Premiada en los festivales de Locarno y Montreal nos llega esta semana a nuestras pantallas el filme francés “El arte de amar”. Una comedia romántica construida sobre nueve personajes en busca de la perfecta relación carnal y pasional, en busca de un amor intenso, esa es la verdadera síntesis de este delicioso, fresco y sutil largometraje escrito y dirigido por Emmanuel Mouret. Para tranquilidad del respetable se aleja por completo de las tesis existencialistas de Fromm y así como de su taxonomía, para construir esta tierna fábula que consta de cinco historias, algunas ya vistas en el cine, otras más originales, que le servirán para diseccionar el mundo de las relaciones de pareja, cuáles son sus motores, qué dinamiza la pasión, y sobre con el tiempo, ver cómo ese amor impetuoso inicial madura a base de mucho cuidado, responsabilidad, respeto y sobre todo gracias al perfecto conocimiento por el que tenemos enfrente. De esta manera se acerca más a las tesis de Milan Kundera, el hombre o la mujer real o ideal.
Este inteligente guión está encabezado por un narrador omnisciente que nos guiará con suma delicadeza e ironía a través de este bello cuento integrado por historias cruzadas en el que sus personajes, enamorados o desengañados, se van encontrando por azar. Así irán poco a poco descubriendo y explorando los sentimientos, las infidelidades, la insatisfacción o la simple y mera necesidad de sentirse deseado. A veces, para encontrar el amor hay que ser tenaz, ser perseverante y tener grandes dosis de paciencia.
Narrativamente este director francés es heredero de figuras como François Truffaut, Woody Allen, Eric Rohmer y de Robert Altman, sobre todo por la brillantez, humor e inteligencia con la que está construido este guión, esos ingeniosos diálogos perfectamente recitados por un impresionante plantel de actores franceses entre los que cabe destacar a una pizpireta Julie Depardieu, un tenaz François Cluzet, una alocada Frédérique Bel, un indeciso Gaspard Ulliel o la profunda voz de Philippe Torreton que hace las veces de narrador. Por cierto, el director se ha reservado un pequeño papel, interpreta a Louise, un restaurador de arte que está a punto de aceptar un trabajo en Brasil.
Para finalizar destacar la banda sonora plagada de temas clásicos que funcionan como pared en la que rebotan las situaciones del guión, y provoca que los ochenta y cinco minutos que dura el metraje pasen como un suspiro, y al final uno salga de la sala con ganas de que ese narrador siga paseándose por la vida explorando los sentimientos y el arte de amar.
Brahms Symphony No. 3 in F Major, Op.90
Frases destacadas:
Narrador: “Muchas mujeres pensaban que un hombre así podía hacerlas sentir un amor profundo”
Isabelle: “No es culpa mía si no me enamoro”
Amélie: “¿Por qué no podemos prestar un novio a las amigas que no lo tienen?”
Narrador: “El deseo es inconstante y baila como la hierba al viento”
Amélie: “Siento que mi vida no tiene sentido y que vivo de modo egoísta”
Amélie: “Boris, nunca estaré a la altura de tus fantasías”.
Aquilles: “Te besé el otro día porque te deseo”
Narrador: “Sin peligro, el placer es menos intenso”
Narrador: “La libertad que le había concedido la había encadenado a él”
Narrador: “Asegúrese de que sus infidelidades no se sepan”
Louis: “Si realmente le amaras, no estarías aquí”
Vecina de Aquilles: “Busco un libro sobre la complejidad de los sentimientos”
Calificación: 8