Mar. Mar 19th, 2024

Russell Crowe nos quiere vender su ópera prima como una de David Lean pero no pasa de ofrecernos un melodrama que bordea el kitsch.

El Maestro de los clichés

«El Maestro del Agua» es el debut como director de la superestrella Russell Crowe. Y está claro que se ha documentado viendo películas de David Lean, Nicholas Ray, Peter Weir y Bertolucci. El problema es que las ha digerido mal y tenemos como resultado un melodrama de los «basados en hechos reales» que nos acompañan las somnolientas tardes de domingo en las sobremesas televisivas gracias a la programación de nuestras emisoras. Russell Crowe nos vende una grandilocuente historia lacrimógena, en la que él, un zahorí (dato que nos sirve para justificar mediante guión un deus exmachina de las dimensiones del desierto australiano de Victoria), sufre la desaparición de sus hijos en la cruenta batalla de Gallipoli en 1915 y la de su mujer, que no puede soportar tanta pena. Ante esta desesperación vital, Joshua Connor, que así se llama el personaje interpretado por el propio Crowe, inicia su viaje iniciático hacia la exótica Turquía con la intención de recuperar los cuerpos de sus hijos, darles cristiana sepultura; pero ay, amigo, ¿qué es lo que pasa en todos estos dramas pasionales? Pues que el amor, en forma de bella y esplendorosa turca, interpretado por Olga Kurylenko, se cruza en su camino; a la vez que el choque de culturas entre el simple granjero y la sofisticación de los restos decadentes del Imperio Otomano y sus gentes gallardas, honorables y con viril bigote, ejemplo claro del buen salvaje o buen exótico. Crowe, nos regala cliché, tras cliché, la típica historia ya vista, bordeando en ciertas ocasiones por culpa de la sobreutilización de recursos sobre explicativos y marcadamente lacrimógenos, el kitsch más grotesco.

El Maestro del Agua - crítica 1

Bordeando lo ridículo pretendiendo hacer lo sublime

Así es. Pese a lo repetitivo de la historia, esta es en sí interesante, por lo que de apelación a lo sentimental tiene. Pero en manos de Crowe navega más cerca de las olas de lo ridículo que de lo sublime, que es lo que en última instancia pretende Crowe. Subrayado de momentos dramáticos mediante cámaras lentas, primeros planos con zooms a velocidad reducida, pianos en arpegios que harían sonrojar a los compositores románticos y que acompañan los momentos más intensos, flashbacks que no sabemos si son visiones del profeta Joshua Connor o insertos para que nos quede claro lo que le ha pasado a los desafortunados soldados del ANZAC y veamos lo cruel y horrible que es la guerra. Un etalonado salvaje que apuesta por los colores pastel como si no hubiera tonos intermedios y que, parece, que nos quiere sumergir en un cuadro de Degas. Siempre estamos a un paso de acabar cayendo, sin redes ni tiradas de salvación, en las horripilantes aguas de lo kitsch, pero si bien Nicholas Ray no tenía miedo en entrar en él, abrazarlo, domarlo, hacerle el amor y lanzarle al espectador obras antológicas como «55 días en Pekín» o en «Los Dientes del Diablo»;  Crowe se cree David Lean y piensa que nos está dando su versión de Lawrence de Turquía. Y la película apunta buenas maneras, como por ejemplo lo apuntado en los supuestos poderes adivinatorios de Connor, que podría tener otro desarrollo mejor, más allá del mero recurso de guión para que la historia vaya y se acabe a conveniencia, o las interpretaciones del propio Crowe, o Ylmaz Erdogan y Cem Yilmaz, como acompañantes turcos de Crowe, al que, pese a su buena actuación, acaban comiéndose con patatas. Es, en definitiva la buena actuación de todos los personajes, incluída Olga Kurylenko, la que mantienen la película a flote y haciéndola sobrevivir manteniéndola en las mansas aguas de la mediocridad.

El Maestro del Agua - Crítica 2

Frases destacadas de «El maestro del agua»:

  • Joshua Connor: He cavado el hoyo, he hecho el ataúd, sólo le pido que diga unas palabras y pueda echarle tierra encima
  • Joshua Connor: Mi deber era proteger a mis hijos y les fallé
  • Ayshe: Si la muchacha le trae café dulce, eso quiere decir que están enamorados y vivirán una bonita historia.
  • Ayshe: Tienes una guía anticuada.
  • Mayor Hasan: Es el único padre que ha venido a buscarlos.

Por Jordi Copano

Estudié Audiovisuales e hice un Master en Estudios de Cine, algo que me sirvió para hacer name dropping de pelis cuando alguien menciona a Tarkovski. Descubrí, gracias a alguna experiencia en rodajes, que odio el Cine, pero amo las películas. Sobre todo las de Zucker, Abrams y Zucker.

Un comentario en ««El Maestro del Agua»: Bordeando el kitsch»

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