Cruda aproximación a la incertidumbre con la que afrontar la muerte ajena, una reclusión voluntaria rezumante de incomunicación
Antipatía
Pocos personajes tratados desde una dirección tan cercana huyendo de establecer cualquier tipo de juicio de valor moral desde la subjetividad, se le puede antojar al espectador tan antipático como Joel, el chico que protagoniza esta crudísima odisea donde los espacios físicos y los silencios serán los que se encargarán de obligarnos a reflexionar sobre qué es lo que se cuece en la maltrecha mente de un hombre que no está dispuesto a abrir su corazón con nadie y que además, es incapaz de comprenderse a sí mismo.
El triunfo del gris
Los tonos lumínicos que predominan durante la inmensa mayoría del metraje que abarca un día entero en la vida de Joel se mueven entre los grises de la ciudad, donde las aceras y los edificios se ven reforzados de un cielo grisáceo del que tan solo puede ahuyentarse en los negros más oscuros que se viven dentro de los espacios interiores, aunque también en exteriores en cierta escena repleta de carga emocional en los últimos compases del largometraje. En ocasiones, la cámara nerviosa reposa, se coloca frente a nuestro protagonista e inicia un leve zoom seguido de una música que crea una tensión que no va a poder ser resuelta ya que tanto Joel como el espectador, nos sentimos totalmente desasosegados, él no sabe a dónde va y nosotros mucho menos. Los primeros diez minutos, en el que le vemos mareado por la ciudad condal sacando fuerzas de donde no las tiene para sujetar a un perro, no son más que el advenimiento de un devastador vacío existencial repleto de inmoralidad y hastío que resultan ser los únicos compañeros de viaje de los cuales es incapaz de tomar distancias.
Incomunicación
La catalana “El camino más largo para volver a casa”, ópera prima de Sergi Pérez, nos muestra una ciudad y un personaje desubicado con su vida. En un primer momento podríamos pensar en la trilogía de la incomunicación de Antonioni, pero Pérez se decanta por un estilo más crudo y oscuro, no hablándonos sobre personajes distanciados por una nula comprensión emocional, sino el declive hacia lo asocial de un personaje que huye de todas las personas (incluso animales) con los que ha compartido una relación emocional, sintiéndose tan solo atraído por una total desconocida, como el que siente vergüenza de mostrarse tan deplorablemente ante quien quiere.
La película no resulta de una fácil comprensión para el público, quien deberá mantener muy atento para intentar desvelar las pistas visuales y dialogadas que de buen principio nos avisan de que Joel se enfrenta a la muerte de un ser querido y qué será su respuesta el leitmotiv del largometraje. Como bien podría ser una de las temáticas más obsesivas de una cineasta reputadísima como es la japonesa Naomi Kawase, este filme trata de cómo la muerte afecta a los vivos, de cómo la ausencia del ser amado lastra la vida del que sigue con vida. No pretende ahondar en preguntas ni respuestas, sino desmenuzar una actitud realista, un comportamiento anómalo acontecido por el devenir de las circunstancias.
Reclusión y liberación
La casa de Joel se origina como un bunker que le separa de enfrentarse a una realidad dolorosa, la de soportar la preocupación que levanta sobre sus seres queridos. Es por eso que ante la inesperada salida de ésta, se ve obligado a luchar contra un mundo que le repudia y al que teme, llevando a cabo comportamientos inmorales, fuera de lo establecido, sumido en un caos metaforizado en la ciudad, la calle, la montaña, el cementerio, la perrera, el coche, etc. Su única guarida es su casa, su soledad, su oscuridad. Necesitará una terapia de shock para poder pararse a reflexionar sí es ese el camino a seguir, sí no es más sensato dar un rodeo y utilizar el camino más largo para volver a casa, cuando ya esté listo para ello, si es que alguna vez lo está.
Frases destacadas de “El camino más largo para volver a casa”:
- Joel: “Puto perro de mierda”.
- Pau: “Llevamos cuatro días sin saber nada de ti”.
- Amigo de Joel: “¿No ves qué no tendrías que estar aquí?”
- Camarera: “Han encontrado a tu perro”.
- Joel: “Yo no tengo perro”.
- Amiga de Joel: “Tu madre ha llamado a la policía”.
- Amiga de Joel: “Joel, ¿sabes que no podrás evitarlos siempre?”
- Joel: “Lo siento mucho. No sé a donde ir”.