La adaptación homónima de Dave Eggers aborda inquietudes y temores con menor éxito que otras obras previas.
El género de la ciencia-ficción siempre ha contado a su favor con la capacidad de contar historias imaginativas o imposibles mientras que al mismo tiempo aborda temas relacionados con la cultura y contexto social en el que convivían o conviven sus autores. Son un caramelo tentador para exponer inquietudes y temores, no sólo sobre en qué punto se encuentra la sociedad del momento, sino sobre hacia dónde podría dirigirse, y no siempre en el buen sentido. «El Círculo» es una de esas obras que no consigue aprovechar las oportunidades que brinda el género, quedándose en terrenos ya conocidos y que sólo podrían perturbar a un público con un terror patológico al avance tecnológico y a las nuevas formas de comunicación.
El día que Mae Holland (Emma Watson) es contratada para trabajar en El Círculo, la empresa de internet más influyente del mundo, sabe que se le ha concedido la oportunidad de su vida. A través de un innovador sistema operativo, El Círculo unifica direcciones de email, perfiles de redes sociales, operaciones bancarias y contraseñas de usuarios dando lugar a una única identidad virtual y veraz, en pos de una nueva era marcada por la transparencia.
Una estructura endeble
Uno de los mayores problemas que tiene el film, y quizás el más notorio, es que carece de un conflicto como tal. James Pondsolt, director y co-guionista, durante casi toda la primera mitad de la cinta nos propone un drama centrado en la vida de Mae y los cambios que se producen en ésta en cuanto empieza a trabajar para El Círculo. Vemos como progresivamente va cambiando su estilo de vida debido a ese entorno tan absorbente que es trabajar para la nueva empresa, deja de lado a su familia y amigos de una forma que casi podría recordar a la de una secta. Pero según va avanzando la historia, y con la aparición del personaje de Ty (John Boyega), el guión va dándonos pinceladas sobre lo que podría ser un thriller tecnológico más cercano a «Mr. Robot» (Sam Esmail, 2015) o «Black Mirror» (Charlie Brooker, 2011), planteando cuestiones sobre el abuso de la transparencia y el doble rasero de los que se aprovechan de ésta para su propio beneficio.
Esta mezcla de géneros no es tan clara como podría serlo ni tan arriesgada como ejemplos ya conocidos, lo que da como resultado que a lo largo de las dos horas que dura la película no tengamos un trayecto definido que pueda mantener el interés. La aparición de los que podrían considerarse los villanos de la película, Bailey (Tom Hanks) y Stenton (Patton Oswalt) es demasiado tardía y el conflicto de intereses entre estos dos personajes y su protagonista llega cuando está muy avanzada la película, por lo que al final tenemos dos formas de abordar la misma historia que no llegan a complementarse.
Falta de imaginación
Da la sensación de que a Pondsolt la historia se le queda grande, viendo el resultado surge la duda de si era el director indicado para una trama de este calibre o si habría tenido un resultado más satisfactorio si hubiese realizado una adaptación más cercana al drama, género que ha dejado muy claro que se le da bien en títulos como la estupenda «Aquí y ahora» (2013) o la interesante «Tocando fondo» (2012). Emma Watson hace lo que puede con un papel tan poco definido como el de Mae, quien básicamente se dedica a ser el conejillo de indias de Bailey, un personaje que, después de ser presentado como un trasunto de Steve Jobs, se ausenta durante gran parte del metraje para después ejercer como un villano bastante endeble, dando como resultado un papel poco destacable en la carrera de Tom Hanks, quien aquí lo único que hace es otorgarle un carisma desmerecido.
«El Círculo» es una película que mira con miedo no tanto al futuro sino al presente, ya que pretende hacer pasar como posibles y potencialmente futuras ideas y conceptos ya que ya están vigentes hoy día. Es una película carente de imaginación y a la que el público joven probablemente le parezca, en ciertos momentos, ridícula.
Frases destadas de «El Círculo»:
- Bailey: Knowing is good, but knowing everything is better.
- Bailey: I am a believer on the perfectibility of human beings.
- Ty: I didn’t create this. This is not what I had in mind.