Andrey Konchalovskiy y Chris Solimine, que ya habían colaborado juntos en la adaptación televisiva de “La odisea”, fracasan por completo a la hora de poner al día el mítico cuento navideño “Cascanueces” ahora en 3D.
Obviamente, se han inspirado en el ballet más representado en fechas navideñas. Ya sabéis que es un cuento de hadas-ballet en dos actos y tres escenas de Piotr Ilich Chaikovski (1840–1893), compuesto en 1891–1892. Chaikovski puso música a la adaptación de Alejandro Dumas (padre) del cuento “El cascanueces y el rey de los ratones”, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Concretamente será el tema que corresponde a la danza del hada de azucar el que vertebre todo el score firmado por Eduard Artemiev.
Esta anodina versión nos traslada a los años 20 en Viena. María, una niña a de 9 años vive en una casa repleta de objetos encantadores y soledad. Molestada por su irritante hermano Max y desatendida por sus bien intencionados pero distraídos padres, añora la compañía y la aventura. La víspera de Navidad su querido tío Albert llega con el regalo de un muñeco de madera cascanueces. Más tarde esa noche, la imaginación de Mary vuelve el muñeco a la vida. Presentándose como NC, lleva a Mary a un viaje maravilloso a través de una increíble dimensión donde los juguetes asumen forma humana y donde los sueños se pueden hacer realidad.
El principal problema es que no encuentran un tono adecuado desde el que realizar la narración, así la mezcla variopinta de elementos hace que sea un tanto indigesta, y a los niños les resultará farragosa y aburrida, de principio a fin. Donde te prometen acción y te ofrecen aburrimiento. Pero, lo mejor sin duda, es que llega un momento en el que te da igual si estás ante una versión de “El cascanueces”, “Sonrisas y lágrimas”, “City of Ember” o de “Chitty, Chitty, Bang, Bang”.
Los productores han contratado al aclamado letrista Tim Rice para componer ocho canciones todas ellas basadas en las famosas partituras de Tchaikovsky. Luego, cabe esperar a que estemos ante una película musical, con grandes coreografías y temas, vamos como los típicos largometrajes en la que de repente los actores se ponen a cantar, al viejo estilo Disney. Pero, ni las coreografías son interesantes, ni hacen referencia al mítico ballet, pero lo mejor es que encima cortan la duración de algunas canciones, sin entender el motivo, puede que no les gustara o que no querían lastrar el desarrollo dramático. Para colmo de males, he visionado la versión doblada en castellano, y la traducción del trabajo de Rice deja mucho que desear, a no ser que sea así de malo.
En tercer lugar, como dice el tío Albert en la película “todo es relativo”. Así en un tour de force, los guionistas hacen una parábola vienesa del periodo de entreguerras, pero ese no es el motivo del despropósito. Técnicamente es perfecta, con unos mates preciosos, una fotografía maravillosa, unos efectos especiales alucinantes, pero Andrey Konchalovskiy ha recibido 90 millones de dólares para su megalómano proyecto, y el realizador ruso se ha venido arriba y se ha creído por un instante que podría ser Terry Gilliam, pero no lo es, así que ha acabado confundiendo los términos de la ecuación por completo, dando como resultado una imaginería extraña en la dirección artística donde podemos ver imaginería nazi de la II GM en detalles del vestuario o carteles que no corresponden con el momento, ni en estética ni en lo tipográfico, pero en un llegar más lejos introduce elementos steampunk en el tono de la narración. Si a eso le sumamos que debemos justificar que estamos ante el típico “cascanueces navideño”, donde deben aparecer nieve, abetos, trineos y demás elementos decorativos, pues la mezcla se hace cuando menos farragosa. Y para finalizar el reparto integrado por la joven Elle Fanning, Nathan Lane, John Turturro o Frances de la Tour están todos ligeramente sobreactuados, es más, tras el visionado no me ha quedado claro la intención por la que el personaje del tío Albert habla a cámara, otro fallo más de narración.
Me apetecía ver una película navideña, he de reconocer que he acudido entregado al visionado de este filme y ha salido de la sala espantado. Ni en 3D, ni en 2D, ni en un D recomiendo el visionado de esta eterna película, la que puede que se convierta en la gran castaña navideña 2011. Si os decantáis por entrar a verla puede que los más pequeños de la casa se duerman como angelitos, en el mejor de los casos. En el peor, habrás pagado once euros por entrada para que tus hijos, sobrinos o ahijados se te acaben subiendo por los hombros a los veinte minutos de metraje y eso se convierta en tu peor experiencia navideña.
Frases destacadas de «El Cascanueces en 3D«:
- Tío Albert: “Es el muñeco más buscado de la ciudad”
- Mary: “Siempre lo rompe todo”
- Max: “Sólo es un juguete estúpido”
- Cascanueces: “Si tu lo crees, es real”
- El Rey Rata: “Qué cabeza tan dura tenéis los humanos”
- Padre: “Mary es una niña muy especial, pero debe prepararse para el mundo real”
Calificación: 2
Me sorprende usted con esta nota, creo que debe ser requetemala a mas no poder amigo Alfi. Gracias no llevare a los niños comprare entradas para el circo
Alfie querrá decir usted mi estimada cinéfila. En efecto, es malilla como para no llevar a los nietos, hay opciones mucho más entretenidas. El circo es una opción como otra cualquiera.
Corroboro todo lo dicho en la crítica. Fuimos a verla en el preestreno (gracias a Dios sin pagar un euro, claro), y efectivamente es una castaña. Además añado que tienen escenas para que, niños sin llegar a ser especialmente sensibles, tengan pesadillas. Hablo de transformaciones en la cara de las ratas que dan bastante miedo y no vienen a cuento (que se supone que es una peli para niños, hombre!!). Una de mis hijas se pasó toda la peli desde la primera rata que apareció con este efecto, diciéndole a su padre «tengo miedo», menos mal que hemos descansado todos al final sin que «El Cascanueces» perturbe nuestro sueño. Un saludo