Una divertida fábula que nos lleva a salir de nuestra zona de comfort y que disfrutemos de las cosas de la vida tal y como vayan llegando.
Una divertida comedia que bebe de múltiples referentes
Basada en la novela de Jonas Jonasson que hace un par de años se convirtió en un fenómeno de ventas en su país, Suecia, y en gran parte de Europa, entre ella España, esta adaptación se inscribe dentro de la tradición que ya inauguró el libro «Las Aventuras del Barón de Munchäusen» y que recogió maravillosamente en forma de película «Forrest Gump» (que recordemos es una adaptación de la obra de Winston Groom), en la que el personaje es protagonista de su propia historia y, a su vez, protagonista directo o indirecto de grandes acontecimientos que cambian la Historia. Cansado de pasar los últimos años de su vida en un geriátrico, Allan Karlsson decide escapar por la ventana y aceptar las cosas que le vayan sobreviniendo durante su deambular, tal y como le vayan llegando. A partir de esta simple premisa nos veremos acompañando las vicisitudes del entrañable centenario tanto en tiempo presente como, mediante divertidos y sorprendentes flashbacks, a cuál más alocado y grotesco, de su pasado. Un pasado en el que veremos, por ejemplo, como Franco baila flamenco, Stalin se corre una juerga bailando a lo cosaco y como Reagan provoca la caída del muro de Berlín mediante un malentendido. Pero si el pasado de Karlsson es así de irreverente no lo es menos el presente en el que se inscribe la acción principal de la película, un thriller criminal de persecuciones y malentendidos, delimitado por la ya clásica aparición en este tipo de películas, de matones patosos, compañeros más locos y estrafalarios que el propio protagonista y multitud de deus ex machina, que sirven para cerrar el guión, pero que en ningún caso se nos antojan gratuitos, si no que obedecen a la propia lógica interna de la película en la que, como en la vida, las cosas pasan por que sí.
Cuando abraza su condición de obra de género es cuando la película brilla.
Si bien la película tiene un primer tramo donde le cuesta arrancar y navega en una cierta indefinición sin encontrar todavía su tono, quedándose a medio camino entre el melodrama agridulce y esa comedia, no es hasta que Allan viaja a la Guerra Civil Española cuando la película empieza a desmadrarse y a encontrar su verdadero yo y no lo suelta hasta el final, abrazando con total alegría su condición de comedia. Y como comedia la película funciona, encontrando su punto entre pasado y presente sin que ninguna parte predomine sobre la otra, mostrándonos al centenario Karlsson como uno de los personajes más entrañables que hemos visto recientemente, con una estupenda labor como intérprete por parte de Robert Gustaffson, uno de los comediantes más famosos de Suecia. Como también es digna de mención la interpretación de Irwin Wiklander para el personaje de Julius, comparsa y compañero de huída por avatares del destino de Allan. En este momento la película se acerca más a la cotidianidad sorprendente de «La Comedia de la Vida» (Du Levande 2007) de Roy Andersson, abandonando el concepto trágico presente en la película de este último, y mostrándose mucho más vital y optimista.
Un mensaje vital y optimista que, pese a su aspecto naïf, no resulta bochornoso.
Pero si el largometraje funciona como comedia, es en el subtexto donde el mensaje presente a veces chirría, y acaba en algunos momentos siendo un canto demasiado vitalista y optimista en el que el futuro y la vida siempre merece ser vivido cercano al coaching psicológico. Pese a este peligroso acercamiento, la película no cae en el bochornoso mensaje de la película de Ben Stiller «La Vida Secreta de Walter Mitty« (Walter Mitty, 2013), y tiene más en común con «Forrest Gump« (Forrest Gump 1994) de Zemeckis y su abrazo tierno a la vida y la aceptación resignada, que no negativa, de los problemas que en la vida nos van surgiendo; un negativismo trágico muy presente dentro del carácter nórdico y su visión melancólica de la vida y que hace que, desde el sur de Europa los veamos como gente seria y sin humor, carente de esa chispa vital tan mediterránea. Pero los resultados en taquilla, que la han hecho la película más taquillera de Suecia de toda la historia borrando de un plumazo ese tópico, muestran que, Bergman, hace tiempo que no es la figura de referencia en el cine sueco.
Frases destacadas de «El abuelo que saltó por la ventana y se largó»
- Julius: «A la mierda los geriátricos«
- Allan: «En la vida las cosas son como son y pasa lo que tiene que pasar«
- Allan «No pienses tanto, sólo hazlo«