Sylvester Stallone escribe y produce otro vehículo de lucimiento para el actor británico Jason Statham, con aromas a western pero la trama acaba siendo básica.
Las adaptaciones literarias a la gran pantalla siempre son un tema espinoso, porque de grandes novelas se han hecho largometrajes nefastos véase “La historia interminable” de Michael Ende, y de libros que se podrían quemar han surgido clásicos, como por ejemplo “Tiburón” de Peter Benchley. En “El protector” es el testosterónico actor Sylvester Stallone quien ha cogido la pluma y el folio en blanco para hacer lo propio con la obra de Chuck Logan titulada“Homefront”. Esta película bien podría haberla protagonizado Nicolas Cage. El papel de Phil Brocker lo ha interpretado con anterioridad en varias ocasiones, porque la historia de “Homefront” no deja de ser el típico argumento de un largometraje de acción que sabes de antemano el desenlace, porque la has visto cien veces. Si a este factor le sumamos la poca imaginación de Stallone para adaptar el libro, el resultado es un guión que posee un prólogo donde Statham se luce en una gran escena de acción y luce una peluca a lo Nicolas Cage. En ella veremos a Phil Broker, un policía infiltrado que acaba con una banda de traficantes de metanfetamina. En la redada muere el hijo del narcotraficante ‘Danny T’ Turrie, que obviamente acabará deseándole ver muerto.Tras los títulos de crédito, habrá pasado dos años y comenzará el primer acto donde Brocker ha dejado el cuerpo, se ha reintegrado en la sociedad y deja atrás la ciudad para irse a vivir a un pueblecito de Louisiana llamado Rayville con el deseo que el pasado caiga en el olvido.
Ahora es todo un cabeza de familia, que acude al colegio cuando le llaman porque su hija Maddy se ha metido en líos, todo por cruzarle la cara al niño abusón de turno. Así al espectador le queda claro que Phil ha enseñado a su hija a defenderse tan bien como haría él. Ambos viven solos porque su mujer ha muerto de una enfermedad grave. De paso, Stallone encuentra la justificación para adentrarnos en los bajos fondos de Rayville, porque la madre del bully es una drogadicta, hermana del malo del filme. En el segundo acto más dramático donde veremos a Phil luchar para que su pasado no le persiga y descubriremos que el sociópata de Gator Bodine es quien los lidera los bajos fondos, pero obviamente el pasado acabará llamando a su puerta. Y en el tercer acto Brocker acabará descubriendo los asuntos turbios de narcotraficante y este intentará acabar con la vida de este y su hija, obligándole a entrar en acción para defenderla. Así llegamos al pim, pam , pum… te rompe el codo, te abro la cabeza, un tiroteo a lo grande, y en un abrir y cerrar de ojos todo habrá acabado.
Los secundarios son lo mejor del filme
A pesar de haber partido de un pésimo guión, Gary Fleder pone toda su profesionalidad en marcha y hace lo que puede, por lo menos para intentar no aburrir al respetable. Pero, una vez más, lo malo es que le viene un poco grande el papel al actor de acción por antonomasia. Statham es un actor dotado para la acción y no para el dramatismo. No hay química entre este y la joven actriz, Izabela Vidovic, que da vida a Maddy. Los diálogos y las situaciones le pueden resultar al espectador un tanto artificiales durante el primer y segundo acto. Pero el guión rozará los límites del esperpento cuando Maddy se empeñe en liar a su padre con su profesora durante el nudo de la acción. Los únicos que salvan el pellejo son James Franco y Winona Ryder, que dan vida a los malos del filme. Inclusive podríamos atrevernos a decir que cuesta reconocer a la actriz californiana. Aunque los mejores, como en todas estas cintas son los secundarios, ahí brillan a pesar de que están desaprovechados tanto Pruitt Taylor Vince como Clancy Brown, que dan vida respectivamente al abogado de Danny T y al sheriff del pueblo, siempre es un placer verlos.
Stallone juega a reintepretar el western
Lo más irónico es que esta trama bien podría haber sido un western, y Fleder que es un realizador con tablas, en un intento de salvar el filme, busca en la raíces del género para darle un poco de enjundia al insípido y manido guión de Stallone, que no deja de ahondar en paradigma clásico antiguo hombre de la ley que decide dejar todo para tener a una vida más tranquila en un pueblo pequeño y descubre que no puede escapar de su pasado. De tal forma que el tercer acto puede que sea lo mejor del filme y es donde se luce el británico, le veremos repartir estopa hasta quedarse solo, incluso con las manos atadas. Es que no deja de ser una suerte de “Sólo ante el peligro” pero en su «O.K. Corral». Puede que Fleder no fuera el director ideal, puede que en manos de John Carpenter el resultado hubiera sido otro, porque ya nos demostro que sabe reinterpretar las claves del western en «Asalto en la comisaría del distrito 13«. Lo malo es que para llegar a ese momento nos hemos devorado una hora de metraje que puede resultar en algún momento hasta estomagante, como la escena del cumpleaños. Uno cuando paga y entra en la sala oscura para ver “El protector” sabe que va a ver una película con palos a granel incluso antes de los títulos de crédito, y en ese sentido no defrauda un instante. El problema es que no esperas que se pongan dramáticos, y uno empieza a temer que Statham se esté convirtiendo en una suerte de Nicolas Cage, pelucas incluidas todo sea dicho.
Frases destacadas de “El protector”:
- Gator Bodine: “Me llamo Gator Bodine. Espero no haberle hecho mucho daño, señor”.
- Phil Brocker: “No es malo tener un poco de miedo”.
- Psicóloga: “Aquí la gente dice cosas estúpidas”.
- Phil Brocker: “Lo que estés pensado, piénsatelo de nuevo”.
- Niña “La echo de menos tanto que me duele el estómago”.
- Gator Bodine: “Encantado de conocerte, agente Brocker”.
- Teedo: “Entonces tengo nuevas noticias para ti. La gente de aquí no olvida”.
- Cyrus: “¿Es un regalo? ¿Desde cuándo las putas dan regalos?”
- Cyrus: “Tienes cinco segundos antes de que esparza tu cráneo sobre la mesa y el piso”
- Lewis: “Caminas como un policía. Luchas como un policía, incluso hueles como un puto policía”.
- Phil Brocker: “Le contaré un cuento a mi hija, ese es el final de la historia”.