Mar. Mar 19th, 2024

Tras el inesperado final de «Dragon Ball Super», por fin nos llega la película número 20 de la franquicia, un éxito de taquilla a nivel mundial que demuestra que la obra de Toriyama aun tiene mucho por contar

Fue hace aproximadamente un año cuando nos encontramos con la inesperada noticia de que la emisión semanal de «Dragon Ball Super» en la televisión japonesa iba a ser cancelada a finales del mes de marzo. La serie, estrenada en 2015 y que retomaba lo visto en las anteriores cintas «Dragon Ball Z: La batalla de los dioses» (2013) y «Dragon Ball Z: La resurrección de F» (2015), si bien empezó con mal pie, supo reponerse, tanto en lo temático como en lo formal, abriendo nuevas sagas, presentando a interesantes personajes del sexto universo, al malvado Goku Black y por último, apelando a la épica en un torneo del poder cuyos capítulos finales retomaron la esencia del mejor Dragon Ball Z de los años noventa. Este final, más que como un adiós se entiende más como una especie de parón, un punto de inflexión donde Toei Animation quiso reunirse con Akira Toriyama para dar pie a una película épica. Un trabajo donde el guion y la espectacularidad de la animación supongan un resurgir de la saga capaz de dar la vuelta al mundo y, de momento, por los números que está haciendo tanto en Japón como en Estados Unidos, se puede decir que lo han logrado y con creces.

La canonización

«Dragon Ball Super: Broly» se caracteriza entre muchas cosas por la canonización de ciertos hechos o personajes de la serie que nunca se han considerado propios de la serie original. Para empezar, la cinta se abre con un prólogo cargado de tensión que se extiende durante los primeros 25 minutos del metraje. Un flashback de 41 años que nos retrotrae a una escena cúlmen en la serie y que realmente fue muy poco tratada en el manga original de Akira Toriyama. Nos presenta King Cold en el planeta Vegeta dejando bien claro que ahora estarán a la órdenes de su hijo Freezer, quien demuestra su crueldad innata desde un primer momento. La historia nos narrará como el villano por excelencia de la serie acabará con el planeta por miedo a la figura legendaria del super sayan. Algo que Toei exploró en el especial de televisión no canónico «Dragon Ball Z: El último combate» en 1990. Una de las piezas más queridas por los fans y que nos hablaba de los últimos días de Bardock, el padre de Son Goku, y de cómo intentó evitar la catástrofe y salvó a su pequeño enviándolo a la Tierra en una nave. Por otro lado, esta misma historia se retomó en «Dragon Ball Z: Episode of Bardock», un anime de 22 minutos del año 2011 que adaptaba un manga de Naho Ôishi. Retomaba el final de la primera para diseñar un inexplicable viaje en el tiempo que ayudaba a darle sentido a la leyenda del super sayan que aparece cada mil años. Sin embargo, de todo esto, lo único ideado originalmente por Akira Toriyama sería Dragon Ball Minus, un epílogo que se puede leer dentro de otra obra suya, Jaco el Patrullero Galáctico, personaje el cual a su vez existe dentro del universo Dragon Ball en la saga Super. En estas pocas páginas conocemos a los padres de Goku, las sospechas de Bardock sobre las intenciones de Freezer y la salvación de Son Goku. Y todo ello está incluido dentro de estos 25 minutos, siendo totalmente a partir de ahora canonizado.

