Mar. Mar 19th, 2024

La ópera prima de Emiliano Torres nos adentra en la crudeza moral y física de la Patagonia argentina

El cine de autor argentino actual, ya desde la irrupción de «La libertad» de Lisandro Alonso en 2001 o cintas como «Historias mínimas» de Carlos Sorín en 2002, ha encontrado en la exploración de la inhóspita Patagonia rural un lugar donde enfocar su búsqueda de la complejidad de las relaciones humanas. Películas más actuales como «La helada negra» (2016) de Maximiliano Schonfeld ya se tornan aun más contemplativas mientras nos dejan entrever la dualidad entre el poder y la mano de obra en la vida rural de estos parajes. «El invierno» parece querer seguir esa estela, deteniéndose en la dureza del entorno pero sobre todo en cómo éste afecta a las relaciones laborales y sobre todo humanas que allí se fraguan. Estamos pues ante un filme crudo, de semblante violento. En sus inicios observamos como los patrones y el capataz, los tres mayores y de piel blanca, explotan sin escrúpulos a los nuevos trabajadores de la estancia, todos jóvenes y de tez oscura. 12 horas de jornada laboral y dormir en un colchón traído por ellos en un establo parece ser la vida que de mala gana les ofrecen tener allí. Nos encontramos en estos primeros compases con una dirección obvia que intenta contrastar a los dos personajes sobre los que girará el filme, el capataz, y el joven que deberá sustituirlo. Los primeros planos de los gestos faciales y los conflictos con los otros trabajadores serán orquestados para justificar la visibilización del protagonista así como se mostrará sin tapujos ni decoro la decadencia física y sobre todo moral del hombre maduro.

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La odisea individual

Tras finalizar esta presentación repleta de subrayados, el filme se divide en dos historias, la caída del viejo, seguida desde su incapacidad por expresar sus propios sentimientos y mostrado a partir de su interacción con los demás, y el fuerte empoderamiento que experimenta el joven, quien empieza a asumir responsabilidades y a lidiar con las problemáticas que nacen de factores externos pero también de su actitud a escondidas de los patrones. Es entonces cuando la película se pierde en su esencia contemplativa, queriendo explorar la evolución psicológica de degradación moral de los personajes valiéndose de distintos planos del duro entorno. Intenta originar una simbiosis entre la fisicidad patagónica más dura del lugar con las emociones de los protagonistas. Todo ello para conducirlo hacia un epílogo que si bien es del todo previsible, acaba por dotar de sentido a la esencia misma del filme, dejándonos quizás las secuencias más interesantes de una cinta cuyo inicio y desarollo encuentran el tedio en su búsqueda algo infructuosa de hallar cierta profundidad.

Frases destacadas de «El invierno»

  • «Aquí falta una parte, no me dijiste nada»
  • «Vos trajiste a tu familia a la estancia, tampoco me dijiste nada»
  • «El nuevo se mete en peleas»

Tráiler de «El invierno»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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