Nos llega otro remake realizado para el público estadounidense, aunque con grandes nombres en sus filas.
Un tema de critica habitual durante los años que llevamos en el siglo XXI es la práctica habitual de realizar remakes de casi cualquier producto que se preste a ello, ya sea un clásico antiguo o una película de éxito extranjera. Son muy pocos los casos en los salga un proyecto que tenga algo que aportar al material de base, y aún menos aquellos que tengan personalidad y calidad o incluso mejor que la original, ahí está como ejemplo aislado “Infiltrados” (Martin Scorsese, 2006). Un remake de la estupenda “El secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, 2009) no hacía presagiar nada bueno, al parecer claramente un intento rápido de aprovechar fácilmente una magnifica historia. Aunque la calidad de los nombres delante y detrás de la pantalla dejaba una puerta abierta a la posibilidad de encontrar algo decente.
Nada que añadir
Con Billy Ray, responsable de la estimable “El precio de la verdad” (2003) y guionista de la estupenda “Capitán Phillips” (2013), tras las cámaras y el guión, y un reparto de campanillas encabezado por Chiwetel Ejiofor, Nicole Kidman (sustituyendo a Gwineth Paltrow) y Julia Roberts, la historia en líneas generales es la misma, la investigación de un caso de asesinato que provoca una obsesión que dura varios años. Hay varios cambios sustanciales: la fusión de una serie de personajes en que dan lugar al de Roberts, con una relación directa entre su personaje y la víctima, un uso más pronunciado de los saltos temporales así como la reducción de tiempo entre presente y pasado… sin embargo, ninguno de estos cambios da la sensación de aportar algo y a pesar de ellos la sensación de refrito está siempre presente. El más interesante es el hecho de relacionar la historia con el ambiente post 11-S en Estados Unidos, algo que en última instancia tampoco parece del todo aprovechado.
En general, mientras la película de Campanella se construía sobre una narración detallada y con el ritmo necesario para darle entidad y empaque, esta se sostiene sobre unos pilares superficiales. Ninguna de sus imágenes consigue marcar, así como sus acontecimientos (que sepamos o adivinemos fácilmente que va a pasar no ayuda, obviamente). Un pilar importantísimo de la original, la subyacente historia de amor, aquí también se encuentra pero es una subtrama carente de la fuerza y la melancolía que trasmitía de la mano de Ricardo Darín y Soledad Villamil.
Lejos de lo deplorable
Dicho todo esto, no nos engañemos, esta “El secreto de una obsesión” (el titulo original es idéntico al de la película argentina, aquí los traductores han estado avispados para poder programarla los fines de semana en Antena 3) está realizada para todas aquellas personas, estadounidenses en su mayor parte, que no hayan visto la ganadora del Oscar a la mejor película extranjera. Vista de esa manera, la película puede resultar un thriller de sobremesa pasable, visualmente correcto sin ningún tipo de autoría, con una historia interesante pero que no llega a deja huella, y un trío protagonista que realiza una labor de lo más eficiente aunque difícil de apreciar en mayor medida en un producto de estas características. Una pena que otros grandes actores como Dean Norris o Alfred Molina se vean relegados a funcionales secundarios. También resulta interesante la banda sonora de Emilio Kauderer, que ya fue el co-compositor de la original.
Lo peor es sin duda su final, en líneas generales idéntico al original pero con un añadido y un tono narrativo que resulta moralmente molesto y criticable. Alejándose de la ambigüedad y la desolación provocada por los acontecimientos en la cinta de Campanella, aquí tenemos un intenta de amoldar el final a algo que haga sentir mejor al espectador, creando por el contrario una sensación incomoda y falsa.
Así pues, tenemos una película que quien no haya visto la original podrá encontrar medianamente interesante como simple pasatiempo, mientras que los demás no encontrarán ninguna excusa para perder el tiempo con este remake pudiendo volver a ver la genial película argentina. En este sentido recuerda a la también olvidable aunque no deficiente “Old Boy” (Spike Lee, 2013), aunque por lo menos Ray tiene la decencia de no copiar el impresionante plano secuencia.
Frases destacadas
- «Eso fue lo que hice.» «¿En un año?» «En los últimos trece.«
- «Puede renunciar a su trabajo, cambiar su nombre, deshacerse de su coche… aún así, le encontrare.»