La última película de Robin Williams, como protagonista, cuenta con un reparto de lujo encabezado por Mila Kunis, Peter Dinklage y Melissa Leo.
Los que llevamos siguiendo la filmografía de Phil Alden Robinson sabemos de sobra antes de entrar en el cine que lo que vamos a ver siempre será un cuentecito protagonizado por una gran estrella, bien sea Robert Redford en el caso de “Los Fisgones” o Kevin Costner en “Campo de sueños”. Acudimos fielmente a cada nueva propuesta porque en el fondo nos gusta que de vez en cuando nos cuenten uno. En este caso el elegido es Robin Williams, arropado por la actriz Mila Kunis que ayuda a financiar esta una nueva versión de “Los noventa y dos minutos del Sr. Baum”, filme israelí dirigido por Assi Dayan. Para los cinéfilos esta puede ser una ocasión como otra cualquiera de despedirse del gran actor desaparecido el pasado verano. Una vez más nos demuestra su valía como actor dramático al componer a este personaje tan singular.
Esta tragicomedia nos cuenta la historia de Henry Altmann, un abogado que no es feliz desde que perdió a su hijo Peter. Henry elabora un duelo patológico y acaba apartándose de todos sus seres queridos, de su mujer y su otro hijo Tommy, para acabar refugiándose en el trabajo. El único que tolera sus rarezas es su hermano Aaron, con el que comparte el negocio familiar, un bufete de abogados. Este cuento arranca cuando Henry está en un semáforo y un taxi le golpea. Tras el accidente acude a su hospital donde le atiende la doctora Sharon Gill, que es la suplente de su médico habitual, el doctor Fielding. Ambos descubren que este no le ha comunicado que posee un aneurisma en el tronco cerebral. A partir de este momento, la vida en el iracundo Henry no irá más que a peor.
Saldando deudas
Puede que sea un gran testamento por parte de Williams. A lo largo de su carrera siempre ha encontrado papeles donde nos mostraba la fragilidad de la vida, lo corta que es. Esta no es la única vez que Williams ha encarado la muerte, para el recuerdo siempre nos quedará el largometraje “Más allá de los sueños” (Vincent Ward, 1998) donde daba vida al doctor Chris Nielsen que fallece en un accidente de coche y luchará por el amor a su esposa e hijos. También el profesor John Keating nos enseñó que debemos aprovechar cada minuto y cada día en la magnífica “El club de los poetas muertos” (Peter Weir, 1989) o la vitalista e irónica visión de “El mundo según Garp” (George Roy Hill, 1982).
En Estados Unidos tienen un dicho que dice: “Por cada minuto que pasas enfadado pierdes sesenta segundos de felicidad”. En esta sociedad loca cada vez es más difícil parar para pensar qué quiero de la vida, qué es lo verdaderamente importante. Probablemente la mayoría de las frustraciones vienen derivadas de no saber dar la respuesta correcta a estas dos simples preguntas. De lo que no cabe duda es que la vida es hermosa y siempre te acaba sorprendiendo. Tan sólo has de saber seguir tu camino porque nunca sabes cuándo te encontrarás con Joe Black.
Un par de preguntas complejas planean en el horizonte de este celuloide y son: ¿Te gustaría saber cuándo vas a morir? ¿Qué harías si supieras cuánto te queda? Eso se ha explorado en varias ocasiones en el séptimo arte. En la obra maestra “El séptimo sello” (Ingmar Bergman, 1957) el caballero cruzado luchará con todo su ingenio contra la muerte en una encarnizada partida de ajedrez para preservar su vida. Por su parte, John Gideon decidirá seguir creando, cantando y bailando incluso para ella en la maravillosa “Empieza el espectáculo: All that Jazz” (Bob Fosse, 1979). Otros lucharán por averiguar quién les mató como es el caso de Frank Bigelow en “Con las horas contadas” (Rudolph Maté, 1950) o a Dexter Cornell en el remake titulado “D.O.A.: Muerto al llegar” (Annabel Jankel y Rocky Morton, 1988). En el caso de “El hombre más enfadado de Brooklyn” Altmann que luchará por reconciliarse con las personas que quiere y que ha ido apartando de su vida poco a poco a lo largo de los años. Lo cierto es que todos tienen en común que acabarán exprimiendo cada segundo de sus vidas, viviendo al límite, porque tienen claro que no habrá un mañana.
Aprobado justo
La historia del Altmann es demasiado dulce para mí gusto. No ofrece la menor arista, no posee ninguna visión vitriólica o irónica de la sociedad o de las relaciones humanas. Es demasiado positivista frente a la realidad que suele ser más gris. Robinson no acierta en la forma de narrar todos los hechos. Al espectador puede que le cueste comulgar con lo contado en determinadas subtramas, como por ejemplo la “infidelidad” de la esposa y cómo se resuelve. Como espectador ha sido inevitable sentir un poco de congoja en la secuencia del puente, máxime sabiendo como falleció Williams. Si comparamos esta aproximación al hecho de la muerte, hay que reconocer que son más acertados y redondos los mencionados anteriormente que el presente largometraje. El balance general es un aprobado justito. Es un filme que deja ver bien, posee líneas de guion muy logradas y momentos realmente divertidos, sobre todo el protagonizado por el siempre excelente James Earl Jones. Se salva sobre todo por las grandes actuaciones de todo el reparto, donde Williams acierta de lleno en el tono a la hora de interpretar a este particular personaje y encuentra en Mila Kunis la compañera perfecta que le ayuda a crecerse.
Frases destacadas “El hombre más enfadado de Brooklyn”
- Henry Altmann: “Pobre princesita. Pobre de usted. ¡Perdóneme por morir!”
- Henry Altmann: “Aquí estoy, soy su mascota enferma y moribunda. ¡Dígale a su maldita mascota cuánto tiempo le queda!”
- Dr. Jordan Reed: “De eso no te culpo. Todos odiamos a nuestros pacientes”
- Tommy Altmann: “Lo que sé es que si no hago esto ahora, no lo haré nunca”
- Henry Altmann: “Hacerte el amor es mi forma de decirte que sé qué es lo importante”
- Aaron Altmann: “La única gente normal es la que uno no conoce muy bien”
- Henry Altmann: “¡La ira es mi derecho natural!”
- Henry Altmann: “Tienes razón, ambos estamos irrevocablemente jodidos”
- Henry Altmann: “He desperdiciado muchos días”
- Henry Altmann: “¿Puedes decirme la hora, por favor?”
- Sharon Gill: “Intentaría descubrir cómo ser feliz”
- Henry Altmann: “¿Puedes decirme la hora, por favor?”
- Henry Altmann: “En mi lápida dirá: ‘Henry Altmann, 1951 guion 2014’. Solo ahora supe que las fechas no son lo que importa, sino el guion”.
Una vez mas felicidades por la critica, me ha encantado. He sido y soy una fan (hasta que yo tambien me vaya) de Williams. Marcharse es un acto mas de la vida. Vienes, discurres por el devenir y te vas. Nunca he entendido porque hay quien tiene miedo. Creo que solo tienes que tener temor a sufrir, a no poder soportar el dolor. Pero si la transición es tranquila, pues adios… amigos.. Aunque no parece que la pelicula tenga mucha garra, pero solo por ver la última interpretación de ese actor tan grande como era Williams, merecerá la pena. Ya te contaré cuando la vea
En efecto, lo malo de la película es que no tiene mucha garra, pero disfrutar de Williams siempre es un placer.