La nueva cinta de Icíar Bollaín nos deja una emotiva historia sobre el amor intergeneracional y la fuerza de voluntad
Alma
Pocas son las ficciones cuyo personaje principal posee un nombre que caracteriza de manera coherente con tanta intensidad como lo hace el de la joven protagonista de este filme. Alma es, ante todo, puro sentimiento, un ser humano profundamente emocional que sigue instintivamente sus impulsos aunque deba dejar de lado la razón en muchas más ocasiones de la que debería. Y sin embargo, pese a su terquedad, es sin duda alguna una persona ideada y construida bajo la constante del cine de Icíar Bollaín, es decir, consciente de sus errores, con una clara voluntad de desear desenvolverse y relacionarse de una forma más armoniosa con los demás y frustrada en la imposibilidad de variar su propia esencia. Y es importante abordar desde un inicio “El olivo” a través de esta joven rural de ideas nobles y abrupto carácter, a la que da vida una inmensa Anna Catillo, ya que será sobre su descarada fuerza que se elevará un filme cuyas medidas técnicas irán siempre inteligentemente acompañadas del desarrollo de su protagonista.
El olivo
El olivo al que da título la película se origina como una metáfora, un lazo de unión intergeneracional que dota de sentido a toda la aventura vivida durante el metraje. Dos mil años de historia y una herencia ininterrumpida durante siglos forjan la fuerza de un árbol marcado por su majestuosidad, monstruosidad y monumento emocional. Y a partir de unos acertados, sencillos, y evocadores flashbacks, nos adentraremos en la relación pasada entre una nieta de ocho años de edad y un abuelo amable, comprometido y cargado de amor hacia ella. Unos retazos impregnados de verosimilitud que bañan estos recuerdos de un preciosismo acorde a un uso agradable de la banda sonora directo a los sentidos del espectador. Es por ello que logra adentrarnos en la historia, cargarnos de empatía y sentir la imperiosa necesidad de una muchacha por emprender un largo viaje valiéndose de engaños y mentiras con tal de lograr un objetivo que entiende como prioritario y estrictamente necesario.
Alma, el olivo y los demás
“El olivo”, a partir de sus dos piezas que fundamentan el sustento del relato, erige una tela que engloba un seguido de actitudes que a medio camino entre la comedia y el drama, nos muestran las desavenencias y recelos que provoca la vida rural en unos tiempos marcados por la crisis económica, la corrupción institucional y la irresponsabilidad económica del último escalón del entramado laboral español. Las problemáticas amorosas, la rebelión contra los jefes y la reflexión sobre lo vacuo de las posesiones materiales se respiran dentro de un filme que nos invita a acercarnos al lado más instintivo de la vida. Sin embargo, si bien enfoca su punto de vista en la fuerza que emerge de los más puros e irracionales sentimientos, por los que se acaban moviendo sus protagonistas, incide reiteradamente en la irremediable consecución de la mentira.
Quizás este nuevo proyecto de Bollaín peque de incredulidad en algunos aspectos, lo estereotipado de las amistades de Alma, algunos comportamientos resignados de Rafa, las casualidades temporales que fuerzan el melodrama o una resolución en tierras alemanas ausente de consecuencias penales. Sin embargo, al igual que su joven protagonista, la pasión con la que se irradia la fuerza de lo narrado con su pensada construcción de personajes, al igual que el uso de la música capturando escenas poderosas, nos dejan una película arrebatadamente emocional que arrolla la sensibilidad de un público dispuesta a disfrutar de esta hermosa aventura.
Frases destacadas:
- Luis: “Aquí todos con el corazón en un puño. ¿Por qué tiene que hacernos sufrir? ¿Algo que decir? Ese silencio me lo conozco yo…”
- Abuelo: «Ese árbol es mi vida. Y vosotros queréis quitarme mi vida».
- Alma: “Rafa, ¿no me vas a pedir que salga esta noche contigo? Pídemelo, Rafa”.
- Alca: “Entonces las cosas funcionaban así. Lo hicimos por ti y por tus primos”.
- Alca: “En mi vida me he sentido tan insignificante”.
Tráiler de “El olivo”: