El mejor Hong Sang-soo vuelve a traernos otra autoficción protagonizada por su musa Kim Min-hee y Gi Ju-bong como su alter ego.
La fama del cineasta coreano Hong Sang-soo en los últimos años se debe de igual medida a su magnífica filmografía como al escandalo de su divorcio propiciado por una aventura extraconyugal con la actriz Kim Min-hee, quien se ha convertido en su musa protagonizando la práctica totalidad de sus filmes desde 2015 con “Ahora sí, antes no”. Aquí no pretendemos hacer prensa rosa, pero ha sido el propio Sang-soo quien ha decidido reflexionar sobre su vida personal en su obra, por lo que estos conocimientos extracinematográficos son útiles para entender su cine en los últimos años. Además, semejante vorágine mediática no solo no ha impedido que el realizador surcoreano mantenga su ritmo de trabajo, sino que desde su divorcio en 2017 ha rodado 5 películas.
Sin embargo, esta producción en cadena y su vida personal no ha hecho mella en la calidad de sus películas como bien demuestra una de estas 5 cintas, “El hotel a orillas del río”. Como ya hiciera en “The day after” (2017) y en “En la playa sola de noche” (2017), Sang-soo vuelve a meditar sobre las consecuencias de las decisiones que ha tomado en su vida y como afecta a los que le rodean. En esta ocasión, su alter ego es un poeta (Gi Ju-bong) a las puertas de la muerte hospedado en un hotel donde queda con sus 2 hijos, a los que no ve desde hace tiempo. En otra habitación, Ah-reum (Kim Min-hee) llora el engaño de su pareja en el hombro de una amiga. Una nevada les retendrá en el hotel favoreciendo una situación ideal para la reflexión sobre la vida, la muerte, el amor y sus consecuencias.
La retroevolución reflexiva de Sang-soo
El estilo cinematográfico de Sang-soo es muy particular y solo pequeñas (a veces imperceptibles) variaciones diferencian sus filmes. También sus estructuras narrativas, dividir la película en 2 historias (o más) que avanzan en paralelo y los temas que tratan son constantes en un cine que milagrosamente no se hace repetitivo, sino que conforman un todo que evoluciona constantemente y se retroalimenta. Un cine minimalista y contemplativo con largos planos, pocos espacios, poco movimiento y sustentado en eternos diálogos aparentemente intranscendentes que ayudan a componer unos personajes muy interesantes y que abren el debate sobre ideas tan universales y vitales como el amor, la vida o el perdón. “El hotel a orillas del río” no se sale de esta línea pero, como decíamos, tiene 2 o 3 ligeros cambios estilísticos que hacen de ella un filme autoral y personal, pero innovador y disfrutable. Como si a una receta perfecta le cambiaras algo. Ansías probar el resultado. Y, como es habitual con Sang-soo, ese cambio gusta y lo hace avanzar un paso más hacia la perfección cinematográfica.
Rodada en un blanco y negro suave y luminoso como si fuesen fotos de nuestros antepasados, el coreano nos cuenta dos historias ya pasadas, dos protagonistas que son la consecuencia de sus vivencias y cuyas decisiones influyen irremediablemente en los demás. Con el poeta, el realizador reflexiona (a veces de forma descaradamente directa) sobre su papel como marido y como padre y sobre la redención. Por otro lado, con el personaje de Min-hee imagina los efectos de su vida extramatrimonial en su esposa y sobre el perdón. Y sobre estos dos ejes centrales, Sang-soo se pasea por los recovecos del alma empleando a los personajes secundarios. Un paseo errático por vidas llenas de fallos que el realizador plasma exquisitamente a través de movimientos de cámara ligeramente torpes, como si de una cinta amateur se tratase (aunque nada más lejos de la realidad). La frialdad con la que ven sus decisiones pasadas cobra vida en forma de la nevada que los retiene en un hotel en el que ya no existe evolución posible en los personajes que el realizador nos plantea, solo un viaje a su pasado donde la nostalgia y la humanidad enciende esa tenue luz que les calienta. Una nostalgia que les impulsa a contemplar como las decisiones a lo largo de sus vidas les han llevado a donde están. Como volver a ver las fotos viejas de nuestros antepasados.
“El hotel a orillas del río”, como todo el cine de su autor, es para sentarse y saborearlo. Embobarse con las postales que nos retrata y buscar que nos intenta transmitir a través de los diálogos falsamente vacuos y los pequeños detalles que inundan la cinta.
Frases destacadas:
Ah-reum: “Las urracas están construyendo un nido. Es impresionante con el frio que hace.”
Byeong-soo: “En nuestra familia nadie se parece a nadie.”
Ah-reum: “Creo que pensaba demasiado. Por eso su corazón se enfrió.”
Kyung-soo: “No sale con mujeres, o sale pero no por amor.”
Kyung-soo: “No te insulta, pero cada día dice que eres un mierda.”