La canonización por su parte también influye dentro del personaje al que da nombre la película. Hablamos de Broly. Al parecer, el equipo de Toei Animation, buscando ideas sobre las cuales sumergirse en este proyecto, le presentó diferentes opciones a Toriyama. Entre ellas, le hablaron de Broly, de quien el desmemoriado sensei parecía haberse olvidado. Interesado en él, decidieron darle una segunda vida después del trato que se le dio de las OVAS originales. Hemos de recordar que Broly hace su primera irrupción en «Dragon Ball Z: Estalla el duelo» (1993). La que quizás sea una de las cintas más respetables de las invenciones de Toei nos narra la historia de un sayan, Paragús, que utiliza el poder destructivo de su hijo para sus propios fines. A partir de este éxito, Broly fue reutilizado en «Dragon Ball Z: El regreso de Broly» (1994), donde se enfrentaba a un Son Gohan adulto y a un Goten y Trunks sin muchas posibilidades de acabar con él. Por último, se bajó y mucho el listón cuando lo recuperaron para «Dragon Ball: El combate definitivo», convirtiendo al personaje en una especie de moco verde llamado Bio-Broly. Un despropósito que ensucia la energía de las dos películas anteriores. Broly, en esta ocasión, será totalmente reseteado, y si bien la actitud y finalidades de Paragus sean muy similares a las originales, ahora Broly será presentado de otra manera que enseguida entreremos a valorar.

Por último, existe otro personaje más visto en las OVAS y que será canonizado. Si bien la promoción en Japón se ha encargado de spoilearlo a todos los niveles, sobre todo a la hora de utilizar el merchandasing en fiiguras de Bandai o cartas de Dragon Ball Heroes, en este texto, por respeto a aquello fans que hayan conseguido huír de estas informaciones, mantendremos en secreto.

El nuevo Broly

Uno de los mayores temores de los fans era que, pese a su carisma y su brutalidad, el personaje de Broly fuese una copia del anterior. Es decir, un mastodonte alocado sin ningún tipo de motivación ni personalidad más allá de su poder ilimitado. Por suerte, «Dragon Ball Super: Broly» ha sabido cuidar la psicología del personaje. El prólogo del filme nos ayuda a comprender la esencia de su padre, a su reclusión en un planeta inhóspito y la falta de libertad y el rechazo que ha sufrido a lo largo de su vida por su mera existencia. Broly es un personaje atormentado, alguien excluido que desconoce los motivos. En esencia es una bomba de relojería, si bien es cierto que demuestra cierto interés social. En este aspecto, cabe destacar la importancia vital de un personaje secundario que acaba por convertirse en imprescindible. Hablamos de Cheelay, una mujer a las órdenes del ejército de Freezer que parece ser la primera persona en interesarse en Broly tratándole con respeto, interés y buscando su amistad. Un recurso interesante y que deja entrever un trabajo de guion interesante. Hasta ahora, los soldados de Freezer siempre han sido integrados por roles malvados y egoístas, interesados en la  crueldad y el interés propio. Por primera vez encontramos a gente que trabaja para él por necesidad, dejándose arrastrar por problemas del pasado y que demuestran pensar por si mismos, cuestionándose sobre la moralidad de los acontecimientos que acontecen ante sus ojos. Todo ello ayuda a construir una relación con Broly que desde luego se aleja a lo tratado hasta ahora.

El fragor de la batalla

Si bien el tinte de thriller y emotividad del prólogo y el desarrollo psicológico de los personajes de su continuación, nos presentan una historia elaborada y distinta a lo visto hasta el momento, bien es cierto que «Dragon Ball Super: Broly»  destaca además por la espectacular animación que presentan sus combates. Así pues, pese a desarrollar la personalidad del villano de la función, la batalla, por la manipulación de personajes cargados de pura maldad como Paragus y Freezer, resulta inevitable. Si ya en las dos últimas películas de 2013 y 2015 habíamos podido disfrutar de una animación espectacular en este aspecto, ya sea en el corto pero intenso combate de Goku contra Beerus o de los guerreros Z contra el ejército de Freezer, en esta ocasión asistimos a un despliegue de medios nunca visto en la saga. La lucha de Broly contra sus distintos contrincantes se vive de manera continuada y extensa, sin recortar en gastos, dejándose llevar por el fragor de la batalla. En este aspecto, cabe destacar lo interesante del contraste entre el trazo del dibujo, que guarda ciertas reminiscencias del de los noventa pero pasado por un filtro más dinámico y jovial, con las técnicas del 3D intecalado en muchas de sus secuencias. Un efecto que en ocasiones incluso parecerá beber del colorido y la combinación entre del 2D y la apertura del espacio que ofrece el más nuevo y popularizado videojuego de la franquicia Dragon Ball Fighter Z. A su vez, cabe alabar la arriesgada decisión de jugar con las posibilidades que ofrece el dibujo. Y es que, en según que escenas, dejándose llevar por el torbellino de emociones y poderío derrochado por los personajes, sus figuras llegan incluso a distorisionarse, jugando con una abstracción que obedece al sentir de la narración. Un riesgo que llevará a los haters profesionales a utilizar capturas fuera de contexto, como si estas apuestas formales no consiguieran su objetivo expresionista de fusionarse con la emoción del momento y el poder de su música. Porque la banda sonora jugará un papel preponderante durantes estas escenas, teniendo cada uno de los personajes un tema musical propio, siendo curioso y destacable los leves pero significativos acordes de la presentación de Broly ante Goku y Vegeta referenciando el interesante tema principal de «Dragon Ball Z: El regreso de Broly».

