de Bergman, es una de las piezas sobre las que se sostiene esa aspecto del filme. Jugando con una narrativa que se integra en la doble vertiente pasado vs presente, y en la que el nexo de unión entre ambas lo ejerce la vista ante el Tribunal de Estrasburgo destinada a destapar los crímenes de la Stasi, Dos Vidas es una inteligente muestra de cómo personalizar en una historia particular un drama histórico, para visibilizar un episodio de la Historia que ha permanecido en mayor medida oculto para el gran público. Julianne Köhler, una de las niñas Lebersborn, es la protagonista de la trama detectivesca en la que el pasado irá viendo la luz poco a poco para mostrarnos unos sorprendentes giros de guión, y en la que aparecen espías de la Stasi, falsas identidades, gente que no es quien dice ser y todos los elementos más clásicos de ese tipo de ficciones. Liv Ullman, en cambio, es la protagonista principal de la trama más melodramática, en la que vemos como las decisiones que tomó en el pasado tanto ella como su hija, una de las niñas Lebersborn, irán prefigurando este presente fílmico (la película está ambientada en 1990). Un presente en que las consecuencias dejaran secuelas en todos los miembros de la familia.
Una excelente muestra de dirección elegante y sobria que recupera valores clásicos y ya olvidados del cine europeo.
Georg Maas, entra de lleno en el largometraje demostrando su enorme capacidad para, sin hacer grandes alardes técnicos, dirigir con mano de hierro. Con una estructura expositiva clara, concisa, plenamente fluída y en la que maneja como nadie los planos contenidos alargándolos lo justo para mostrar las emociones de los personajes con toda su carga dramática, «Dos Vidas» es, posiblemente, la gran obra de Maas. Ayudado por un montaje plenamente expositivo alejado del videoclipismo más alocado que tanto predomina en el thriller mainstream y que nos devuelve a esas cintas sobrias, secas y duras de los años 70, jugando con la textura del grano para mostrar las escenas de flashback y el formato doméstico y que, no en vano, ganó el premio al montaje en el German Films; la película es un retorno a los grandes filmes europeos. Aquellos que sabían contarnos la intrahistoria de la Historia mostrándonos el proceso de pensamiento del autor, que dejaba su impronta en la obra y dejando su huella personal. «Dos Vidas» es así, posiblemente, al igual que lo fue “La Vida de los Otros” (Das Leben Der Anderen, 2006) uno de los mejores thrillers de la temporada sino el mejor, más allá de otras propuestas más naïf o espectaculares como la última entrega de Jack Ryan (por citar una película reciente de espías). Todo en la película es un perfecto puzzle cuyas piezas encajan con perfección quirúrgica sabiendo dosificar sus dos vertientes narrativas sin abusar de ninguna de ellas y en la que cada una sirve para apuntar hechos y para mostrar las consecuencias en la otra. Con un excelente trabajo en la dirección de actores, donde los cuatro miembros de la familia protagonista muestran todos los matices de su situación de una manera contenida, elegante y a la vez profundamente psicodramatica y en la que si hubiera que destacar a alguien sería a Liv Ullman, quien a sus 75 años sigue teniendo la mirada más expresiva de todo el cine actual.
Frases destacadas de «Dos vidas»
- Agente de la Stasi: «Nunca se sabe suficiente sobre los demás«.
- Katrina: «Yo no te engañaría nunca, Bjarte«.
- Bjarte: «Cada dia me cuentas una nueva historia«.
- Åse: ¿Dónde está mi niña?
Para mí ha sido una decepción. Compararla con «La vida de los otros» es un reclamo engañoso, nada que ver ni en profundidad, ni en calidad, ni en la brillantez del guión. Creo que desaprovecha un tema muy interesante y lo desdibuja con una trama forzada y simplona. Me quedo con el «cómo lo cuenta» (brillante) más que con lo que cuenta.
A ver si consigo verla y me sumo a tu opinión o no; pero todo el mundo opina que es un peliculón.