Mar. Mar 19th, 2024

Con motivo del 25º aniversario de su estreno, vuelve a las salas la obra culmen del realizador argentino Eliseo Subiela restaurada en 4K.

Con el objetivo de conservar la historia cinematográfica argentina, la asociación de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC) lanzó el “Plan Preservar”, consistente en la restauración en formato digital 4K de 52 filmes. Entre ellas se encuentran 3 películas de uno de los máximos exponentes del cine argentino, Eliseo Subiela, que falleció el pasado 25 de diciembre de 2016 a los 71 años. Estas 3 obras dirigidas consecutivamente son: “Hombre mirando al sudeste” (1986), que le dio a conocer y que fue considerada como su ópera prima aunque no lo fuese; “Últimas imágenes del naufragio” (1989), obra que le consagró como director; y “El lado oscuro del corazón” (1992), su obra culmen por la que será recordado y de la cual hizo una secuela en 2001. Con motivo del 25º aniversario del estreno de su mejor film, a este lado del charco podremos volver a disfrutarla restaurada y en pantalla grande a partir de este viernes.

Un magnífico Darío Grandinetti interpreta a Oliverio, un poeta que sobrevive a duras penas con el dinero que consigue prostituyendo su arte en el campo de la publicidad, obsesionado por encontrar a la mujer de sus sueños, la que sepa volar. Mientras, pasa la vida fornicando con cualquier mujer que se encuentre y disfrutando de la compañía de 2 amigos, un escultor provocador y un profesor de literatura canadiense. Una noche conoce a Ana (Sandra Ballesteros), una prostituta de la que se enamora. Por fin ha encontrado su media naranja.

Más carnal que sentimental

“El lado oscuro del corazón” destaca tanto por lo poético de sus diálogos como por la brillantez de la puesta en escena y su fotografía, sobre todo tras su restauración en 4K que potencia los colores, sabia y meticulosamente empleados por el realizador. Sin embargo, adolece de un trasfondo existencialista al que aspira, pero que se pierde entre tanta palabrería, la constante aflicción vacía de Oliveiro, sexo duro y esculturas de penes y vaginas gigantes. Es por ello que se confunde si Subiela está venerando la búsqueda del sentido de la vida como recurso artístico o si bien se mofa de ella negando todo aquello que no sea puramente material y carnal. Mientras su discurso narrativo nos lleva por un camino, la dialéctica cinematográfica propuesta nos imprime todo lo contrario. Una dicotomía dentro de la película difícil de vislumbrar y que, desafortunadamente, deja una sensación de personajes de cartón piedra, con motivaciones impostadas pero completamente vacíos en su interior.

Para aumentar la dificultad de la propuesta, Subiela viste su obra con un fino velo surrealista. Mujeres volando, camas con trampillas, la muerte hecha mujer y montajes que unen conversaciones espacialmente imposibles son pequeñas pinceladas que aísla esta obra del montón, para darle un carácter propio. Los diálogos en verso completamente antinaturales si los sacas del contexto del cine victoriano quedan lógicos dentro de los códigos que Subiela nos plantea y deja momentos mordaces para la posteridad. Incluso otros “poetas” de nuestros tiempos han hecho uso de ellos, como en el tema Pura droga sin cortar de Violadores del Verso. Para aquellos que huyan sistemáticamente de todo lo poco convencional, he de decir que no estamos frente a un Quentin Depieux o Iván Zulueta, sino a un surrealismo mucho más suave y exclusivamente formal que no hace más que despertar el interés por el film y enriquecerlo.

La poesía como estructura cinematográfica

Sin lugar a duda, el mayor riesgo que toma Subiela en la película no es ni el toque surrealista ni la confusión en el mensaje, sino la estructura narrativa que emplea. Queriendo asemejarla lo máximo posible a una obra poética, el realizador decide dividir la cinta en estrofas manteniendo la métrica. Aunque logra conseguirlo al menos en la primera hora de película, la búsqueda de la asonancia se torna forzosa hasta desistir para poder meter con calzador un final brusco, efectista y nada medido. De todas formas, aunque es de aplaudir la pericia, no hace más que dejar patente que la estructura de la poesía no puede funcionar en un largometraje. Mientras que una estrofa se lee en escasos segundos, esa misma unidad en cine se traduce en varios minutos y, en un medio donde la evolución de la acción es tremendamente necesaria, esta estructura reiterativa se vuelve virtualmente incompatible.

Por lo demás, es una historia muy sencilla de hombre melancólico y existencialista que vaga sin rumbo en la vida con la obsesión de buscar a la mujer de su vida que le de sentido a si vida para finalmente descubrir que la vida no tiene sentido. Partiendo de tan manida premisa Subiela se atreve a proponernos algo diferente dando como resultado una obra irregular pero deliciosa y tremendamente disfrutable en su imperfección.

Frases destacadas:

  • Oliveiro: “Mi importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo. Un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco, o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportar una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias. Pero eso sí, y en esto soy irreductible, no les perdono bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar pierden el tiempo conmigo.”
  • Muerte: “Un poeta hablando como un camionero, ¿o será que estás creciendo?”
  • Muerte: “¿Qué oficio es ser poeta? ¿Dónde dice aquí: “se busca poeta, buena remuneración”?”
  • Ana: “Nunca veas una puta con luz de día. Es como mirar una película don la luz encendida.”

Tráiler de “El lado oscuro del corazón”:

Por Pablo Lujan

Doctor en Biología Celular por la Universidad de Heidelberg. Compagino la ciencia con mi otra gran pasión: el Cine.

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