El show de Goku y Vegeta

Si «Dragon Ball Z: la resurrección de F» sirvió en su momento como una especie de fan service (del cual no puedo estar más agradecido) por la inclusión del villano por excelencia de la serie y el papel importante de los guerreros Z, algo que también se ha vivido con elegancia y saber hacer en el torneo del poder de «Dragon Ball Super», en esta nueva película el protagonismo será principalmente para Goku y Vegeta. Una amenaza tal, parece ser tan solo enfrentada por quienes realmente tienen posibilidades de plantarle cara, otorgando el tempo de la cinta el momento de gloria para cada uno de ellos, llevando esta ambiciosa batalla personalizada al punto álgido final que desde aquí nos negamos a desvelar con ánimo de que nuestros lectores aun no spoileados puedan disfrutar de la sorpresa.

Sepan pues los fans de Son Gohan, personaje denigrado hasta la extenuación en «Dragon Ball GT» y «Dragon Ball Super», que ni aparece ni se le espera. Por su parte, Goten y Trunks, pese en aparecer en algún póster promocional en Japón, tampoco tendrán gran relevancia.

¡Dragon Ball vive la lucha sigue!

El éxito de esta película y «Dragon Ball Super» en todo el mundo, esta última sin ser de gran calidad pero siendo agradecida de ver entre los fanáticos, así como el imparable número de videojuegos de la franquicia, nos deja entrever que la historia ideada por Akira Toriyama en 1984 aun tiene mucho que contar. De hecho, fue el mismo mangaka quien afirmó que la historia continuaría. No sabemos si será en un nuevo largometraje o retomando la serie animada. Por su parte, el manga de Dragon Ball Super sigue adelante con una nueva historia. Lo que nació como un acompañamiento promocional de la serie, pronto se consolidó como un producto de calidad que está siendo vendido en todo el mundo. Se trata de una colaboración entre Toyotaro y Toriyama, siendo el primero el dibujante y el segundo el guionista. Tras acabar la saga del torneo del poder, en Japón ya se ha iniciado un nuevo arco en viñetas en las que Goku y Vegeta deberán enfrentarse al prisionero de la Patrulla Galáctica. Con 8 tomas publicados en Japón, en España podemos disfrutar de la serie roja que sigue la estela de los coleccionables de los noventa, habiendo salido a la venta ya 15 números, el equiparable a 3 tomos originales. Por otro lado, también se puede disfrutar de la serie promocional «Super Dragon Ball Heroes», una animación disponible en la web oficial del juego de cartas arcade (se trata de unas cards coleccionables con las que se puede jugar en las recreativas en Japón). Una serie de episodios cortos y animación algo pobre, fuera de todo canon, que abstrayéndonos del sinsentido de su razón de ser, tiene siete episodios disponibles que se pueden disfrutar sin pretensiones.

Frases destacadas:

  • «Él no es así, es por culpa de su padre»
  • «No hables mal de mi padre»

Tráiler de «Dragon Ball Super: Broly»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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