La fascinante vida de Francesc Boix se traslada a la gran pantalla para narrarnos los estragos vividos en los campos de concentración nazis y las múltiples facetas del ser humano cuando se encuentra en una situación desesperada.
Dos años después de «Secuestro«, Mar Targarona se vuelve a poner tras las cámaras para narrar los capítulos más relevantes de la juventud de uno de esos héroes (casi) anónimos que jugaron un papel crucial en la Segunda Guerra Mundial, no para derrotar al enemigo, sino para conseguir que éste pagase las consecuencias. La película consigue trasladar fielmente los horrores que sus protagonistas vivieron en Mauthausen gracias a un reparto merecedor de todos los elogios posibles y un libreto que ha sabido tratar los hechos con respeto y sobriedad.
Con la ayuda de un grupo de prisioneros españoles que lideran la organización clandestina del campo de concentración de Mauthausen, Francesc Boix (Mario Casas), un preso que trabaja en el laboratorio fotográfico, arriesga su vida al planear la evasión de unos negativos que demostrarán al mundo las atrocidades cometidas por los nazis.
Españoles sin patria
Lejos de encontrarnos ante un melodrama que simplemente se limita a mostrar las atrocidades realizadas hace más de setenta años por una nación que perdió prácticamente toda su humanidad, «El fotógrafo de Mauthausen» cuenta con un componente de suspense que impregna gran parte de la cinta y que ayuda a que sigamos con interés el plan ejecutado por Boix y sus compañeros al más puro estilo Steve McQueen. No es la primera vez ni la única que vemos en la ficción a un grupo de prisioneros inocentes ingeniárselas para huir, pero el libreto sabe manejar los elementos que tiene entre manos para que el ritmo no decaiga y todo resulte lo suficientemente fresco e interesante. La credibilidad que transmiten los diálogos escritos por Roger Danès y Alfred Pérez Fargas son dignos de elogio, ya que no pretenden impostar tiempos pasados ni sonar excesivamente rimbombantes.
Pero estas líneas de guión no servirían de nada sin un reparto que supiera aprovecharlas. En este caso Mario Casas se corona con el que podría considerarse el mejor papel de su carrera, dando vida a un protagonista con el que resulta fácil empatizar a los pocos minutos de comenzar el metraje. Casas se rodea de un elenco muy equilibrado y con el que consigue transmitir una química ejemplar, como puede ser el caso de Alain Hernández o el jovencísimo Adrià Salazar, quien protagoniza una de las sub-tramas más importantes de la cinta. Richard van Weyden, quien da vida a Paul Ricken, uno de los antagonistas de la película, simboliza uno de los aspectos más turbios de los campos de exterminio: aquellos morbosos que, aunque nunca apretaron el gatillo, encontraban placer en el dolor ajeno. El actor alemán consigue transmitirnos una turbia sensación de incomodidad constante a pesar de tratar con respeto, e incluso con cierto cariño, al protagonista, con quien mantiene una especie de relación mentor-alumno.
Pequeños defectos en una gran historia
Desgraciadamente, la factura técnica de «El fotógrafo de Mauthausen» está algo coja si la comparamos con la de otras cintas de época recientes como «El banquero de la resistencia» (Joram Lürsen, 2018) o «El capitán» (Robert Schwentke, 2018), cuyas poderosas composiciones son de una belleza innegablemente superior. Aquí encontramos algún que otro decorado poco convincente y elementos de atrezzo o decisiones de post-producción que pueden sacar al espectador de la historia cuando menos se lo espera. Aun así, la película consigue suplir parte de esas carencias con un montaje y una planificación muy bien ejecutadas en los momentos de más suspense de la cinta. Quedarán para la memoria reciente del espectador momentos donde se muestra sin reparos la crueldad tanto de los nazis responsables de Mauthausen como de los simpatizantes con lo que allí ocurría.
Estamos ante un film que, aunque no se encuentre entre lo mejor del panorama nacional, resulta una apuesta segura para todo aquel que busque un biopic intenso y algo diferente a los demás, en parte por su toque castizo y por su valor a la hora de arrojar un poco de luz sobre aquellas historias anónimas de los llamados «rotspanier».
Frases destacadas de «El fotógrafo de Mauthausen»:
- Francesc Boix: «En Mauthausen todo está preparado para impresionarte.»
- Valbuena: «En unos días nos visitará uno de los jefazos.»
- Francesc Boix: «Tenemos las imágenes de nuestros compañeros asesinados. ¡Tenemos pruebas para incriminarles!»
Trailer de «El fotógrafo de Mauthausen»: