Empieza, un año más el Atlàntida Film Fest, el festival organizado por Filmin, que puedes asistir cómodamente desde tu casa y elegir la película que desees.
Atlántida Film Fest: una gran cita para los internautas
Alejado de las prisas, los solapes, las butacas llenas y los agobios de un festival tradicional y cómodamente desde casa; es ésta su cuarta edición como festival online. Una edición en la que encontraremos en sus dos secciones principales, la Atlas y la Oficial, un compendio de las películas premiadas en diversos festivales y, en el caso de la sección Oficial, títulos hispanoamericanos que han sido premiados y que siguen todavía inéditos en nuestro país. Además del ciclo Reflejos, donde nos encontramos con 6 películas y documentales que plantean una serie de reflexiones sobre el cine y sus mecanismos. Desde aquí os mantendremos informados sobre las propuestas más interesantes e ineludibles de este festival.
«El Desconocido del Lago»: Guiraudie y el cruising como metáfora
Empezamos con «El Desconocido del Lago», tal vez la propuesta que más premios y menciones ha recibido de todas las que aparecen en el festival y la que ejerce como punta de lanza y reclamo principal del mismo. La película del francés Alan Guiraudie, plantea una historia en la que el cruising (o encuentros sexuales esporádicos entre homosexuales en lugares apartados de las zonas urbanas ) es el elemento principal de toda la tesis que plantea la película. Un hombre, Frank, va todos los días del verano a un lago a encontrarse con otros hombres y disfrutar del agua, el sol y el sexo sin complicaciones. Allí conoce a un hombre algo más mayor, Henri, con el que entabla una relación a medio camino entre el amor platónico y la verdadera amistad, mientras se va enamorando de Michel, un hombre apuesto pero extraño, al que una noche ve ahogar a su pareja en el lago. Pese a eso, el deseo en Frank es más fuerte que el miedo y se aventura a iniciar una relación afectivo-sexual con el asesino.
Guiraude plantea, con la excusa del asesinato, una reflexión sobre el tema del deseo en el hombre y como éste va evolucionando en las diferentes etapas de la vida. Articula parte de la película en forma de thriller, más que nada para que no se acuse a la película de ser meramente una obra centrada en las relaciones sexuales cercanas al porno gay, ya que las diferentes escenas de sexo explícito ocupan un largo metraje del filme. Pero aún así está muy bien ligado y no queda para nada artificial ni artificioso, salvo tal vez algún fragmento de la investigación policial en la que el detective encargado del caso ejerce a veces de voyeur, del mismo modo que hacemos nosotros como espectadores.
El thriller como reflexión sobre los diferentes niveles del deseo
Pero lo importante en la película no es el thriller, sino, que, como comentaba anteriormente, lo que nos quiere mostrar el director francés es cómo el género masculino ejerce y pone en práctica el deseo. Para ello nos coloca a Frank, Michel y Henri como ejemplos de tres muestras de la búsqueda del amor y el sexo, de como sublima cada uno el deseo sexual. Frank, podríamos decir que tiene el ideal más «femenino». Es un hombre que, pese a tener sexo regularmente, lo usa como búsqueda de afecto y amor y su objetivo es el de establecer una relación de pareja formal, con citas románticas y una vida en común. Podría decirse que para Frank el sexo es una herramienta con la que conseguir amor. Por otro lado tenemos a Michel, que adopta un rol hedonista, que simplemente busca el sexo por el sexo, sin complicaciones, sin ataduras, sin obligaciones. Aparentemente sólo busca rollos, pero en cuanto su rollo prescinde de él y es abandonado, aparecen los celos. Unos celos que en teoría dice no tener. En cambio, Henri, es el hombre que ya ha trascendido el deseo sexual. Es el más mayor de los tres y tal vez sea con quién más se identifica el director, ya que en muchas partes de la película se establecen una serie de diálogos en las que Henri, a semejanza de un Buda o un gurú iluminado, muestra a Frank la posibilidad de encontrar el amor verdadero. Un amor no nacido del sexo sino del afecto, del respeto, la compañía y en el que sexo no está prácticamente presente sino es como muestra de ese amor. Es así este El Desconocido del Lago no un thriller, sino un drama romántico en el que el thriller es una excusa para contarnos otra cosa.
Una historia de amor trágico en la que el espacio también desempeña una parte importantísima en la película. Parece que Guiraudie se siente atraído por los No-lugares, los espacios alejados de todo, los espacios de tránsito, espacios donde las reglas no son las mismas que en los espacios delimitados. Es interesante esta exposición del lago, del bosque aledaño y del camino donde los hombres dejan el coche, como unos personajes más, como delimitadores de un contexto espacial alternativo en el que se permiten una serie de acciones, que si la película transcurriese en una ciudad, quedarían totalmente diluidas.
Interesantísima propuesta en la que tal vez lo que menos importa sea la parte de cine negro, en definitiva y con las suficientes narices y valentía de mostrar sexo explícito gay en estos momentos de mojigatería, sobre todo después de saber que su póster ha sido prohibido en algunas ciudades de Francia. ¿Qué podría haberse contado lo mismo sin sexo? Pues seguramente. ¿Qué agradecemos esa valentía por parte del director y de los actores? Pues también, lo que hace la propuesta, aún más interesante si cabe.
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