Omar Sy se mete en la piel de un buscavidas para ganarse el favor del público e intentar reventar la taquilla. Otra cosa es que convenza al personal con esta comedia ligera.
Sin medicación no hay curación
Un joven corre por las calles de Marsella, se dirige al puerto buscando una salida. Allí ve un barco que busca un médico, Así el destino le abre una puerta para dejar atrás su pasado como estafador. A pesar de que Knock carece de conocimientos se atreve, y zarpa rumbo a una nueva como suboficial sanitario. Cinco años después, llega Knock a un puyeblo llamado Sant Maurice convertido en todo un doctor para revolucionar la atención médica.
Para ello aplica un nuevo método destinado a convencer a la gente de que un paciente sano es un enfermo que ignora serlo. Y para ello debe encontrar a cada uno la enfermedad real (o imaginaria) que sufre. Con lo que no cuenta es que su pasado puede llamar a su puerta en cualquier momento. Así da comienzo el nuevo largometraje de Omar Sy, al que el gran público conoce de sobra por taquillazos como “Intocable”, “Samba” o la franquicia “Jurassic World”. Dirige el filme Lorraine Lévy, actriz de teatro, guionista, directora de cine francesa a la que conocemos en nuestro país por esa formidable película que es “El hijo del otro”, que se adentraba de una manera muy curiosa en el conflicto palestino-israelí. En este caso, Lévy adapta la obra de teatro escrita en 1923 por Jules Romains.
Quiero curarme
La obra de Romains exploraba la expansión de la ideología nacionalsocialista en la Europa de entreguerras. De tal forma que nuestro héroe, Knock, usa la persuasión y la propaganda dejando a un lado la ciencia y la medicina para imponer su ley a la población sumisa y tiranizada de Saint- Maurice. De tal forma que podríamos decir que es una comedia un tanto barroca. La guionista por el contrario, lleva a 1950 a los personajes, concretamente tras las dos grandes contiendas, para ofrecernos un relato más positivista y luminoso. Este se centra en como el doctor llega al pueblo para revolucionarlo, jugando con la figura del extraño que acaba alterando la vida de todos los vecinos del idílico pueblo de St. Maurice. Nos intenta ofrecer una comedia más cristalina y lúdica, lejos de lecturas políticas o sociológicas. Knock es un tipo hábil, que sabe darle a todo el mundo lo que quiere. Omar Sy se mete de lleno en la piel de este estafador, sabe darle vida, en cierta medida tiene ciertos paralelismos con Driss, el personaje que interpretara a las órdenes de Olivier Nakache y Éric Toledano.
Lévy apuesta por una comercialidad sin concesiones, hurgando en los sentimientos del espectador sin la mejor contemplación. No sabe explotar las posibilidades cómicas de las figuras fundamentales de todo buen pueblo que se precie: el cura, el médico, el cartero y el farmacéutico. Apuesta por un humor muy infantil, digno del programa de «El hormiguero», es decir de caca, culo, pedo, pis, en el sentido más literal de la palabra. La única brizna de crítica social podría encontrarse en su defensa soterrada de la sanidad pública, pero es un mensaje cogido con pinzas. Es un producto bienintencionado y dirigido a la tercera edad. Es una comedia ligera, absolutamente intrascendente, y que el público joven la verá ciertamente estomagante y difícil de digerir.
Frases destacadas:
- Matón: “No deberías jugar a los dados si no sabes perder”
- Knock: “St. Maurice, aquí estoy.”
- Knock: “Un cliente habitual es un cliente leal.”
- Knock: “Tal vez debería dejar el regaliz.”
- Cura: “Están aquí más callados que en misa.”
La critica genial, la pelicula se nos hizo larga y en algunos momentos pesada, encima teníamos una pareja que no hacia mas que hablar (de sus cosas) y reírse, un poco infierno, la verdad. La cinta ni siquiera en los momentos dramáticos son un drama. Salvo la tarde el cine donde fuimos que me trajo un montón de recuerdos «ABC» . Recorrimos Colón hasta la Puerta del Mar y Navarro Reverter donde estaba TVE cuando vine a trabajar a Valencia paseo rico con muchos recuerdos para la tarde del domingo