Mar. Mar 19th, 2024

Quijotesco bullicio que reformula la obra literaria de Miguel de Cervantes donde Terry Gilliam se desquita del fatídico proyecto fallido de rodaje 18 años después

En sus títulos de crédito iniciales, el ex Monty Phyton Terry Gilliam parece tomarse la finalización de su proyecto a modo de humor. Resulta gratificante leer como una idea concebida hace 25 años se materializa por fin en forma de película. Por todos es recordado el fatídico rodaje de «El hombre que mató a Don Quijote» en el año 2000 gracias al documental «Lost in La Mancha» de Keith Fulton y Louis Pepe. En él se podía ver al director británico superado por las condiciones climatológicas, la irrupción de unos F16 en pleno desierto aragonés y la indisponibilidad del desaparecido Jean Rochefort para dar vida a Don Quijote. Es por eso que 18 años después, la expectación ante un filme tan esperado ha despertado el interés de todos, sobre todo el de aquellos que desean disfrutar de la excentricidad y de la locura narrativa de sus trabajos más reconocidos del siglo XX. Y en ese aspecto se puede afirmar que Gilliam no decepciona, su obra respira atrevimiento y juventud, riesgo y lucidez. Un divertimento que atrapa al espectador respetando la esencia misma de la novela en la que se sustenta.

Adaptar El Quijote

El Quijote de Miguel de Cervantes, supone en si mismo el paradigma de la novela moderna. Es por ello que es complejo a la hora de adaptar una obra puramente literaria al terreno cinematográfico, pues en el caso de reflejar únicamente su contenido en otro medio, se pierde inevitablemente parte del valor que lo hace único. Resulta interesante pues el modo en el que este cuatricentenario relato se puede enfocar desde el medio cinematográfico sin ceñirse al escrupuloso seguimiento de lo dictado por el manco de Lepanto en 1605. Un estimulante ejemplo de ello sería la inmensa «Honor de cavalleria» (2006), donde Albert Serra realiza un vaciado inspiradísimo reflejando únicamente los tiempos muertos y las escenas carentes de relevancia y acción que se saltan a modo de elipsis durante las páginas del libro. Desde una perspectiva muy distinta, sobre todo en su intención más comercial, se sitúa esta «El hombre que mató a Don Quijote», pues supone una reformulación moderna la cual invita a un espectáculo adiovisual que pese a su originalidad, respeta la esencia misma del contenido de las letras cervantinas.

Fotograma de la pelicula El hombre que mató a Don Quijote

La esencia Gilliam

El delirio y la locura que acompaña al sello del director tanto en su narrativa como en el poder evocador de sus saturadas imágenes, logran traspasar al medio fílmico las ensoñaciones nacidas de la frágil salud mental del protagonista original de El Quijote. Con tal fin, Gilliam elabora un guion original donde nos presenta a un director de cine el cual viaja a España para llevar a cabo una superproducción del libro. Un rodaje que se ve interrumpido por distintos contratiempos, una cita ingeniosa y divertida a la experiencia vivida por el cineasta en el 2000, por lo que el personaje principal acaba rememorando su pequeña película filmada diez años antes en un pueblo manchego cercano en su época de estudiante. Como Alonso Quijano con sus libros de caballerías, Toby, al que da vida un entregadísimo Adam Driver, acaba sumergido en un espacio exótico que transforma La Mancha en una almagama irracional de aventuras que beben directamente de su experiencia pasada y futura en el mundo del cine. Es por ello que la narración se antoja atolondrada, por momentos frenética, siempre siguiendo la coherencia del maltrecho viaje psicológico de su personaje y de la simbiosis que existe entre Alonso Quijano, Javier, el zapatero que interpretó a El Quijote en la película de estudiante de Toby, y en la vida del propio Toby en la que sus ensoñaciones cinematográficas toman vida propia. Sirve además esta sobresaturación de aventuras como fuente con la que el propio cineasta hace gala de su humor negro denunciando el carácter medievalista de las religiones cristiniana e islámica, así como al maltrato de la mujer o el poder y el dinero como poseedor inequívoco de la dignidad de los demás seres humanos que giran a su alrededor.

Frases destacadas:

  • «La próxima vez Sancho, aségurate de que te escucho»
  • «Soy la mujer del jefe»
  • «Estuve aquí hace diez años rodando una pequeña película»

Tráiler de «El hombre que mató a Don Quijote»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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