Llega a los cines el mejor cine negro de autor. Fernando Coimbra retrata la falta de ética de los habitantes de Río de Janeiro a través de su revenge movie.
Un triángulo amoroso peligroso
Clarinha, una niña de seis años, desaparece de la escuela a plena luz del día. La policía interroga a sus progenitores y la profesora en busca de respuestas para hallar el paradero de la criatura. Las versiones de Sylvia (Fabiula Nascimiento) y su marido Bernardo (Milheim Cortaz) dejan de coincidir en cuanto aparece el tercer sospechoso: la amante de Bernardo. Desde el momento en que Rosa (Leandra Leal) es detenida declara su culpabilidad, sin embargo ralentiza la investigación con su aportación de pistas contradictorias, haciendo que el espectador se pierda en medio del puntiagudo triángulo amoroso. Rosa no quiere revelar la verdad porque sería demasiado dolorosa para todos.
Historia de una vendetta
El romance adúltero entre Bernardo y Rosa se exhibe a través la cooperación de la amante en el interrogatorio. Fernando Coimbra aprovecha esos nuevos descubrimientos para añadir infinitas elipsis que ilustran los alegatos de Rosa. En este sentido, “El lobo detrás de la puerta” se construye mediante una sucesión de laberínticos saltos temporales, cuya exposición no alberga ninguna lectura inteligible para desvelar el destino fatal de Clarinha. El cineasta brasileño opta por dicha incomprensión narrativa para manipular psicológicamente al espectador. Fernando Coimbra desengrana y retoca la desdichada vida de Rosa, para enfatizar ciertos episodios y conseguir la compasión del público. Sin esa retocada introducción al personaje de Rosa sería difícil entender los motivos que han llevado a la amante humillada a iniciar su despiadada vendetta contra su maltratador.
Decadencia moral al descubierto
La opera prima de Fernando Coimbra se alzó con el mejor premio en la categoría de Horizontes Latinos en la pasada edición del Festival de San Sebastián. Sin dejar a un lado el elaborado trabajo de guión y la magnífica interpretación de los actores, parte del mérito se ostenta en la puesta en escena. “El lobo detrás de la puerta” está filmada únicamente con la técnica del plano secuencia. La cámara de Fernando Coimbra realiza largos travellings, deslizándose por todo el escenario, con la intención de captar la violenta tensión que se oculta tanto en la relación conyugal como la extramatrimonial. El director deja al descubierto la decadencia moral de los habitantes de Río de Janeiro, a través de la búsqueda de la esencia maligna que se esconde en su interior.
Frases destacadas de “El lobo detrás de la puerta”:
– Sylvia: “¡Yo no tengo ninguna vecina llamada Sheila! ¿Quién se ha llevado a mi hija?”
– Profesora: “¡La niña fue corriendo a abrazarla! Es evidente que la conocía. ¿Cómo iba a saber que no era esa persona?”.
– Inspector: “En este país los violadores, las personas que agreden a ancianos, los que maltratan o los que abusan de los niños no inspiran lástima”.
– Betty: “Encantada de conocerte, Rosa. Yo soy Betty y quiero que hagas una cosa para mi.”
– Betty: “No le haré nada a la niña. Sólo quiero que esa puta se muera del susto y deje a mi marido en paz”
– Rosa: “No quiero que rompas tu matrimonio. Sólo quiero que nos sigamos viendo”.
– Rosa: “No sabía que era tan fácil comprar un arma”.
– Bernardo: “Estoy seguro de que Sylvia nunca me traicionaría”.
– Rosa: “No me gusta la mentira. No me importa ser tu amante, por ahora. Pero prométeme que nunca volverás a mentirme ni a dejarme”.
– Bernardo: “Parece que hoy se acabe el mundo”.
– Bernardo: “Prométeme que nunca jamás volverás a ver a mi mujer”.
– Sylvia: “Desde que empezamos a salir juntas he cambiado”.
– Inspector: “No necesita el perdón de nadie”.