Los Wachowski vuelven a la carga con una desastrosa space-opera cuya pretensión por transgredir y contentar a todo el mundo dilapida una idea, a priori, interesante.
Los Wachowski: De crear tendencia a la necesidad de transgredir
Cuando los hermanos Wachowski estrenaron en 1996 el estimable neo-noir erótico que supuso su debut cinematográfico bajo el título de “Lazos ardientes”, muy pocos imaginaron que la pareja de cineastas, tres años después, sentarían cátedra convirtiéndose en paradigma de la ciencia ficción con esa joya de la ciencia ficción que fue, y sigue siendo, “The Matrix”. Quince años han pasado desde que Andy, y el que por aquél entonces era Larry —ahora Lana—, dejasen boquiabierto al público de medio mundo con su epopeya cyberpunk e influenciasen por igual a consumidores y realizadores con su arriesgada e innovadora visión de los efectos digitales, su diseño de vestuario, su banda sonora y, por qué no decirlo, el universo creado para la ocasión, que reunía una amalgama de elementos clásicos del género, un interesante trasfondo filosófico, y la esencia estética y conceptual de la animación japonesa.
Particularmente durante el primer lustro del siglo XXI —aunque hoy en día sigan existiendo obvias reminiscencias de la obra cumbre de los Wachowski entre sus filmes congéneres—, se antoja especialmente complicado encontrar largometrajes sci-fi en los que no se intente imitar el “tiempo bala” ideado por John Gaeta, o en los que los personajes no opten por un fondo de armario compuesto de abrigos de cuero negro, levitas y gafas de sol.
Por desgracia, los tiempos han cambiado, y con el estreno de “El destino de Júpiter”, los que entonces fueron alabados visionarios y creadores de tendencia, hoy se ven abocados a firmar uno más de entre las decenas blockbusters genéricos, sin espíritu, y tan vacuos en contenido como hinchados en envoltorio y parafernalia visual.
Cuando la pretensión empaña la narrativa
“El destino de Júpiter” parece concentrar en sus dos horas de metraje un ansia de sus directores por trascender y volver a transgredir y lo único que consiguen es relegar a un segundo término lo verdaderamente importante en una película: su narrativa. Donde el lisérgico viaje de colores, formas y montaje desquiciado que propusieron los Wachowski con su injustamente vapuleada “Speed Racer” resultaba ampliamente satisfactorio gracias a su autoconsciencia y a su arriesgada propuesta, la aventura espacial protagonizada por Mila Kunis y un especialmente apático Channing Tatum falla estrepitosamente tanto por sus ínfulas a la hora de intentar convertir una trama digna del más infame episodio de la televisiva “Flash Gordon” en la quintaesencia de la space opera contemporánea, y al pretender contentar a quinceañeros y fans sibaritas de la ciencia ficción por igual en el que es, sin duda, el mayor error de la película.
Es digno de alabanza el trabajo por construir un universo sólido y consistente en el que ambientar el filme que puede vislumbrarse en la producción. No obstante, poco importa esto si a la hora de llevar a la práctica la creación todo queda reducido a interminables y vagos diálogos que no sólo no explican más allá de lo superficial un statu-quo galáctico considerablemente complejo y rotundamente desaprovechado, sino que refuerzan la sensación de estar ante un guión a medio hacer, absurdo y en ocasiones vergonzante —terribles las obvias referencias a clásicos Disney— para centrar los esfuerzos en cubrir sus carencias con un apartado visual tan ostentoso como ineficaz, cuyos efectos visuales —supuesto estandarte de la cinta— están condenados a la obsolescencia antes de que finalice el año.
Se me antoja complicado extraer algún punto a favor del nuevo trabajo de Larry y Lana Wachowski teniendo en cuenta que, tratándose de una cinta de aventuras, mi cerebro me ha obligado a mirar la hora cuatro veces durante la proyección. Lamentablemente y, por mucho que le pese al fanático indiscutible de “The Matrix” que llevo dentro, “El destino de Júpiter” es un despropósito que hace del infame cierre de la saga protagonizada por Neo estrenado bajo el subtítulo “Revolutions” una buena película en comparación a este fallido cuento de hadas espacial.
Frases destacadas «El destino de Júpiter»
- Stinger: «You’re the perfect hunting machine: fearless, relentless. You’ve been searching for one thing your whole life… and she’s down there.»
- Caine: «It can be difficult for people from underdeveloped worlds to hear that their planet is not the only inhabited planet.»
- Balem: «I will harvest that planet tomorrow, before I let her take it from me.»
- Jupiter Jones: «Are those flying boots?»
- Jupiter Jones: «I’m not your damned mother!»
- Caine: «Your Majesty, I have more in common with a dog than I have with you.»
- Balem: «Some lives will always matter more than others…»
Quizas el error del escritor fue esperar de los Wachowski algo que no fuesen fuegos artificiales, yo por mi parte cuando vea esta película sólo esperaré de ella un largo de la parte futurista de «Cloud Atlas» y nunca un «matrix» que es algo que ni los Wachowski ni nadie repetirá nunca
Puedo asegurarte, Cotu, que no esperaba más que fuegos artificiales de primera categoría marca de la casa Wachowski que tanto me dio con ‘Speed Racer’. El problema es que ni la pirotecnia merece la pena. Ha sido una gran decepción personal.
Espero que la disfrutes mucho más de lo que lo he hecho yo (POR FAVOR). : )