La producción británico-hindú, con director alemán y protagonista norteamericana nos demuestra que los batiburillos de ideas suelen ser sinónimo de mediocridad
Oda a la mediocridad
Quiero romper una lanza ante el trabajo del crítico de cine o de otros artefactos culturales cuando se encuentra ante obras que son una oda a la mediocridad. Hablar de buen cine y de buenas películas, así que de buenos libros o buenos discos es fácil, la motivación por hablar de la obra surge debido al entusiasmo con el que se recibe y por los valores que se pueden encontrar en ella y la necesidad de compartirla con el mundo y hacerles partícipes de aquello que te ha agradado tanto. Del mismo modo, pero a la inversa, sucede cuando la obra es nefasta, es más, a mí se me hace mucho más fácil como crítico, hablar de algo que no pasa el filtro de calidad y el motivo es justo el contrario al anterior, hacer que el público no pierda tiempo ni dinero en cosas que no le van a reportar ninguna clase de satisfacción (a no ser que encontremos otro tipo de valores que trasciendan los propios del formato de la obra y pasemos a revalidarla críticamente y adoptemos otro enfoque hacia ella, caso de los Cine Cutre, los Cine Basura o este tipo de reapropiaciones de lo objetivamente malo en una percepción que se transmuta en oda al subjetivismo como manera de disfrute). Lo jodido llega cuando tenemos que hablar de la mediocridad. Al estar en un punto medio, los valores positivos no son suficientes para que la obra te lleve al disfrute, pero los negativos tampoco empujan a defenestrar la obra en su totalidad.
El tópico como mecanismo
Ante esa tesitura me encuentro al abordar una película como «El Otro Lado de la Puerta» del alemán Johannes Roberts. La película, pese a plantear de inicio una breve reflexión sobre el ser forastero en tierra extraña y como es de complicado lidiar con una cultura totalmente ajena a la nuestra en la que los valores de referencia pertenecen en su totalidad a otro marco conceptual, apenas explora esa posibilidad y acaba usándola como anécdota para tener la justificación necesaria para que aparezca el elemento de terror. Sarah Wayne Callis, famosa por sus papeles televisivos en «Prison Break» o «The Walking Dead», es Maria, una madre que incapaz de superar la pérdida de su hijo en un trágico accidente cuando acababan de mudarse a la India, acudirá a la cultura local hindú (representada por la niñera que encarna al extranjero bueno) para encontrar un modo de ponerse en contacto con su hijo muerto para despedirse. El único consejo que le da la niñera es que no abra la puerta del templo donde se llevará a cabo el rito de comunicación. Y claro, ya sabemos que en el cine de terror, las advertencias están para no cumplirlas. A partir de este tópico, la película se empeña en seguir generando más y más clichés del cine de terror.
Un batiburrillo que se digiere mal y que no aporta nada
A medio camino entre Insidious (James Wan, 2010), El Final de la Escalera (Peter Medan, 1980) y cualquier película recientes de exorcismos, la cinta es un compendio de los sustos de las tres anteriores aunque de mucha menor intensidad, es más, si no fuera por el típico y sobado recurso de acompañar el susto con el CHAN, CHAN de la BSO a 250dB (que es lo que realmente te levanta del asiento y no ver un CGI o un señor disfrazado de algo parecido a Kayako) no podríamos ni tan siquiera considerar a la película como terror, si acaso suspense paranormal. Este recurso por lo obvio y lo genérico del propio de género, pese a que el contexto en el que se sitúa podría dar a una profundización mayor en el concepto del extranjero y lo extraño como generador de miedos, es lo que acaba metiendo a la película en una orgía de lo mediocre, que se queda a medio camino de todo y que no es capaz de plantear ninguna clase de suspense ni de miedo en toda la trama, que se diluye en un intento de impactar a base de recursos externos. Mención aparte para la a veces sobreactuada y a veces infraactuada interpretación de Sarah Wayne Callis, que demuestra que el cine le queda grande.
Frases Destacadas
- Maria: «La vida ya no tiene sentido»
- Piki: «Pase lo que pase no debe abrir la puerta»
- Lucy: «Mamá, ¿Oliver está en el cielo?
- Lucy: ·Creo que Oliver se esconde»
Trailer